Símbolo artúrico, templo de reunión de los druidas, misterio arqueológico, Patrimonio de la Humanidad y lugar de peregrinación de miles de personas que cada año acuden a ver el espectacular amanecer en el solsticio de verano, el complejo funerario de Stonehenge sigue siendo un misterio que cada vez se revela más complejo.Arqueólogos británicos han descubierto una alineación de pozos prehistóricos, en forma de inmenso anillo externo, construida hace aproximadamente 4.500 años, cerca del monumento megalítico ubicado en el sur de Inglaterra, uno de los lugares más visitados por los turistas. El hallazgo abre nuevas vías de investigación sobre un conjunto arquitectónico que mantienen multitud de incógnitas. “El tamaño de los pozos y el circuito que forman rodeando el Muro de Durrington no tiene precedentes en Reino Unido”, señalan los investigadores. El muro no es tan conocido como el crómlech (el círculo de menhires clavados a la tierra). Apenas unos surcos indican la existencia de uno de los mayores asentamientos en Europa, hace casi 5.000 años.Unos trabajos de campo realizados por científicos de distintas universidades han permitido hallar un círculo de unos dos kilómetros con varios pozos de más de 10 metros de diámetro y cinco de profundidad a unos tres kilómetros de Stonehenge. En este proyecto han trabajado expertos de las universidades británicas de St Andrews, Birmingham, Warwick, Glasgow y Trinity Saint David de Gales. Las pruebas realizadas sobre el terreno sugieren que el anillo es neolítico y se estima que los 20 pozos que tiene pudieron servir como perímetro a una zona sagrada, según los arqueólogos. La mayoría de ellos habían permanecido ocultos, o simplemente se creyó que eran construcciones para labores de pastoreo. “Restos de sílex tallado y de huesos fueron recuperados en los sedimentos primarios y las pruebas de carbono 14 han mostrado rastros de origen neolítico en el limo más profundo de uno de los pozos”, han explicado los responsables del hallazgo en la página web Internet Archaeology, donde se ha dado a conocer la noticia.Los investigadores han resaltado el grado de exactitud con que los responsables de la construcción midieron la distancia desde la construcción de piedra central a los pozos, que trazan un círculo que indica ciertos conocimientos matemáticos y una intención de otorgar sacralidad al lugar.Para Nick Snashall, arqueóloga del National Trust (un organismo que preserva lugares históricos), el “asombroso descubrimiento” permite conocer más sobre la vida y las creencias de los antepasados neolíticos, según ha explicado a Reuters. “Los sensores remotos y un muestreo cuidadoso nos da una idea del pasado y muestra a una sociedad mucho más compleja de lo que nos hubiéramos imaginado”, señaló Richard Bates, de la Escuela de la Tierra y el Medioambiente de St. Andrews. ”Unas prácticas claramente sofisticadas demuestran que la gente estaba en consonancia con la naturaleza hasta un punto que apenas puede ser concebido en el mundo moderno”, añadió.Los arqueólogos han resaltado también que este hallazgo permite conocer un poco más sobre el paisaje que dominaba Stonehenge hace miles de años. Los expertos utilizaron una mezcla de trabajo arqueológico y labores detectivescas en un proceso que no necesitó excavaciones para llegar a este “extraordinario descubrimiento” y redactar “un nuevo capítulo en la historia del paisaje de Stonehenge”, añadió Snashall.Stonehenge es un monumento megalítico construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad de Bronce cerca de la localidad de Amesbury, en el condado de Wiltshire, y se estima que era utilizado como templo o centro de reunión. No es la primera vez que hay un hallazgo de grandes magnitudes en una zona continuamente inspeccionada. En 2014 se descubrió, a apenas tres kilómetros de Stonehenge y enterrado a un metro de profundidad, los restos de un inmenso monumento megalítico formado por 90 rocas de hasta 4,5 metros de altura, originalmente dispuestas en un semicírculo de un kilómetro y medio de circunferencia. El hallazgo, anunciado en el Festival Científico de Bradford, constituía en aquel momento “el mayor monumento de piedra jamás descubierto en Reino Unido y posiblemente en Europa”, según el arqueólogo Vince Gaffney, al frente de la investigación.
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