¿Hacia dónde va el sistema de partidos? | Artículo

Rogelio Muñiz Toledo

“¿Cuán mínima puede ser la competencia de modo que siga siendo significativa? “: Giovanni Sartori *

 

El resultado de las elecciones federales y locales del año pasado, de las que emergió una fuerza política dominante en el escenario nacional, y la serie de acontecimientos y decisiones políticas que se sucederán en los próximos dos años podrían conducir a la sustitución del actual sistema de partidos de pluralismo limitado por uno no competitivo.

Para efectos de este análisis podemos apuntar cinco elementos del sistema político que podrían definir el sentido del cambio del sistema de partidos en México: los resultados de las elecciones federales y locales en el ciclo 2018-2021; los cambios en las dirigencias de los principales partidos y la redefinición de sus agendas política y legislativa a partir del segundo año de gobierno; la reforma político-electoral que el grupo mayoritario en el Congreso de la Unión quiere aprobar en el siguiente periodo ordinario de sesiones; el registro de nuevos partidos nacionales y locales en 2020, y la posible desaparición de otros en 2021, y la reelección de diputados federales y de funcionarios locales.

En las elecciones federales y locales de 2018 y 2019 Morena, un partido emergente hasta antes de julio del año pasado, ganó casi todo y se perfiló como un partido dominante. En las jornadas electorales del año pasado y de este Morena ganó la presidencia de la República, la mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión y en más de la mitad de la legislaturas de las entidades federativas, seis de las nueve gubernaturas en disputa y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y una cantidad muy importante de gobiernos municipales y alcaldías.

El PRI perdió el poder a nivel federal, se ubicó como una muy disminuida tercera fuerza política nacional y no logró ganar una sola gubernatura, aunque solo perdió dos de las catorce que tenía porque en los otros doce estados el gobierno local no estuvo en disputa. El PRD pasó de ser tercera fuerza nacional a un lejano quinto lugar y perdió tres gubernaturas y solo conserva una. El PAN mantuvo el segundo lugar pero perdió gran parte de su fuerza electoral y legislativa a nivel federal y local, ganó dos gubernaturas aunque solo perdió tres de las doce que tenía porque solo hubo elecciones para gobernador en cuatro de los estados que gobernaba; pero en las elecciones de 2019 obtuvo más votos que cualquier otro partido por sí mismo.

Para evaluar la persistencia del debilitamiento de la fuerza electoral del PAN y del PRI habrá que esperar el resultado de las elecciones de 2021. En esta elección estarán en juego la totalidad de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y catorce gubernaturas, ocho que tiene el PRI, tres del PAN, una del PRD, una de Morena y una de un gobernador sin partido.

Concluido el ciclo electoral 2018-2021 habrá más elementos para evaluar si Morena se consolida como un partido dominante y si el cambio en el sistema de partidos se orienta hacia un modelo de partido hegemónico o no. Para 2021 se habrán renovado veintiuna de las gubernaturas en poder del PRI, PAN y PRD hasta antes del 1 de julio de 2018; es decir, dos terceras partes del total de las entidades federativas. Se habrá elegido gobernador en diez de los catorce estados que tenía el PRI -solo faltarán tres de los cinco estados en los que el PRI no ha perdido el poder: Hidalgo, Coahuila y México, además de Oaxaca donde regresó en 2016- en siete de los doce que gobernaba el PAN y en los cuatro que tenía el PRD.

Los otros cuatro elementos que podrían definir el sentido del cambio del sistema de partidos tienen que ver con cambios en las dirigencias y en las agendas legislativa y política de los partidos, sobre todo en los de la oposición, y con modificaciones en la reglas de la competencia política y en el número de competidores.

Salvo algunas excepciones -destacadamente en la reforma constitucional para crear la Guardia Nacional- no parece que los partidos de oposición tengan una estrategia política definida para procesar las propuestas legislativas del gobierno ni una agenda alternativa a la de la mayoría, ya no digamos una propuesta de coalición parlamentaria con un proyecto alternativo de cambio político. Esto podría cambiar con la renovación de las dirigencias de los partidos. La posible redefinición de sus agendas políticas de cara a la elección intermedia podría influir en la intención del voto para 2021.

La reforma del Estado y electoral que ha planteado Morena en la Cámara de Diputados, que por los temas que incluye creo que cuando mucho llegará a una reforma político-electoral, podría tener un impacto en el sistema de partidos. De prosperar los cambios en el número de integrantes de las cámaras federales y en el sistema electoral, la reducción del financiamiento público a los partidos sin modificar la proporción entre los montos que se entregan en forma igualitaria y proporcional y sin replantear el tema del financiamiento privado, así como en otras reglas de la competencia política, la reforma necesariamente impactará en el sistema de partidos; sobre todo si no se plantea la pertinencia de que algunas de estas reformas se apliquen hasta la elección presidencial de 2024.

La existencia de nuevos partidos nacionales y locales a partir de 2020 -podrían ser al menos tres nacionales y un buen número locales-, la poca competitividad de algunos de los existentes y de los nuevos, así como los conflictos que podrían surgir al interior de los partidos al procesar la selección de sus candidatos bajo las reglas de la reelección legislativa federal y local y en el tercer orden de gobierno, podrían orientar el cambio del sistema de partidos hacia uno bipartidista o de pluralismo limitado con partidos poco competitivos.

Por lo pronto la buena noticia es que la posibilidad de que el cambio del sistema de partidos nos pudiera llevar a un retroceso en el proceso de democratización, con el regreso a un sistema de partido hegemónico, parece conjurarse gracias al carácter plural de la sociedad y a liderazgos locales y regionales que definen las orientaciones políticas de los electores incluso en contra de las decisiones de las dirigencias nacionales de los partidos, sobre todo en las elecciones estatales y municipales.

*Politólogo italiano. Especialista en partidos y sistemas de partidos

Rogelio Muñiz Toledo

Licenciado en derecho por la UNAM, donde recibió la Medalla Gabino Barreda al mérito universitario. Abogado y consultor en derecho constitucional y electoral. Socio de la empresa de consultoría Consultores en Gobierno y Asuntos Públicos, S.C. Ha sido asesor en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México; integrante de la comisión ejecutiva y secretario ejecutivo del Grupo redactor del proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México; asesor externo ad honorem del Jefe de Gobierno del Distrito Federal en materia de Reforma Política de la Ciudad de México; asesor en el Senado de la República, asesor del presidente de la Comisión de Fiscalización del IEDF e integrante del Servicio Profesional Electoral en el IFE.

*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.




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