Día grande en Zubieta. Uno de los que se recordarán para siempre, por ser en el que la Real pudo marcar un antes y un después. Este punto de inflexión sólo son capaces de marcarlos las generaciones que por derecho propio entran en la historia, en este caso de un club que tiene todos los argumentos en su mano para estar de celebración. La victoria de la Real sobre el Rayo Vallecano hace que las txuri urdin certifiquen su clasificación para Europa. Por primera vez desde que se fundó la sección femenina de la entidad. Absolutamente consciente de que la jornada había que vivirla en directo, la afición de la Real volvió a protagonizar una demostración de lealtad, pasión y entrega a unos colores. El campo Z7 se llenó hasta la bandera para acompañar al equipo en el despegue de un viaje que deja de ser un sueño para ser real. Con minúsculas en sentido literal, relativo a la realidad, y Real con mayúsculas, por supuesto. En clave txuri urdin. Son históricas. Representarán al escudo allá en la hermosura de la Champions.
Sólo quedará un punto para que el segundo puesto, más favorable si cabe porque permite que la fase de grupos de la Champions vaya a estar a expensas de una sola previa. Con empatar en el campo del Granadilla o en casa contra el Alavés, la Real ya será subcampeona. Con los tres puntos frente al Rayo, se aseguran el billete europeo. Tres goles de Amaiur Sarriegi y otro de Nerea Eizagirre fueron el preciso resumen de un triunfo cómodo, rotundo y brillante. Son tres conceptos que van de la mano con la espléndida temporada realista. Si había alguna manera de refrendarla con fidelidad, las de Natalia Arroyo, entrenador que pasará a los anales del club, se encargaron de plasmarlo.
Europa es un objetivo cumplido, un premio conquistado, gracias a que la Real ha esculpido una obra maestra de nueve meses. Igual que la expuesta en jornada que le dio el billete continental. Sin fisuras, sin piedad y con puño de hierro. Y con futbolistas internacionales, decisivas por su calidad. Amaiur y Eizagirre, una dupla letal.
Impulsadas por jugadoras como Vanegas, Rábano, Gemma o Franssi, que salió por la lesionada Jensen, todas ellas responsables de una sobresaliente actuación el día en que había que marcar las diferencias, Amaiur y Eizagirre se apuntaron la autoría de los goles. Sin ellas, sería imposible relatar tamaño éxito. Si además, sientan cátedra con esta magia, sólo queda ponerse en pie, tal y como hizo todo el Z7. Qué golazo de Amaiur para poner tierra de por medio, el primero, el más importante. La donostiarra dejó sentadas a la vez a la defensa y a la portera. Y levantó a Zubieta con una definición maestra. El resto de los goles fueron cayendo como las estrellas aparecen en la noche. Amaiur volvió a acertar dentro del área, Eizagirre tiró de repertorio desde fuera, con la colaboración de Johana, y Sarriegi firmó el hat trick, al estilo de una crack.
La goleada refleja a la Real que, 18 años después de que fundara la sección femenina, se pone a la altura de la generación pionera. Un histórico hito sólo reservado para las personas grandes del deporte.