Cerca de 300 aficionados del Medialuna Deportivo, club de Chebba, una pequeña localidad tunecina de 23.000 habitantes situada en la región de Mahdia (sureste), embarcaron hacia la costa italiana para protestar contra la exclusión del equipo de la liga, informaron a Efe fuentes del club.
Tras varias semanas de manifestaciones, los hinchas del Chebba subieron el jueves a bordo de una veintena de embarcaciones, entre los vítores de más de millar de personas que se agolparon en el muelle. Sin embargo, la travesía apenas duró unas horas, hasta que la Guardia Nacional les interceptó cerca de aguas internacionales y les acompañó de nuevo a puerto.
Según la versión de la Federación Tunecina de Fútbol (FTF), el Medialuna Deportivo de Chebba fue excluido de la liga, que empezó el pasado 7 de noviembre, porque entregó su expediente de adhesión al organismo de manera incompleta y fuera del plazo oficial.
Esta sanción, afirmó a Efe el presidente del club, Taoufik Mkacher, es una “venganza” por haber pedido en las redes sociales una auditoria para controlar las cuentas “dudosas” de la Federación.
El dirigente insistió en que la inscripción se hizo a tiempo y denunció que recibió una multa de 180.000 dinares, el equivalente a 55.000 euros, para abonar en menos de 24 horas pero cuyo pago fue rechazado sin motivo justificado.
“No es una cuestión deportiva, sino personal. Su presidente es un dictador y se cree que es el jefe de Gobierno. A él le da igual el deporte o los jóvenes. No tiene una contabilidad y comete muchos excesos”, acusó sin miramientos este hombre de negocios que dirige el club desde 2015.
El conflicto se ha convertido en un cuestión política, hasta el punto de que ambas partes fueron convocados la pasada semana por el Ministerio de Deportes para buscar una solución, aunque “el presidente de la Federación decidió no presentarse”, aseguró Mkacher.
El jueves, explicó, dos consejeros del Gobierno contactaron con el club para pedirle que calmara los ánimos de sus seguidores, lo que intentó sin éxito ya que “se han visto de la noche a la mañana sin nada a pesar de tener 60 años de historia”.
“Para la Federación, el club tiene que desaparecer”, lamentó Mkacher, que recuerda el sorprendente ascenso de su equipo, de tercera a primera división en tan sólo tres años.
“Somos una ciudad tranquila, nunca hemos creado ningún problema incluso durante la revolución. Tenemos nuestro equipo y el mar, eso es todo. Nos están empujando a una situación muy embarazosa”, aseguró.
El conflicto se remonta a la temporada 2017-2018, cuando el equipo de Chebba ascendió a primera división pero se negó a disputar el partido para dilucidar el campeón de segunda al considerar que fue convocado fuera de plazo, con el curso terminado y la plantilla de vacaciones.
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