Holanda o Países Bajos

Los narradores periodísticos de la Eurocopa de fútbol asumieron a cierra­ojos la denominación “Países Bajos” para una nación a la que hasta ahora habían venido llamando “Holanda”, si bien en muchos casos conservaron el gentilicio “holandés” frente a “neerlandés” (derivado este del nombre oficial del país en su lengua: Nederland).

Lástima que esa unanimidad no se haya aplicado también para corregir errores flagrantes como “medirse a” en vez del correcto “medirse con”; o las pronunciaciones inadecuadas de nombres extranjeros como París San Yermén para París Saint Germain, donde se aproximaría más al nombre original decir París San Yermán; o sus siglas como Pe-ese-ye, en rara mezcla del deletreo en español y en francés (o se dice “Pe-ese-ge o se escoge Pe-es-ye, pero no la mezcla de ambas). Entre otros ejemplos.

En todo eso, no. Pero el periodismo deportivo sí se ha aplicado con notable disciplina en el asunto de Países Bajos. ¿Y de dónde viene esta moda?

La zona del actual Países Bajos (Nederland en su idioma) ha constituido históricamente un pequeño lío de nombres y extensiones. Esa denominación surge ya en el siglo XVI como la más habitual para un territorio en el que llegaron a estar comprendidas Bélgica y Luxemburgo. Y del mismo modo que en el siglo XVII se llamaba aquí “Flandes” a una extensión superior al condado de ese nombre, hoy en día “Holanda” es sólo una parte de los Países Bajos. Entre 1806 y 1813 (Napoleón mediante) el país pasa a llamarse “Reino de Holanda” (“tierra de maderas”), según había sido conocida cuando sus navegantes salían a conquistar el mundo desde las provincias costeras de Holanda del Norte y Holanda del Sur. Pero a partir de 1815 (tras Waterloo) su nombre oficial es de nuevo Países Bajos.

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Ya en nuestros días, en 2020, el Gobierno holandés promovió una campaña destinada a que “Nederland”, con sus adaptaciones en cada idioma (“Países Bajos” en español), se impusiera a “Holland” y las suyas (“Holanda” en castellano). Así lo contó entonces en este diario Isabel Ferrer desde La Haya. A los holandeses les pareció que las versiones de “Holland” (usadas por ejemplo en España, Italia y Francia) remitían a la tradición, los molinos, los quesos y los tulipanes; mientras que “Nederland” se asociaba con la modernidad, la innovación, la pujanza. Pues no sé; a mí cuando he ido a Holanda me han interesado más las tradiciones, los molinos y los tulipanes que la economía industrial. Pero en fin, como dicen por Andalucía, el que la lleva la entiende.

Tras esa campaña, las federaciones deportivas internacionales empezaron a usar “Países Bajos” en vez de “Holanda”. Y les secundaron los periodistas.

Ahora bien, la denominación “Países Bajos” parece haber desatado más entusiasmo en España que en la propia Holanda. Es cierto que los holandeses se suelen presentar como neerlandeses, incluso si nacieron en las provincias llamadas Holanda, pero su Oficina de Turismo ofrece aún la ciberdirección Holland.com; cuya versión en español recoge el término “Holanda” 35 veces. Por su parte, los hinchas holandeses gritan “¡Hup, Holland, hup!” (“¡Vamos, Holanda, vamos!”), título de una canción escrita en 1950 por Jan de Cler y Dico van der Meer (“¡no dejes que el león se quede parado en la camiseta!”).

Los holandeses creerán que su nombre oficial suena mejor que “Holanda”. No lo discuto, es su percepción; pero que sepan que, en la nuestra, Holanda siempre jugó mejor al fútbol que Países Bajos.

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