Los dueños de hámsteres iban llegando poco a poco al centro de gestión animal de Sha Tin, un edificio desangelado en la periferia de Hong Kong. La mayoría, solos. Algunos reconocían haber dejado hijos llorosos en casa. Todos llevaban cuidadosamente su mascarilla y tras ella, cara de circunstancias. En la mano, una bolsa o una caja. Venían a entregar sus mascotas, obedeciendo las instrucciones de las autoridades del territorio autónomo. En una medida que ha desatado la furia entre los ciudadanos hongkoneses, el departamento de Sanidad ha decidido el sacrificio de 2.000 hámsteres, chinchillas y conejos de indias después de que siete ejemplares en una misma tienda de animales dieran positivo en una prueba de covid.
El sacrificio de los pequeños mamíferos se ha decidido como “medida de precaución” para evitar la diseminación de coronavirus en la antigua colonia británica —que como el resto de China ha adoptado una política de “covid cero”— después de que una empleada de la tienda y un cliente enfermaran de covid y ante la posibilidad de que fueran los roedores quienes los contagiaron, en lo que sería el primer caso conocido de transmisión del virus de animales a personas en Hong Kong. También se ha prohibido temporalmente la importación de estos animales.
El establecimiento, en pleno centro de Hong Kong, quedó clausurado el mismo martes, cuando se confirmó el positivo de los animales. A última hora de la noche se podía ver salir del comercio a trabajadores sanitarios y funcionarios, vestidos de pies a cabeza en traje protector, cargados con bolsas rojas en las que se veía un signo de peligro por contener restos biológicos. El almacén del establecimiento, que cuenta con otras seis sucursales en la ciudad, también ha quedado clausurado.
Inmediatamente, el departamento de Sanidad hongkonés comenzó a solicitar insistentemente a los dueños de hámsteres y otros pequeños mamíferos adquiridos a partir del 22 de diciembre, la fecha en la que la partida infectada se puso a la venta, procedente de los Países Bajos. Se desconoce si los animales llegaron ya como portadores del virus o se contagiaron en Hong Kong. “A nivel internacional, no hay evidencia de que las mascotas transmitan el coronavirus a los humanos, pero (…) tomaremos medidas de precaución contra cualquier vector de transmisión”, explicó Sophia Chan, la secretaria de Sanidad, en una rueda de prensa.
La decisión de sacrificar a los animales ha indignado a los dueños de mascotas y a las organizaciones defensoras de los animales. Más de 25.000 personas, entre una población de 7,4 millones de hongkoneses, han firmado una petición para que se retire una medida “injusta y brutal”. “Una mascota es el mejor amigo de su dueño, y miles de personas podrían perder sus compañeros más queridos de manera injustificada por las órdenes del gobierno”, indica la petición.
Una organización defensora de los derechos de los animales, Life on Palm, asegura haber recibido llamadas de más de un centenar de propietarios de hámsteres preocupados por la salud de sus familias y que se plantean deshacerse de ellos. El grupo, citado por el periódico hongkonés South China Morning Post, insta a las autoridades a no sacrificar a los roedores y se pregunta sobre la necesidad de matar a tantos animales cuando los positivos se han detectado en una única tienda. En su lugar, recomienda hacerles pruebas de covid y mantenerlos en observación en un lugar ventilado.
Pero los científicos gubernamentales se han declarado en contra de esta opción, al indicar que el territorio carece de instalaciones donde mantener y efectuar pruebas de covid a tantos ejemplares en las condiciones adecuadas.
En declaraciones a la emisora Commercial Radio, el microbiólogo Yuen Kwok-yung agregó a las razones para el sacrificio la baja proporción de población vacunada contra la covid. “Esta decisión no hubiera sido necesaria si toda la población hongkonesa hubiera estado inoculada”, alegó. Aunque más del 70% de los residentes del enclave han recibido al menos dos dosis, entre los mayores de 80 años esa cifra desciende a menos del 20%. “Los médicos respetan todas las vidas, pero cuando se trata de combatir la pandemia y de la salud pública, tienes que tomar una decisión sobre lo que es mejor para todos”, declaró.
En el centro de gestión de animales, un hombre apellidado Chan que acudía a entregar su hámster declaraba a la televisión hongkonesa RTHK su apoyo a la decisión oficial. “Tengo niños en casa, mejor no correr riesgos”. Otro ciudadano, apellidado Hau, indicaba a la agencia AFP su preocupación por la salud de sus padres ancianos, con los que comparte vivienda, aunque reconocía que su hijo de 10 años estaba inconsolable por la pérdida de su mascota Pudding. “No tengo otra opción, el gobierno lo ha hecho sonar tan serio”, declaraba.
China se blinda al covid antes de los Juegos Olímpicos de invierno
La estricta política de covid cero en Hong Kong refleja la adoptada por el gobierno central en la China continental, donde el surgimiento de pequeños brotes de la variante ómicron ha llevado a redoblar las medidas de blindaje, especialmente ante la cercanía de los Juegos Olímpicos de invierno que se inaugurarán en la capital en apenas dos semanas. Han quedado prohibidos los desplazamientos a Pekín desde áreas donde se hayan detectado casos. Los viajeros que lleguen desde zonas “limpias” deberán someterse a dos pruebas PCR: la primera, en un plazo máximo de 48 horas antes del desplazamiento, y la segunda tres días después de llegar. Después de tres casos confirmados en la ciudad de 20 millones de habitantes, las escuelas han recibido la orden de suspender las clases presenciales y continuarlas a distancia.
El contagio en Pekín de una mujer que no era contacto de otros casos llevó al confinamiento de su complejo residencial y el edificio de oficinas en el que trabajaba. Sin una fuente clara de infección, las autoridades chinas, que en el pasado han defendido que el coronavirus puede propagarse a través de productos congelados importados, apuntan a que la paciente pudo enfermar por el contacto con un paquete que recibió desde Canadá y que pasó por Estados Unidos y Hong Kong antes de llegar a su destino.
El caso de la mujer, que ha transmitido el virus al menos a dos personas más, ha llevado a las autoridades municipales a recomendar que los residentes desinfecten los paquetes que puedan recibir del exterior y minimizar las compras internacionales. Un edificio de oficinas en las cercanías del aeropuerto Beijing Capital quedó confinado el martes después de recibir lo que el gobierno local aseguró que era correo contaminado desde el extranjero. Más de un millar de personas quedaron encerradas hasta que se les practicaron pruebas de coronavirus, todas ellas negativas.
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