El piloto con más victorias (94), más pole positions (97), más podios (162) más puntos, y desde este domingo, el hombre junto a Michael Schumacher que ha logrado más cetros mundiales. Lewis Hamilton se proclamó campeón del mundo de F1 por séptima vez en el GP de Turquía de F1, haciéndose todavía más grande, elevándose hasta el peldaño más alto del olimpo de los campeones con el alemán. Y además, lo hizo a lo grande, con una exhibición espectacular de pilotaje, temple, y gestión de todos los elementos en plena remontada. Espectacular. Increíble.
Lo de este domingo era un mero trámite. El trabajo estaba más que hecho gracias a su enorme superioridad ante un Bottas que no es ni será nunca rival suficiente para Lewis. Sus 9 victorias en las 13 carreras anteriores le hacían llegar al Istanbul Park con una ventaja casi insalvable. Le bastaba con no perder más de 7 puntos respecto a su compañero Valtteri para alzarse con el trofeo a falta de 3 carreras. Encima, su posición de salida y lo difícil que estaba la pista, podía hacer que cualquiera en su posición se lo tomara con calma. Pero no se crean que el inglés se iba a conformar. Lewis demostró de inicio a fin la agresividad, hambre y clase que tanto le diferencian de un Valtteri que es peor en todos los sentidos y que terminó doblado por su compañero.
Hamilton, ‘jaque mate’ en la salida a Bottas
En un asfalto tremendamente resbaladizo, al que se le sumó la lluvia antes del arranque, el de Stevenage podía haber optado por salir con calma. Pero si lo hubiera hecho, no se llamaría Lewis. Partía sexto en unas condiciones muy delicadas, pero lo hacía con un solo objetivo: ganar a lo grande. Muestra de ello fue su agresividad en una salida que fue la clave para la pelea por el título. Arrancó con todo y el destino quiso que su ímpetu fuera crucial para gritar a los cuatro vientos un ensordecedor ‘jaque mate’ a Bottas en la curva 1, al que incluso terminaría doblando en la vuelta 46.
¿Es Hamilton el mejor piloto de la historia de la F1?
El nórdico trompeó en la primera curva fruto de un efecto dominó que empezó precisamente el británico con un toque a Ricciardo por el interior. Las ganas de Lewis, uno de los muchos elementos en los que machaca a Bottas, fue la gota que colmó el vaso de un piloto nórdico que se encontró de buenas a primeras con sus pocas esperanzas aniquiladas. El ‘pupas’ Valtteri, un buen mayordomo pero nada más que eso, que incluso al final de la carrera le sirvió a Lewis como conejillo de Indias para hacerle parar y comprobar así el estado de los neumáticos intermedios, dato importante para saber si Lewis podía acabar la carrera a una parada.
Bottas es un perfil que a Mercedes le vale para seguir ganándolo todo y mantener contento a un Hamilton sin oposición. Fórmula perfecta para los de la estrella, aunque negativa para el espectador, que este domingo sí pudo ver emoción en la pelea por el triunfo debido a que las condiciones de la pista eran de todo menos normales.
Lo sucedido en la curva 1 y en toda la carrera no es más que el reflejo de lo descafeinada que es la lucha entre los dos mejores coches de la parrilla, un Hamilton agresivo, que nunca se da por vencido, que lucha siempre, pero que lo hace consciente de que si no pasa nada raro, va a ganar sin despeinarse.
Sufrimiento inicial para Lewis
Hamilton sufrió al inicio tras colocarse tercero, pasándose de frenada en varias curvas, yéndose largo. Se quejaba de que no le funcionaban los frenos porque no tenían temperatura. Bajaba de nuevo a la sexta plaza tras pasarse de largo en su intento de adelantar a Vettel por la cuarta posición. Pero no había motivos para ponerse nervioso. Bottas estaba muy lejos y a Lewis solo le quedaba que divertirse en mojado, la superficie preferida del ídolo que tenía colgado en un póster en la pared de su habitación, cuando soñaba con ser lo que es hoy día.
Senna fue su inspiración, y qué mejor manera que honrarle con una exhibición en lluvia. El inicio de la cita no parecía el mejor para que Hamilton pudiera brillar como lo hacía en agua el brasileño. Pero el británico gestionó la carrera a la perfección y consiguió un triunfo espectacular.
Hamilton, una gestión espectacular
El de Stevenage solo tenía que esperar, como lo hace un depredador antes de dar caza a su presa. Gestionó a la perfección sus gomas y con un ritmo constante en una pista difícil, tras su primera parada llegaría el momento de atacar.
Aprovechó un trompo de Verstappen y de Albon para ganar dos posiciones. Ya era tercero. Stroll, que había liderado la carrera desde entonces, tiró por la borda cualquier opción con una parada horrenda de Racing Point y un mal ritmo con su segundo neumático intermedio. Y en pista, Hamilton superaba a Pérez, que tampoco había parado. A partir de ahí, llegó el momento del ‘Hummer Time’, la guinda a un pastel tremendamente dulce para el campeón.
Lewis tenía una parada menos que Verstappen, pero el neerlandés, que podía haber ganado, tiró sus opciones con una mala salida, un trompo y dos malos ‘pit stops’. El peligro de Hamilton estaba en Leclerc y Vettel, que venían en la tercera y cuarta posición a buen ritmo con la segunda parada ya hecha. Lewis trataba de gestionar su ventaja con el monegasco y el alemán, por delante de un Pérez que era segundo, sin opciones de darle caza al haber hecho solo una sola parada. Y finalmente, se sacó un conejo de la chistera: la gran gestión de neumáticos que realizó durante todo el Gran Premio le permitía ganar con una sola parada, con una goma con 53 giros.
Genio. Como siempre, Lewis marca la diferencia en detalles como estos, en su lectura de la carrera, lo mucho que cuida las gomas. Solo las posibilidades de lluvia en los instantes finales podían complicarle las cosas. Pero la nube negra aguantó en lo más alto del cielo de Istanbul. No quería perderse el momento en que Hamilton sumaba su séptimo título tras una carrera increíble.
Lleva el mejor coche, sí. No tiene oposición, es cierto. Pero con el recital que hizo hoy de gestión de neumáticos a la vez que imprimía un gran ritmo en una pista tan delicada, volvió a demostrar que es uno de los mejores pilotos de la historia, sin duda. Exhibición que vale un título. Uno más, y no parece que vaya a ser el último.
Pérez y Vettel, podio; Sainz, quinto
‘Checo’ Pérez demostró su gran calidad replicando la estrategia a una parada de Lewis Hamilton, lo que le valió una meritoria segunda plaza. A punto estuvo de perder esa posición ante los dos Ferrari. Leclerc intentó pasarle en los últimos giros, Pérez pudo devolverle el adelantamiento al monegasco, que además perdió el podio ante un Vettel que pescó en río revuelto para ser tercero tras un enorme carrerón.
Charles, con muchos problemas de neumáticos al final, a punto estuvo de perder la posición incluso con un Carlos Sainz espectacular. El español fue quinto en una cita que salía 15º. La gran gestión de las gomas del madrileño y su ritmo en sus dos tandas, especialmente en la última, le sirvió para ir escalando posiciones y conquistar una quinta plaza que sabe a gloria. El madrileño se quedó muy cerca del podio. Saliendo más adelante lo podía haber logrado. Sea como fuere, Carlos sumó unos buenos puntos para dar alas a McLaren en la lucha por la tercera posición del Mundial de Constructores y adelantar a su compañero Norris en el Mundial de Pilotos.
RESULTADO FINAL DEL GP DE TURQUÍA DE F1 2020:
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