‘¡Hasta aquí llegaron!’: tía de presuntos feminicidas de Fátima

Irma Reyes, quien colaboró en la captura de Mario ‘N’ y Giovana ‘N’, narra que tenía miedo porque estaban en su casa, pero pudo retenerlos mientras esperaba la llegada de la policía.

Irma Reyes, quien denunció a los presuntos asesinos de Fátima, Mario “N” y Giovana “N”, reconoce tener miedo a represalias; sin embargo, no se arrepiente y, de ser necesario, lo haría mil veces más.

En entrevista para #AristeguiEnVivo, comentó que la noche del sábado, su sobrino Mario, a quien no veía desde hacía 20 años; su esposa, Giovana, y sus tres hijos tocaron a la puerta de su casa, ubicada en Isidro Fabela, Estado de México.

Mario preguntó a su tía si sabía de un cuarto en renta, en el que pudieran estar solos, a lo que Irma contestó que no, pero les ofreció quedarse por unos días en la casa de otro sobrino, que desde hace varios años está deshabitada y vacía.

“Yo me echo la bronca con mis hermanos, le dije. No pueden andar en la calle con los niños… No se quieren quedar en la casa, pues entonces acá”.

Reyes recuerda que esa noche les proporcionó cobijas, algunos trastes, huevos y lentejas para que comieran, y el domingo le dio cinco pesos a cada niño para que fueran a comprar a la tienda, en compañía de Mario, pero uno de los menores le contestó que su papá no salía.

“Le digo a Mario: ‘hijo, es lunes; acuérdate que hay que ir a buscar la chamba’. ‘Sí, tía, ando en eso’, me dijo. El lunes yo no los veo, yo no salí… El martes en la mañana, salgo y los cinco iban saliendo, pensé que iban a buscar su cuarto”, narró.

La señora recuerda que desde el lunes en varias ocasiones vio a Giovana en la televisión; sin embargo, no la reconoció, porque no hablaban de los niños ni de su marido, hablaban de una mujer sola.

Reyes contó que el miércoles a las 6:00 de la tarde vio en las noticias las fotografías de Mario y Giovana.

“Y luego, luego, los reconocí. Cuando escuché lo que había pasado, luego, luego, bajé y les dije: ‘a ver, Giovana; a ver, Mario, ¿ustedes son los de la tele?, ¿ustedes son los que cometieron esa infamia?’ Y luego vi su cara de culpabilidad. Ella aceptó y agachó la cabeza, y dijo que sí”.

Doña Irma se llevó a la pareja a su casa para pedirle una explicación sobre lo que habían hecho con Fátima.

“Les dije: ‘díganme la verdad, ¿quién la mató? Y él dijo: ‘ella’. Volteo y veo a la chica, a Giovana, y le dije: ‘¿fuiste tú?’, y me dice: ‘pero él la agarró, él me dio el cinturón’”.

Irma le preguntó a Giovana si habían cometido ese crimen por dinero o por venganza, y la joven le contó que había raptado a Fátima para que Mario tuviera una “novia para toda la vida”, pues de lo contrario, le haría daño a sus hijas.

Giovana le confesó que decidieron matar a Fátima porque lloraba mucho y vieron que era buscada.

La mujer de 58 años recordó que tras escuchar las versiones de ambos, les dijo que debían “enfrentar su realidad”, pero le hizo creer a Mario que lo dejaría escapar con los niños y sólo entregaría a la justicia a Giovana.

“Lo subo y aquí se ponen a platicar, y le hago señas a mi compañera, que vive conmigo, y le digo: ‘entreténlos, por favor, yo voy ahorita a pedir ayuda. A ellos les digo: ‘tómense un café y un cigarrito para que se relajen’. Y ya mi compañera se quedó aquí haciendo tiempo con ellos, deteniéndolos, y yo me salí, pero dije: ‘si grito o pido auxilio me van a oír’. Entonces, salgo a la avenida, a la carretera. Yo tenía miedo porque estaban en mi casa“.

Doña Irma recuerda que encontró a su hermana y a su cuñado, a quienes les pidió que fueran por la policía estatal.

“Me vine y me senté aquí y les dije: ‘¿ya platicaron?’. A él ya lo veía mal. Ella estaba llorando por miedo. A él lo veía como con cobardía, pero enojado. Se me quedaba mirando, pero con coraje y le digo: ‘tranquilo, tranquilo, hijo’. Me dijo: ‘ya llévela, ya llévala’, y yo le decía: ‘tranquilo, que se oscurezca un poquito para que no nos vea la gente, pero yo quería hacer tiempo porque ya sabía que habían ido por los estatales.

“Entonces, de repente se levanta él y dice: ‘no, ya me voy a llevar a los niños’, y le digo: ‘mira, hijo, ya vamos, acompáñame aquí al montecito, porque a mí me da miedo, y de ahí tú te regresas… Entonces, ya me los llevo, vamos saliendo de la casa, yo iba en medio de los dos y pensaba: ‘si llegamos al monte y no llegan los estatales, ellos me van a atacar, porque yo los veía con ganas de hacerme daño, ya les daba miedo entregarse, no querían. Luego vi las luces y dije: ‘ahí vienen’.

Cuando ya los veo cerca, les digo: ‘¡hasta aquí llegaron!’. Él quiere correr y lo agarro, y le dije: ‘¡no!, tienes que enfrentar lo que hiciste’. Y me dice: ‘¿por qué, tía; por qué me hizo esto?’. Y le digo: ‘porque eres un cobarde’… Mi compañera dijo: ‘aquél es, aquél es’, y ahí los agarraron”.

Según el testimonio, durante la detención, estuvieron presentes elementos de la Guardia Nacional, la Policía Estatal y la Policía Municipal.

La mujer recordó que mientras la pareja era detenida pidió apoyo a las autoridades para atender a los tres menores, de tres, cinco y siete años, pero sólo le indicaron que los llevara al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

‘A mi mamá le da unas patadas que hasta la deja tirada’

Luego de que la policía se retiró con los detenidos, Irma fue a ver a los niños que aún permanecían en la casa deshabitada.

Estaban en unas condiciones deplorables; en el vil suelo, porque ya no estaban las cobijas”.

Ante esto, llevó a los menores a su casa, ahí les dio de cenar y un lugar donde dormir.

“Estuvimos aquí rezando, platicando, y ya como a las cuatro de la mañana vino mi cuñada (la madre de Mario) por ellos”.

Doña Irma relató que al preguntar a los menores si sus padres se peleaban, el niño de siete años le contestó: “sí le pega, a mi mamá le da unas patadas que hasta la deja tirada”.

“Les pregunté: ‘¿a ustedes les pega?’. Y dice: ‘sí, pero mi mamá nos pega más, porque lo que le hace mi papá a mi mamá eso nos lo hace a nosotros’, dijo el niño de siete años”.

“Les pregunté por la niña, la chiquitita: ‘¿ustedes saben quién es Fátima? Y los tres se voltearon a mirar y el niño me mueve la cabeza que no… Y luego, luego, la niña de cinco años levantó su manita y me dijo que sí (la conocía)”.

Tras aclarar que la ayuda que le dio a Mario y a Giovana fue por los niños, Irma pidió “todo el rigor de la ley” para la pareja.

Me da mucha tristeza que (los niños) tuvieran que pasar por todo esto. Los vi dormidos a los tres y dije: ‘Dios mío, no saben lo que les espera por un error de unos padres infames que les tocó”.

“Mi compañera y yo tenemos miedo”

Por otra parte, confesó que desde el momento en que denunció a Mario y a Giovana no ha podido estar tranquila.

Tengo temor a represalias, tengo miedo; mi compañera y yo tenemos miedo, porque con los días yo lo he ido analizando. Aparte, me han platicado mis hermanos que conocen a la familia de él, yo no la conozco… Dicen que es una familia de armas tomar. Tengo temor. Y mi compañera dice que ayer (jueves)  fue a la tienda y vio una camioneta rara, que no era del lugar. Me dice: ‘yo los vi raros, pasaban, se me quedaban mirando, traen vidrios oscuros’“.

Irma compartió que sus hermanos se molestaron con ella porque denunció a la pareja y le sugieren que se vaya.

“Dicen que metí en problemas a toda la familia”.

Sin embargo, ella descartó cambiarse de domicilio debido que no cuenta con las condiciones económicas para pagar otro lugar.

No crea que me arrepiento de lo que hice. Lo haría mil veces. Ni modo, si me pasa algo, ya estará de Dios”, señaló.

Expresó que su deseo es que la sociedad no se calle.

“Que no lo haga por temor y que se enfrente al enemigo”.

Así fuera mi hijo, el único que tengo, si sé que violó su esposa, aunque no fuera una niña, que hubiera agarrado a mi nuera a la fuerza, yo voy y lo delato”, añadió.

A continuación la entrevista completa con Irma Reyes:




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