Raúl Cuerva, Alberto Delestal, Samy Ennkhaili, José Rafael Ibáñez, Rodrigo Ibáñez, Marcos Martínez y Babacar Seck son los integrantes del equipo español de kumite masculino (una disciplina del karate) que se plantaron el pasado domingo en el Europeo en Croacia. Renunciaron a competir por el bronce porque, cuentan a este periódico, creían que era la única forma de que se les escuchara. “No podíamos más. Llevábamos aguantando insultos, amenazas y falta de respeto de forma constante en todo este ciclo olímpico”, confiesa por teléfono Marcos Martínez, ingeniero de 24 años.
“Nuestra dignidad, respeto e integridad personal es mucho más importante que cualquier medalla”, le hace eco Samy, nacido en Zaragoza de padres marroquíes. Denuncian insultos por parte del presidente, Antonio Moreno, e insultos racistas por parte del seleccionador, Ángel Arenas. Dicen que lo que se vio el domingo “es sólo la punta del iceberg” y que “no podían más” porque la situación era “intolerable”. Y saltó por los aires.
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Según relatan Marcos y Samy, el presidente reunió a todo el equipo masculino y femenino de kumite en el hall del hotel el sábado a las 22.30 y les espetó: “Subnormales, gilipollas, retrasados, tenéis medio cerebro. Sois unos mediocres, no confío en vosotros. Me da igual a quien elijan de vosotros siete para ir al pre-olímpico [sólo pueden ir tres] porque tengo claro que no vais a sacar la plaza, tengo cero confianza en vosotros. Da igual lo que pase mañana con la medalla porque no va a arreglar la mierda de campeonato que habéis hecho”.
Samy recuerda también haber escuchado al seleccionador dirigirse así a un compañero después de un combate en los días anteriores: “Has hecho una mierda de combate porque te has cagado en los pantalones y ten cojones a decirme que no es verdad”. La reunión se alargó hasta la una de la madrugada. “Cuando una compañera alertó al presidente de que era muy tarde y que al día siguiente teníamos combate por el bronce, contestó que le daba igual, que esa medalla le sudaba los cojones tanto si la ganábamos como si no”, denuncia Samy. “Más que una reunión fue un monólogo del presidente; no dejaba hablar a nadie, cortaba en cuanto alguien intentaba dar su opinión”, añade Marcos.
Este martes por la mañana se han reunido los siete en el Consejo Superior de Deportes con Albert Soler, el nuevo director general, y con Rosa Ortega, exdirectora de alta competición. Soler les ha indicado que la sanción por no haber salido a competir va a ser inminente. Se enfrentan a entre dos meses y dos años de suspensión según decida la comisión técnica de disciplina de la Federación de karate (RFEK) cuando se reúna y delibere. “Nosotros sabemos que lo hemos hecho mal, que no debemos dejar de competir porque competir es nuestra obligación. Y hemos pedido disculpas al CSD por eso. Pero, no nos vimos con otra opción, queríamos denunciarlo públicamente, queríamos que se nos escuchara”, dice Marcos.
Preguntado por si habían buscado algún tipo de ayuda antes, contesta: “el problema principal de pedir ayuda es que históricamente, movimientos parecidos de competidores, no habían tenido el efecto que ellos esperaban. Además, esta era una oportunidad única de clasificarse para los Juegos [el karate no estará en París 2024], nos aferrábamos a eso. Nos decíamos: ‘no pasa nada venga, quedan dos-tres campeonatos. Llegará el día que diremos que ha merecido la pena’… pero lo que ha pasado en este campeonato ya ha sido intolerable”, responde. Acudieron al Europeo con este lema: “peleamos por nosotros, para nadie más”.
“A Babacar y a mí, el seleccionador nos llamaba negro y moro”, dice Samy, que relata también amenazas a todo el grupo: “hasta que yo sea presidente no vais a volver a la selección. Me dan ganas de darte una hostia y ten cojones a devolvérmela si te atreves. Tú cállate que me tienes hasta los cojones”.
En la Federación, en cambio, inciden en que los integrantes de la selección la liaron de tal manera en Croacia que el hotel tuvo que llamar a la Policía. “Se cargaron una puerta de una habitación y llegó la policía. El miércoles Raúl Cuerva hizo un gesto muy feo a un rival belga [se llevó las manos a sus partes íntimas] y la Federación de su país envió una reclamación a la Europea apoyándose en las imágenes grabadas. La Europea nos avisó de que iba a descalificar a todo el equipo. El presidente lo peleó para que se sancionara solo a Raúl; para que el error de una persona no recayera sobre todo el equipo”, explica una portavoz autorizada de la RFEK. Y añade: “Y lo que les vino a decir el sábado por la noche, seguramente con alguna mala palabra, es que encima de los malos resultados, la estaban liando parda. La conversación fue muy dura”. Este periódico intentó ponerse en contacto con Antonio Moreno, que declinó hacer declaraciones. “No puedo contestar, así me lo ha recomendado el CSD”, expresó.
Sí ha querido dar su versión de los hechos Arenas, el seleccionador, también acusado por los integrantes del equipo de insultos y de insultos racistas. “Estoy jodido, me siento incómodo y traicionado porque a este equipo se les trató muy bien, llevamos muchos años tratándolos bien e intentando sacar lo mejor de ellos. Este campeonato no ha salido como tenía que haber salido y el comportamiento que han tenido no ha sido el que debería haber sido”, se defiende. Sobre los insultos racistas asegura: “No hubo en ningún momento. Se lo juro por mis hijos. Puedo ser cualquier cosa, mal entrenador, pero jamás seré ningún racista ni ningún machista. Porque no, porque tengo amigos de todas las razas, colores y religiones”.
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