Hambre, estrés y rezago tecnológico acechan a la niñez mexicana durante la pandemia, según Unicef

En 2020, la pandemia también limitó el desarrollo integral de los niños: las escuelas cerraron y la educación a distancia dependía de sus recursos tecnológicos; corrieron el riesgo de pasar hambre y la violencia en el hogar se incrementó, según el informe Informe Anual de Unicef  México 2020: Un año de enormes desafíos para la niñez y adolescencia.

Asimismo, el reporte señala que el distanciamiento social y el confinamiento prolongado afectó su salud mental, provocando en ellos estrés y depresión. Además, la crisis económica redujo los ingresos familiares orillándolos, en algunos casos, a dejar sus estudios para trabajar.

“La pandemia, sin duda, ha puesto en riesgo los logros obtenidos en años anteriores que proveían a la niñez un futuro próspero; por lo cual, ahora estamos ante una generación que adolece cada momento que pasa y ve afectado negativamente su desarrollo”, dice Christian Skoog, representante de Unicef en México.

“La pandemia por Covid-19 ha puesto en riesgo una serie de logros clave obtenidos en México tras años de colaboración entre el gobierno, actores de la sociedad civil y organizaciones como Unicef, por lo que hacemos hoy un llamado al país para unir esfuerzos en favor de cada niña, niño y adolescente”, agrega Skoog.

 


 

La amenaza del hambre
Una de las afectaciones más graves por la pandemia fue en los ingresos familiares, lo que llevó a que 1 de cada 3 hogares con niños experimentase inseguridad alimentaria moderada o severa; es decir, carencia de alimentos o situación de hambre, señala el informe de la Unicef

Ante la emergencia, explica, Unicef, en colaboración con el Sistema Nacional DIF y aliados del sector privado, desarrolló la campaña Alimentos saludables para cada niño, para entregar alimentos o tarjetas para la adquisición de éstos a más de 37 mil familias en Baja California, Estado de México, Oaxaca, Quintana Roo y Tabasco, entidades que presentaban elevadas tasas de incidencia y mortalidad por Covid-19.

En cuanto al cierre de las escuelas, más de 25.4 millones de alumnos de educación básica se vieron obligados a continuar sus estudios a través del programa Aprende en casa.

Unicef colaboró con la Secretaría de Educación Pública en el fortalecimiento del programa y el diseño de un plan de recuperación de aprendizajes, y apoyó a nivel técnico y emocional a cerca de 35 mil docentes.

Asimismo, en preparación a la reapertura de las escuelas, Unicef desarrolló una plataforma digital para mapear el regreso a las aulas de las 233 mil 163 escuelas de educación básica del país, y la estrategia Salud en tus manos que alcanzará a 845 mil docentes y más de 20 millones de estudiantes cuando reabran las escuelas.

 

Confinamiento, estrés y violencia
Si en 2018 la encuesta ENSANUT, arrojó que la mitad de los 38.2 millones de niños, niñas y adolescentes de México habían experimentado disciplina violenta en su hogar, la situación se agravó con el aumento del estrés derivado de la situación que vivieron muchas familias durante el confinamiento.

De enero a junio, dice el informe, las llamadas al 911 por incidentes de violencia aumentaron en 45.8 por ciento en comparación con el mismo semestre de 2019.

Ante esa situación, Unicef contribuyó en el fortalecimiento de capacidades del personal del 911 y de la Procuraduría Federal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y las 31 procuradurías estatales.

Además, junto con el gobierno y el sector hotelero, estableció una red de alojamientos seguros para mujeres y sus hijos que sufrieron violencia durante la pandemia.

En cuanto al flujo migratorio, no se detuvo durante 2020, y 11 mil 514 menores, principalmente centroamericanos, fueron detectados por las autoridades migratorias en México, mientras que cerca de 12 mil 549 niños y adolescentes mexicanos fueron repatriados desde Estados Unidos.

Las oficinas del organismo en Tapachula y Tijuana continuaron brindando apoyo y capacitación a autoridades y profesionales en la primera línea de la protección de menores en situación de migración, y distribuyeron insumos de limpieza e higiene personal, termómetros digitales e información sobre prevención de contagios en albergues, lo que benefició a más de 7 mil personas.

Además, más de 3 mil niñas, niños y adolescentes recibieron apoyo psicoemocional mediante actividades físicas, recreativas y deportivas bajo una modalidad virtual.

 

Reimaginar el futuro
Durante la presentación del Informe Anual 2020, Unicef destacó los grandes desafíos en materia de derechos de la infancia y adolescencia frente a la pandemia por Covid-19, pero también las áreas de oportunidad para reimaginar el presente y el futuro de las niñas, niños y adolescentes en el país.

Para lograr que los niños crezcan saludables, educados, libres de pobreza, protegidos contra la violencia y con acceso a oportunidades, en igualdad de condiciones, Unicef inició en 2020 un programa de cooperación que establece las líneas de colaboración con el gobierno de México hasta 2025.

El programa busca contribuir a la conformación de una generación de niñas, niños y adolescentes que reciban atención integral desde sus primeros años de vida.

La oficina de Unicef en México está centrando su trabajo para los próximos seis años en cuatro áreas estratégicas: nutrición, educación, protección de la infancia y adolescencia, y protección social.

Sin embargo, señala, el primer año del nuevo programa de cooperación de Unicef se vio enmarcado por la pandemia de Covid-19.

“Al inicio de la pandemia, se pensaba que los niños y niñas se verían menos afectados que los adultos; no obstante, más allá de los efectos en su salud, el Covid-19 ha afectado, sigue afectando y afectará sus vidas muy seriamente”, señaló Christian Skoog.

“Ante la emergencia sanitaria, Unicef redobló sus esfuerzos para poder atender simultáneamente su labor regular y los retos en materia de derechos de la infancia generados por la pandemia”.


Entre sus primeras acciones, recuerda, estuvo la diseminación de mensajes de prevención del contagio al igual que materiales de apoyo a familias para ayudarlas a gestionar los retos del confinamiento, y la colaboración con el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, para desarrollar la encuesta ENCOVID-19 Infancia, que arrojó información clave sobre la situación en hogares mexicanos con niñas, niños y adolescentes.

“En 2021, Unicef conmemora su 75 aniversario, momento que nos invita a reflexionar sobre los retos persistentes en materia de derechos de la infancia y adolescencia a nivel mundial. México atraviesa un momento que requiere de soluciones creativas, y lo que hagamos o dejemos de hacer hoy definirá el futuro de toda una generación, por lo que invitamos a la sociedad mexicana a enfrentar los retos del presente como oportunidades para el futuro, reimaginando un país caracterizado por el pleno cumplimiento de los derechos de todo niño, niña y adolescente, y trabajando para hacerlo posible”, afirmó Skoog.

En 2020, señala el informe, Unicef México recibió un total de 305 millones 559 mil 633 pesos, de los cuales el 74 por ciento provino de la recaudación nacional, es decir, de las contribuciones de socios Unicef y donantes individuales, así como de empresas y fundaciones. El 26 por ciento restante, provino de la recaudación internacional (fondos de los Comités Nacionales de Unicef, oficinas en países desarrollados), donaciones de gobiernos extranjeros y fondos de la sede de Unicef).

Los recursos disponibles para el programa regular de trabajo de Unicef en México se destinaron principalmente a tres áreas: 31 por ciento, a la protección de la infancia y la adolescencia; 10 por ciento, a la promoción de una buena alimentación y nutrición, y 16 por ciento, a la implementación de acciones para garantizar el acceso a una educación de calidad.

Unicef destinó además 28 por ciento de sus recursos a responder a la emergencia sanitaria resultado del Covid-19 y a otras situaciones que afectaron a la niñez en el país.


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