El cuerpo de Clara, la pequeña de nueve años que el martes por la tarde cayó al pantano de San Juan, estaba en el fondo, a unos 180 metros del punto que su familia había señalado como el lugar de la caída. El equipo de búsqueda compuesto por Guardia Civil, Emergencias y Bomberos halló ayer por la mañana el cadáver de la niña, después de buscarla en el fondo y en la superficie del pantano durante seis días. Casi desde el principio, el dispositivo desplegado era consciente de que lo que buscaban era un cuerpo, “para dar tranquilidad” a la familia. Por el área en el que desapareció la niña, era casi imposible que hubiese sido capaz de alcanzar a nado alguna de las orillas.
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El capitán de la Guardia Civil Pedro Trigueros ha estado al frente del equipo de búsqueda y ayer compareció ante los medios muy afectado. El oficial detalló que fueron dos buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil los que hallaron el cadáver a 26 metros de profundidad en torno a las 11.40 horas. En las últimas horas se había intensificado la búsqueda en la superficie del pantano, ante la posibilidad de que la descomposición y la emisión de gases del cuerpo provocaran que emergiera. Desde el primer día, los buzos se sumergieron desde las nueve de la mañana hasta última hora de la tarde por turnos. Estos profesionales se ayudaron de dos sónar que cedió la familia de la pequeña para explorar el fondo ante la escasa visibilidad de las aguas. Estos dispositivos son capaces de estudiar el relieve subacuático.
Alivio y dolor
Un portavoz del cuerpo de bomberos, visiblemente abatido, aseguró que, con el hallazgo del cuerpo, “empieza a aliviarse este dolor de la familia” y destacó la coordinación de los cuerpos que han participado en el dispositivo. “Estamos aliviados, pero muy tristes”, añadió.
Mercedes Zarzalejos, alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias, municipio en el que se halla el pantano, quiso “poner en valor” el esfuerzo del dispositivo de búsqueda. “Es lo que cabía esperar y cuanto antes, mejor”, afirmó.
El rastro de la niña se perdió el martes sobre las seis y media de la tarde. Clara se encontraba junto con otros menores en una plataforma de madera de la embarcación, que manejaba su tía. La familia se disponía a regresar al embarcadero de Ciudad San Ramón, una exclusiva urbanización que cuenta con zona de amarres privada, ubicada en San Martín de Valdeiglesias, a una hora de la capital. En el trayecto de vuelta, Clara cayó al agua desde la plataforma y, en los segundos que pasaron entre que el resto de niños alertó y la tía quiso dar la vuelta a la lancha, la niña ya se había sumergido en las turbias aguas del pantano.
Precisamente, la escasa visibilidad y la falta de concreción del punto exacto en el que cayó la pequeña fueron los dos escollos que desde el primer momento dificultaron las tareas de búsqueda. A una profundidad de un metro y medio es casi imposible ver nada y la zona en la que se vio por última vez a Clara alcanza hasta los 15 o 20 metros de profundidad.
“Actitud ejemplar”
La familia de la pequeña siguió las labores de búsqueda desde la casa de San Ramón, acompañada desde el primer momento por psicólogos del Summa. Fuentes de Emergencias explicaban que desde el primer día afrontaron la situación “con entereza” y “conscientes” de lo sucedido. La alcaldesa del pueblo también destacó ayer la “actitud ejemplar” de los allegados de la niña.
No está claro si la pequeña simplemente se resbaló y se hundió por culpa de la estela que dejan tras de sí las lanchas, se mareó o se pudo dar un golpe en la caída. Será la autopsia la que arroje luz sobre estas circunstancias. En cualquier caso, para la Guardia Civil, que es la que se ha hecho cargo de las pesquisas, no ha existido otra hipótesis desde el principio que la de un “desafortunado incidente”, en palabras del jefe del dispositivo, el capitán Triguero. Un juez de Navalcarnero abrió diligencias tras recibir el atestado de la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil.
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