Un grupo de medio centenar de aficionados argentinos, convocados por la peña de Boca Juniors ‘La Bombonera Vasca’, ha realizado un homenaje hoy a Diego Armando Maradona en las puertas de San
Mamés, estadio del Athletic.
Cánticos, bombos y algunas lágrimas de emoción salpicaron las cuatro horas que duró la concentración, autorizada por la Policía Local, en la explanada de ‘La Catedral’ vestida para la ocasión con una gran bandera ‘xeneize’, otras argentinas y fotografías del Pelusa.
“Los más jóvenes creen que es un tipo que metió dos goles y ganó un Mundial, pero para los de mi edad -51 años-, que vivimos las Malvinas y el Mundial 86 a flor de piel, Diego nos trajo la alegría. Es lo que simboliza para nosotros”, dijo Eduardo
Palluotto, vicepresidente de ‘La Bombonera Vasca’.
En esa misma explanada en la que recibió el homenaje de sus compatriotas se ubicó hasta 2013 el césped de la vieja ‘Catedral’, un escenario de leyenda en el que Maradona dejó también su imborrable huella.
En su primera etapa en el fútbol español, el Pelusa fue protagonista de la encarnizada rivalidad entre 1982 y 1984 del Athletic y el Barcelona, que tuvo su máxima expresión en la final de la Copa de 1984.
Tres veces visitó el ‘10’ el estadio bilbaíno. La primera de ellas, el 30 de marzo de 1983, fue una fecha histórica para el club vasco porque estrenó oficialmente su actual himno.
El Pelusa apenas brilló esa noche de Copa en Bilbao, pero apenas unos días después, el 10 de abril, firmó una de sus infinitas genialidades en una falta directa que, sutilmente, alojó con su zurda de oro en una escuadra de la portería defendida por Andoni
Zubizarreta.
La temporada siguiente el ‘10’ dio una lección magistral de fútbol en San
Mamés firmando los dos goles de la victoria azulgrana, el segundo de ellos de cabeza.
Maradona y el Athletic volverían a cruzar sus caminos el 5 de mayo de 1984 en la final de la Copa, no ya en San
Mamés, sino en el Santiago
Bernabéu. Los leones lograron el título gracias a un gol de Endika
Guarrotxena, conquistando así el doblete y poniendo el broche de oro a su última época dorada.
Aquel partido, sin embargo, pasó a la historia del fútbol por la trifulca que se formó sobre el césped al finalizar el partido.
Ocho años más tarde, tras su consagración en el Nápoles, la Copa
del
Mundo
de
México’86 y la sanción por dopaje de 1991, el astro argentino regresó a España de la mano de Carlos
Bilardo para enrolarse en el Sevilla y debutar, precisamente, en ‘La Catedral’ frente al Athletic, el último equipo al que se había enfrentado.
No era ya el Maradona de su máximo esplendor, pero aún así tuvo tiempo de dejar destellos en aquel partido ante el Athletic de Jupp
Heynckes en el que un jovencísimo Julen
Guerrero empezaba a labrarse su leyenda.
Fueron los últimos destellos del ‘10’ en un San
Mamés que ha sido imponente telón de fondo de otro de los emocionados homenajes que se rinden en el todo el planeta al gran icono del fútbol mundial.
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