Guerra total por la presidencia del Sevilla

Guerra total por la presidencia del Sevilla

El Sevilla celebra este jueves su Junta General de Accionistas con la máxima tensión posible y una guerra sin cuartel entre José Castro, actual presidente, y José María del Nido Benavente, que pretende recuperar a toda costa el sillón que perdió en 2013 cuando tuvo que dimitir al entrar en prisión por el caso Marbella.

Sin duda, la situación deportiva, con el equipo en descenso teniendo el cuarto mayor presupuesto de LaLiga, alienta la batalla junto a un nuevo balance negativo de las cuentas, 25 millones de euros de pérdidas (65 sumando los dos últimos ejercicios), pese a las ventas de Diego Carlos y Bryan Gil a la Premier.

Del Nido, máximo accionista a título individual, asegura tener los apoyos necesarios para recuperar el poder, aunque la judicialización de la representación de los más de 30.000 títulos que posee es el asunto clave. El ex presidente considera roto el pacto que firmaron los máximos accionistas por el que ninguno de ellos puede votar en sentido contrario al resto y advierte que no dejarle votar sería “incurrir en un delito societario” y Castro asegura que “se cumplirá la legalidad vigente”.

Para más añadir más morbo a la batalla por la presidencia está el enfrentamiento abierto entre Del Nido padre y Del Nido hijo, éste último actual vicepresidente y alineado junto a Castro y en contra del regreso de su progenitor, que cuenta encima con el apoyo del grupo americano 777 Partners, que controla un 8% de acciones y que aterrizó en la sociedad de la mano de los actuales gestores, presuntamente con la promesa de una venta del club detrás.

Un auténtico galimatías que se completa con acusaciones diarias por parte y parte y promesas en campaña, como la realizada por Del Nido, que asegura tener “apalabrado” un fichaje para incorporarlo a la plantilla “de forma inmediata”. Ante esto, Castro atacaba ayer mismo anunciando un fichaje en las próximas horas y otros dos en breve, mientras aterrizaba en Sevilla el francés Loïc Badé, propiedad del Rennes y que llega cedido tras fracasar en el Nottingham Forest.

El cruce de acusaciones es diario. Del Nido llama a Castro “mentiroso” y no deja de recordar que su gestión es “caótica” y que en el club reina “el desgobierno”, mientras el presidente lo llama “enfermo de ansia de poder y de dinero” y advierte que “no hay ninguna posibilidad de cambio en el consejo de administración. Los gritos no valen de nada. Valen los argumentos y el señor Del Nido grita más de la cuenta”. La guerra por el poder está servida mientras la afición asiste perpleja y ve al equipo desangrarse en la tabla clasificatoria.




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