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Haaland es trampa

Está en cuartos de final de la Champions League, pero no es ni mucho menos uno de los ocho mejores de Europa. No en la actualidad. Lejos del equipo osado que trataba de tú a tú a cualquiera hace un tiempo, este Borussia Dortmund no juega a nada. Independientemente del estilo de juego (no pretendo hablarles de eso), es más una especie de ‘outsider’ que un grande. Pero tiene a Haaland.

Ausente Jadon Sancho, que cuando está fino también es más que diferencial, el Dortmund confió anoche su suerte a Haaland. ¡Ojo! Con acierto, eh. Porque teniendo en cuenta el momento que atraviesa el noruego, jugártelo todo a esa carta no se antoja una mala opción. A los hechos me remito.

El Dortmund, como equipo, ni de lejos demostró ser uno de los ocho mejores de Europa

Digo momento, pero, atendiendo a que en la RAE se define dicho término como “porción de tiempo muy breve”, no es del todo correcto expresarse de esta forma. La broma de Haaland dura ya lo suficiente como para que la gracia del principio se haya vuelto incredulidad. Lo suyo no es normal y muchos empezamos a sostener que una eclosión como la del bueno de Erling no tiene precedentes en la superélite del fútbol. Porque aunque por razones obvias (en el Dortmund y noruego) no le haya alcanzado para acumular títulos con precocidad, no ha sido porque a nivel individual no haya hecho suficientes méritos.

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2 tiros, 2 goles

Sirva como ejemplo de su casi inexplicable determinación los registros que protagonizó en el duelo de anoche. Tocó el balón 41 veces, completando 13 de 24 pases, siendo con ello el que menos de entre todos los que formaron de inicio. Y tiró a puerta 2 veces, pero fueron suficientes para firmar el doblete que dejó al Sevilla a expensas de un milagro cuando necesitaba tres goles para forzar la prórroga con apenas media hora por jugarse. ‘Dicen que nunca se rinde’, y no lo hizo. Pero no bastó como para evitar la eliminación. No es consuelo para los hispalenses, pero jugar con Haaland en tu equipo es trampa.


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