¿Qué primer dibujo hace de la próxima temporada?
Bastante tengo con acabar ésta, que ya sabemos cómo va a venir el Atlético de Madrid el domingo. Hay un verano en el que se irá gente y vendrá otra. La dinámica es muy positiva, Olabe y el míster tienen una idea muy clara. Esté quien esté, la temporada que viene va a ser buena.
¿Cree que va a haber movimiento?
No lo sé. Yo soy futbolista, no director deportivo. Siempre hay. Nunca sabes lo que puede pasar, qué verano va a ser y controlar esos aspectos en el fútbol. Después de esta temporada tan buena, seguro que hay equipos que están mirando a Zubimendi o Isak, porque están dando un nivel muy alto, pero de ahí a que luego se atrevan a hacer una oferta…
A Merino seguro que no le está mirando nadie…
(Risas). No lo sé. Merino este año…no sé. No tengo información ni ideas de por dónde pueden ir los tiros. Tranquilo.
¿Y nosotros podemos estar tranquilos este verano con usted?
Si yo estoy tranquilo, vosotros y la afición, me imagino que también. El fútbol ya sabes cómo es, pero estoy muy contento en la Real, mi cabeza sólo está aquí. Sólo pienso en la Real.
¿Cómo acaba la temporada?
Acabo bien. Cansado, pero bien. Es una temporada larga, intensa, mentalmente la acusas mucho. Jugar Europa, Copa, hacer muchos viajes, tener muchos partidos entre semana y jugar tantos minutos cansa. Y este año con tantas lesiones, golpes, contusiones en la cabeza…no ha sido fácil. Pero estoy contento, todavía con energía para este último partido y para, ojalá, ir con la selección y no parar de entrenar en verano.
¿Su pareja o su madre le han querido encadenar a la mesa de casa antes de algún partido?
Sí, la verdad es que sí. Más de uno. Recuerdo estar en la cama a punto de irme a dormir y oír un: “Dime que mañana no vas a jugar” de mi pareja. Y mi respuesta era: “Convéncele tú a Imanol”. Ella sabe que si puedo, voy a jugar siempre. Han sido muchos momentos de sufrimiento, sobre todo para mi pareja y para mi madre, que lo sufren desde fuera y lo pasan muy mal. Pero es para lo que trabajamos y vivimos. A mí me gusta jugar y competir. Si el míster cuenta conmigo, voy a estar disponible, siempre y cuando lo pueda soportar. Tengo una gran capacidad de soportar el dolor, pero hay veces que ni con ésas.
¿Hubo partidos en los que dudó hasta el final?
Sí, sí. El del Espanyol, por ejemplo, salí al final. Era por dolor y porque no me podía poner la bota, por el dedo. Casi no me entraba y cuando me entraba era tanta la presión en el dedo, que era mucho dolor. Me infiltraba para poder jugar, lógicamente, pero había veces que la infiltración no hacía efecto. He jugado muchas veces con dolor en cada pisada y en cada golpeo. Le daba haciendo pequeño el pie para que el dolor fuera menor, pero me dolía. Cosas que pasan.
Y aún así, su nivel ha sido muy elevado…
Luego están los trucos de cada uno. Llevar el juego por dónde te interesa.
El dedo, el hombro, los golpes en la cabeza, las vértebras rotas el año pasado… Mucha tela
Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no jugara con esta intensidad, igual no jugaría o no sería el jugador que soy. Me compensa. Voy a seguir jugando así. Detrás hay que hacer un trabajo compensatorio, de cuidarme, agua fría, fisio…para minimizar todo; pero cuando juego, yo voy a todo.
¿Está ilusionado con poder volver a la selección?
Sí. El fútbol no para. Las vacaciones son, más que para el cuerpo, para la cabeza, para salir del ritmo de competición. Mi ilusión es no parar de crecer ni de mejorar nunca. Para eso debo intentar seguir entrenando en verano y, si puedo, ir con la selección. Esa es la mentalidad si quieres ser grande y hacer cosas importantes. Yo quiero eso.