Con la preocupante sombra de la detención en Rusia de Brittney Griner, una de las grandes figuras de la liga, la WNBA arranca este viernes una nueva temporada con la intención de aumentar su negocio y con la tarea pendiente de mejorar las condiciones de las jugadoras.
Doce equipos se verán las caras para ver quién es el heredero de las Chicago Sky, que se proclamaron campeonas en la temporada pasada al derrotar precisamente a las Phoenix Mercury de Griner.
La pívot fue arrestada en febrero en un aeropuerto ruso y fue acusada de llevar en su equipaje cartuchos con aceite de hachís para vapear, pero las autoridades estadounidenses aseguraron esta semana que Griner está detenida “injustamente”.
A la espera de ver cómo se soluciona su situación, la WNBA rendirá homenaje a Griner con las iniciales BG y su número (el 42) en todas las pistas durante un curso en el que la liga tiene frentes abiertos en los despachos y asuntos por resolver en su estrategia empresarial.
Pau Gasol, entre los nuevos inversores
“La recaudación de fondos más grande para una liga femenina de deportes”.
Así describió la WNBA en febrero la suma de 75 millones de dólares que la liga ha conseguido de un gran grupo de inversores, entre los que figura Pau Gasol, para “generar nuevos ingresos” y trabajar “en áreas prioritarias” de su negocio.
¿Cuáles son esas áreas?
“Elevación de la marca y del marketing; globalización de la WNBA; innovación, digital y crecimiento de los puntos de contacto de los clientes; y capital humano y optimización de operaciones como parte de un esfuerzo general para abordar algunos de los obstáculos de la liga para crecer y generar nuevos ingresos”, explicó la WNBA en un comunicado.
La comisaria de la liga, Cathy Engelbert, se mostró encantada de poder usar estos fondos para “capitalizar el actual impulso de los deportes femeninos”, algo que en EE.UU. se está viendo de forma muy clara en el ascenso del fútbol con la National Women’s Soccer League (NWSL)
En este sentido, las cifras televisivas respaldan ese interés creciente por la WNBA.
La cadena ESPN aseguró que la audiencia de la temporada regular en 2021 fue un 49 % superior a la del año anterior.
Además, el partido entre las Seattle Storm y las Chicago Sky del 15 de agosto de 2021 fue, con 755.000 espectadores en la cadena ABC, el más visto en la temporada regular de la WNBA desde 2012.
Más allá de la televisión en EE.UU., la WNBA firmó el año pasado un acuerdo con la plataforma Prime Video de Amazon para la retransmisión de 17 partidos por temporada a escala internacional (con la excepción de algunos países como China, España o Reino Unido).
Quejas por los salarios
No todo son sonrisas en la parte económica de la WNBA puesto que uno de los aspectos más criticados recientemente en la liga han sido los bajos salarios de las jugadoras, especialmente si se comparan con los de sus compañeros de la NBA.
Stephen Curry, de los Golden State Warriors, es el mejor pagado esta temporada 2021-2022 en la NBA con 45,78 millones de dólares de sueldo solo en este curso (fuera de eso quedan otros ingresos como patrocinios o inversiones donde estrellas como LeBron James ganan mucho más que dentro de la cancha).
En cambio, el salario máximo para las jugadoras de la WNBA, según el convenio de la liga, es de 228.094 dólares para este curso que empieza hoy.
Este dato explica por qué Liz Cambage, una de las grandes figuras de la WNBA, recurrió a la ironía en febrero cuando se dio a conocer que Becky Hammon, la nueva entrenadora de Las Vegas Aces, cobrará un millón de dólares por temporada.
“Ahhh, sí, la WNBA, donde una entrenadora puede cobrar cuatro veces más que el salario más alto de las jugadoras”, afirmó en Twitter.
“Y vosotros pensáis que voy a pasar otra temporada pagando de mi bolsillo para mejorar mi asiento en un vuelo que me lleve a un partido”, añadió.
La cuestión del transporte aéreo no es algo menor en la WNBA.
En un sorprendente contraste con la NBA, donde los vuelos privados son la norma en todos los conjuntos, la WNBA continúa usando vuelos comerciales en sus desplazamientos -pese a que son mucho más incómodos para las jugadoras por su altura- e impide en su convenio que se usen vuelos chárter (privados).
En este sentido, la WNBA impuso en marzo una polémica multa de medio millón de dólares a las New York Liberty por el uso de vuelos privados la pasada temporada por entender que eso les daba una ventaja competitiva.
Joe Tsai, copropietario de las Liberty y vicepresidente ejecutivo del gigante chino de comercio Alibaba, ha mostrado en diferentes ocasiones su intención de instaurar los vuelos privados en la WNBA y se ha ofrecido a buscar una solución colectiva que incluya también a los conjuntos con menos recursos.
“Llevar a tu equipo a un partido fuera de casa y traerlo de vuelta de forma cómoda, segura y a tiempo es una necesidad básica de negocio. Es lo correcto y lo que cada propietario debería hacer”, sostuvo en Twitter en julio del año pasado sin que por ahora la WNBA haya seguido su consejo.