Homenaje en Barcelona a los pilotos republicanos de la Guerra Civil: siempre victoriosa, viva en el aire la Gloriosa



Carmen Negrín, nieta del presidente Juan Negrín e hija del piloto de caza Rómulo Negrín, durante el homenaje a los aviadores republicanos.Joan Sanchez

Emotivo homenaje esta tarde en Barcelona a la sufrida y heroica aviación republicana de la Guerra Civil, conocida (en su bando, el enemigo le diría otras cosas) como la Gloriosa. Mientras el crepúsculo adelantado del final del otoño ha teñido de bermellón el firmamento como una metáfora de las alas rojas y un guitarrista con aire de Pete Seeger ha interpretado con hondo sentido The Times They are a-Changin, Carmen Negrín, hija del piloto de Chatos Rómulo Negrín y nieta del presidente del gobierno de la Segunda República Juan Negrín, ha colocado unas flores al pie de la placa en memoria de los aviadores de las fuerzas aéreas republicanas, en las arcadas del Palau de Mar.

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Junto a Carmen Negrín, el presidente de la sección Barcelona Norte Balear de la Asociación de Aviadores de la República, Aquilino Mata, hijo también de piloto (el jefe de escuadrilla de Katiuskas Jaume Mata Romeu); y alrededor parientes de otros miembros de la aviación republicana como el sobrino del piloto Manuel Orozco, Lluís Orozco; el de Vicenç Pinar, Manel Pinar o el del jefe de mecánicos Antonio Vilella —que les mantenía a todos en el aire—, Antoni Vilella. También, la hija del jefe de escuadrilla de Chatos Francesc Viñals, María José Viñals, que al preguntarle este diario en un susurro durante la ceremonia si su padre tenía miedo a la muerte allá arriba, entre las nubes preñadas de peligros, ha contestado que no, que “la adrenalina le podía a todo”.

La ofrenda floral ha sido el preludio a una interesantísima sesión que bajo el título Rómulo Negrín i la 4a esquadreta de Xatos, se ha desarrollado a continuación en el vecino Museu d’Història de Catalunya. En el acto, moderado por los historiadores David Iñíguez y David Gesalí (los dos davids de la historia de la aviación, autores de La guerra aèria a Catalunya o, precisamente, Francesc Viñals, darrer cap de la segona de Xatos), se han evocado vivencias de los aviadores de la Gloriosa por parte de sus familiares. Ha habido algunas novedades sorprendentes incluso para los davids, como que Diego Guirao, piloto de la 4ª de Chatos y que fue torero tras la guerra, murió de una cornada, lo que curiosamente, aparte de la mala pata de sobrevivir a los combates aéreos para morir así, le relaciona de alguna rara manera con su archienemigo el famoso as de caza del bando franquista Joaquín García Morato cuyo lema era precisamente “Valor, suerte y al toro”.

El piloto Rómulo Negrín.

La sesión se ha centrado en la figura de Rómulo Negrín, del que su hija ha explicado numerosas anécdotas. Como la de que protagonizó un ataque tarán (así, “ariete”, lo llamaban los pilotos soviéticos) contra un aeroplano enemigo al quedarse sin municiones y embestirlo con su propio aparato y derribarlo. De nacionalidad estadounidense y un cargo 30 años en la Unesco, elegante, atractiva, con unos ojos azul celeste como los de su aéreo padre, que era hijo de una pianista rusa (la esposa del presidente Juan Negrín, María Mijailova Fidelman), Carmen Negrín ha descrito a su progenitor como un hombre impulsivo y aventurero, modesto, y generoso”, y algo tarambana. En una ocasión hizo parar un tranvía en Madrid estirándose en las vías por una apuesta. Su carácter chocaba con el de su padre el presidente Negrín. Con ocasión de ese ataque desesperado mencionado antes, cuando al político le dijeron lo que había ocurrido, ha contado Carmen Negrín, ordenó que metieran en prisión a su hijo, por perder material bélico.

“Mi abuelo me decía que no tenía que ser como mi padre”, ha recordado Carmen Negrín, que lucía sobre el pecho una insignia de ADAR, con la estrella roja, la hélice y las alas.

Francesc Viñals, piloto de ‘Chato’, en una foto de archivo de ADAR.

Se ha emocionado la hija del piloto al hablar de la amistad que su padre tenía con los camaradas con los que volaba. Hasta el punto, ha revelado, que ella se llama Carmen por la mujer de un amigo aviador de Rómulo Negrín. “En el exilio en EE UU, se casó con una estadounidense, mi madre, y mi abuela, que era republicana pero de las de allí, lo denunció por comunista, lo que lo envió otra vez a la cárcel hasta que pudo marcharse a México, donde se reunía con otros pilotos exiliados y rememoraban aventuras como ‘¿te acuerdas el día en que aterrizamos en un patatal’?”.

La sesión ha contado con la sorpresa de la proyección de unas imágenes inéditas en las que aparecen, en un emocionante travelín, Negrín y sus compañeros de la 4 ª de Chatos, todos con uniforme de vuelo, gorros de cuero y antiparras. A continuación se ha entablado un diálogo entre familiares de aviadores, una oportunidad, como ha sintetizad Mata, para aportar historias de una fuerza aérea “poco explicada y aún poco reconocida”. Como sintetiza uno de sus himnos: “Siempre victoriosa, viva en el aire la Gloriosa”. Esta tarde, sin duda, lo ha estado.


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