Por mucho que Zinedine Zidane se empeñara en decir que no había plan alguno con Eden Hazard, lo cierto es que la reincorporación del belga tras los casi tres meses que estuvo en el ‘dique seco’ iba según lo previsto. El objetivo era que llegara a las octavos de final ante el Manchester City y al Clásico ante el FC Barcelona en perfectas condiciones. Para ello, era necesario que dispusiera de algunos minutos de rodaje previos a los importantes duelos que se le avecinan al Real Madrid. La semana pasada ante el Celta ya jugó 70 minutos a un buen nivel a pesar del empate a dos registrado en el B
ernabéu y Zidane decidió volver a ponerle de titular ante el Levante. Las quinielas apuntaban a que también sería sustituido en algún momento por decisión técnica. Pero no fue esa la razón por la que en el minuto 66 tuvo que marcharse al banquillo. Cojeando visiblemente de su pierna derecha, abandonó el terreno de juego con cara de preocupación dejando su puesto a Vinicius.
Sabedor del duro contratiempo que supondría para el jugador y para el Real Madrid perder a tan importante pieza en un tramo decisivo de la temporada, ‘Zizou’ se acercó a interesarse por su estado. Eden se sentó en el banquillo y comentó la circunstancia con sus compañeros.
Fue una noche aciaga para el belga cuando podía haberse convertido en todo lo contrario si en el minuto 52 hubiera acertado a transformar un mano a mano con Aitor tras bonito pase de Marcelo. Pero falló en el último control y eso le llevó a lanzar una parada al aire en el intento de disparo.
Casi un cuarto de hora después, en otra acción desafortunada al probar un pase de tacón, llegó la cojera y su cambio. Era un mal presagio para un Real Madrid que acabó cayendo en la trampa que le tendió el Levante. Cuanto más embotellado parecía estar el equipo de Paco López, más peligroso era a la contra. Así lo demostró Morales con un golazo que provoca que los blancos lleguen a su partido contra el Barça por detrás en la tabla.
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