Harden salva a los Sixers de la tragedia ante los Celtics con un MVP acobardado

Harden salva a los Sixers de la tragedia ante los Celtics con un MVP acobardado

Philadelphia, toda Philadelphia, tanto los que estaban ‘in situ’ y los que no, se sumía en el tenso silencio, si acaso apenas murmullos los más optimistas, soportando la angustiante intriga de lo que iba a suceder, el corazón en un puño, quizá listos ya para que se lo dejaran casi partido otra vez, sus miedos al acecho.

2-1 abajo en la serie con el aliento de los todopoderosos Celtics encima, 19 segundos por disputarse de la prórroga y los verdes 113-115 arriba y Joel Embiid acobardado, completamente abrumado por la presión de estar jugándose las habichuelas y algo más, el atemorizado MVP acudió desesperado a su compañero entregándosela.

Como una especie de aparición divina para una Philadelphia que rezaba, James Harden, el hombre tranquilo, el que parece que siente ni padece ni con la tragedia cerniéndose sobre él, se levantó, se quedó suspendido en el aire y su triple besó las redes para el 116-115 y al desahogo final de la sufrida parroquia ‘sixer’ para mantener a los suyos con vida, mucha vida en la serie (2-2).

Una pincelada vital para coronar una obra de 42 puntos -16/23 en TC y 6/9 desde el perímetro-, 8 rebotes y 9 asistencias. La culminación de un espectáculo de esos que dignifica los playoffs en el que Celtics y Sixers derrocharon mucho baloncesto y toda clase de emociones, suspense hasta tras el bocinazo final, con un triple ganador de Marcus Smart que no fue lo suficientemente puntual como para que fuera dado por válido. Hubiera sido demasiado para una Philadelphia, que, con esos 22 años que lleva sin superar las Semifinales de Conferencia, ha pasado ya por mucho y ni el éxtasis de hoy le garantiza un cambio de relato. Quizá sólo retrase el mismo vano final.  

“Simplemente teníamos que ganar. Era hacerlo o morir”, advertía el base-escolta al final. Los Sixers serán lo que la ‘Barba’ decida, y es aquí donde irrumpe la intriga, siempre un enigma -como el inexpresivo rostro del propio Harden-, cuál es el jugador que va a entrar en escena, si el tímido e inoperante James apático reñido con el aro -un 4/28 combinado en tiros en los dos anteriores encuentros-, si ese reinventado James II el Generoso más asistente.  Un James con mucho de humano también, con su apoyo a John Hao, el estudiante que quedó paralizado tras un tiroteo en su campus. “Él es mi amuleto de la suerte”, destacó sobre su amigo. 

Evocando el Harden del Game 1- 45 tantos y 6 asistencias-, el base-escolta repartió al tiempo que fue al encuentro con el James del pasado, vital para el equipo de Doc Rivers que esas reminiscencias de MVP hagan acto de presencia con más frecuencia, una necesidad como el comer que sea ese Harden eléctrico, voraz, demoledor que reta a cualquiera camino al aro. Sobre todo, cuando el miedo paraliza a Joel Embiid y se contagia a unos Sixers que dilapidaron ventajas de 16 puntos y vieron cómo Boston se le subía en el último parcial a la ‘Barba’, el mismo que dio una vida extra a ‘Philly’ enviando el duelo al tiempo extra.

Pese a cada vez transmitir mejores sensaciones y su buena hoja estadística -34 puntos con un 11/26 en tiros de campo, 13 rebotes y 4 asistencias-, al pívot se le cayó el aura de MVP cuando más tiene que lucirla, al final, cuando el rival aprieta y la presión ahoga.

Aunque su asistencia final merece crédito, Embiid fue preso del miedo y la desconfianza a los que le indujo un colosal Al Horford en el último cuarto y la prórroga, sólo 6 puntos entre ambos periodos y llevándose unos cuantos tapones del dominicano, que acabó con 5 chapas. A pesar del ilustre estatus de Mejor Jugador, Embiid sigue acomplejado por sus temores, perfecto paradigma que representa el pánico en Philadelphia a un nuevo final en Semifinales de Conferencia. Acabó ni atreviéndose a tirar, algo por lo que se llevó la reprimenda del siempre intrépido P.J. Tucker, un tipo duro y sin escrúpulos.

Y a la inversa que el camerunés, Jayson Tatum. Puro reflejo de su desconcertante irregularidad, el alero tardó en presentarse de verdad -sólo 2 puntos en la primera parte-, pero fue hacerlo y traer de cabeza a los Celtics, acabando como máximo anotador de su equipo con 24 tantos -9/20 en tiros-, 18 rebotes y 6 asistencias, además de clavar el triple que habría dado a Boston el triunfo de no ser por la irrupción final de Harden.

En un nuevo alarde de equipo, cinco jugadores más acabaron con dobles dígitos con 23 para Jaylen Brown, 21 para Marcus Smart, 19 para Malcolm Brogdon, 12 para Derrick White y 10 para Al Horford. Una completa actuación colectiva puede que estéril pero que hacen el método de Boston mucho más sostenible tanto en la serie con el tiempo, muy favorito todavía a pesar del subidón anímico que insufla este triunfo en los Sixers.

Y es que el plan del conjunto de Doc Rivers se sigue sosteniendo con pinzas, necesitando que se cumplan dos factibles pero exigentes requisitos como que coincida una abundante acumulación de puntos de Embiid y Harden –76 entre ambos-, con la ‘Barba’ en este caso teniendo que empujar hasta el límite para compensar la dimisión del MVP.

El único aparte del dúo que llegó a los dobles dígitos, se necesita más de Tyrese Maxey -14 puntos con un 2/7 en tiros de campo-, por no decir de Tobias Harris, fallón en general con el tiro -3/10-, con los triples -1/5-, para acabar sólo con 9 tantos y el peor de los Sixers con un -14.

No obstante, aunque su gestión final del partido dejó también que desear como la de Embiid, hay que dar crédito a los ajustes de Philadelphia en ambos lados de la cancha. La agresividad y determinación de Harden para atacar el aro le defendieran con cambio o con ‘drop’ tras bloqueo directo -Al Horford hundido-, abrió mucho para los Sixers, así como hacer jugar a Embiid más en el poste y no tanto en el codo, donde se enredaba entre el tráfico de Boston.

Los Sixers construyeron además las jugadas para su líder con paciencia, espaciando la pista con la circulación de balón o con el interior llegando al poste tras bloqueos indirectos para ofrecer al camerunés más espacio para operar y no ser también tan previsibles. Al Horford se atrevió a cambiar en el bloqueo para quedarse con Harden en la última posesión de ‘Philly’ para empatar y forzar la prórroga y la ‘Barba’ se lo hizo pagar penetrando, como también penalizó a Robert Williams III cuando el pívot se quedó con él en el perímetro.

Y de cara a proteger su aro, Philadelphia se aplicó con mayor agresividad tanto en el contacto como en los cambios, arriesgando y cambiando en todos o casi todos los bloqueos para ralentizar la ágil circulación de Boston, siempre, eso sí, demoledor en transición. Los tres o cuatro frustrados intentos de Tatum de cortar a la pintura -un tipo de jugada que da mucho rédito a los Celtics-, daban idea de cómo los Sixers se habían preparado para este casi decisivo Game 4, en el que casi siempre fue por delante, marchándose 59-50 al descanso.

“¡Sabéis lo que van a hacer, hay que jugar más duro! ¡Podemos alcanzar otro nivel en defensa!”, le chillaba el entrenador de Boston, Joe Mazzulla, a sus hombres. En efecto, se añora mucha mayor creatividad en la ofensiva de los Sixers, pero cuando Embiid y Harden se ponen en plan infalible ejecutando, parece que sólo se pueda esperar a que fallen o a que sucumban a la presión, como fue el caso del MVP en el último cuarto.

La caída del ritmo ofensivo ‘sixer’, junto al repentino cambio de Tatum fue haciendo el tenso silencio en un Wells Fargo Center que ya se olía entre murmurllos la recuperación de los Celtics a pesar del 92-83 con el que concluyó el tercer parcial.

La agresividad del ‘0’ para buscar el aro, junto a su precisión para seleccionar su ‘matchup’ con los cambios -hizo lo que quiso con Tyrese Maxey y sobre todo James Harden-, hicieron trizas a la defensa de los Sixers, que con un Embiid atemorizado y un Doc Rivers desesperado se tuvieron que encomendar al estado sobrenatural de Harden. En el mismo día en el que Adrian Wojnarowksi volvía a mencionar la posibilidad real de que la ‘Barba’ vuelva a Houston a final de temporada -tiene una opción de jugador-.

Pero, antes de volver a casa, insiste en cambiar su destino y el de unos Sixers que no quiere pasar por lo mismo de siempre. Hasta donde pueda llegar, James Harden está decidido a no permitirlo.

PHILADELPHIA 76ERS

116115

https://www.mundodeportivo.com/resultados/baloncesto/nba/equipo/boston-celtics

BOSTON CELTICS

Philadelphia 76ers: Harris (9), Tucker (6), Embiid (34), Harden (42), Maxey (14).
​Banquillo: Melton, Niang (9), Reed (2). 

Boston Celtics: Tatum (24), Brown (23), Al Horford (10), Smart (21), White (12). 
​Banquillo: Brogdon (19), Robert Williams III (4), Grant Williams (2). 

Parciales: 27-19/32-31/33-33/15-24/9-8
​Árbitros: John Goble, James Williams, Gediminas Petraitis.

Incidencias: cuarto partido de Semifinales de Conferencia (Este) disputado en el Wells Fargo Center de Philadelphia ante 21.264 espectadores. La serie va ahora empatada 2-2 

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