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Hubble, la nueva tecnología que rompe senderos

Hoka One One se ha distinguido siempre por un diseño muy rompedor de sus zapatillas, pero cuando se abre la caja de las Tennine y se ve la inmensa suela y la prolongación del talón, la sorpresa es inmediata. Uno no sabe si está ante la invención de las fatbike del calzado o es que a los diseñadores de la marca estadounidense se les ha colado una raqueta de nieve en la fabricación. El perfil de esta bota con diseño de zapatilla trail es cualquier cosa menos discreta, es impactante, revolucionario, agresivo y, sin duda, un poderoso motivador para probarla sobre el terreno a ver qué es capaz de hacer. Y el terreno elegido es el valle de la Fuenfría, en el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, por una ruta de 12 kilómetros que combina el pedregoso camino borbónico y el single trail camino romano dentro del propio valle. Eso nos asegura el encontrar todo tipo de terrenos.

Calzarse las botas es bastante fácil y rápido gracias al tirador del talón, que ayuda a deslizar el pie dentro de una cama que se ajusta con mucha comodidad. Una vez atadas se nota que el pie y el talón van bien sujetos en la estructura del calzado. Y la pisada en terreno llano es muy suave, como andar por un tatami. Hoka One One es a la amortiguación en las zapatillas outdoor lo que Volvo es a la seguridad en los automóviles, así que no fue una sorpresa sentir esa suavidad; ahora faltaba meterles caña.

El camino borbónico sube desde el fondo del valle hasta el puerto de la Fuenfría 400 metros en vertical, con algunas secciones con pendientes de hasta el 20%, multitud de piedras que se reparten entre grandes lanchas, y vegetación y raíces cruzándolo. Durante la prueba, parte de la ruta estaba cubierta de nieve y hielo. Avancé por el camino como si fuese subido en un carro de combate. Las zapatillas se comían el firme como si no hubiese irregularidades. La estabilidad era increíble y el retorno de energía en cada pisada, máximo. La sensación fue parecida a montar una bicicleta fatbike sobre un terreno roto y no percibir el menor movimiento en la rueda. No son unas zapatillas de trail running, pero seguramente son de las botas de senderismo más rápidas que he probado. Incluso pisando por las lanchas de piedra mojadas, el agarre fue muy bueno y el ritmo no descendió.

Tennine Hike GORE-TEX

Ficha técnica

  • Empeine: malla Gorethex y tejido de poliéster 100% reciclado
  • Mediasuela: Espuma EVA
  • Talón: sobredimensionado Hubble patentado para Trail
  • Suela: Megagrip Vibram Lite para agarre sin aumentar el peso
  • Peso: 504 gr (hombres); 416 gr (mujeres)
  • P. V. P. 250 €

Pasé de la zona de pedregal a la nevada, y aquí descubrí algo que no debería sorprender. Las zapatillas se comportan mejor sobre nieve no pisada y profunda, que sobre caminos de nieve ya prensados. No es como llevar raquetas, pero desde luego es mucho más ágil que las botas con suelas tradicionales. Muy cerca del puerto, a 1.780 metros, descubrí una zona expuesta con una gran capa de hielo, y aunque tenía la esperanza de que la gran superficie de la suela me sujetase, la bota resbaló. Bueno, no se puede pedir milagros a la goma megagrip que incorpora las Tennine, de todo lo que pisé es en el único sitio en el que el agarre falló.

Ya en el puerto hice revisión del calzado. La malla goretex del empeine había mantenido completamente seco el pie. Puntera, suela y talón seguían intactos incluso después de golpear con casi cada roca de la ruta. La zapatilla no solo es estable, es muy dura. Ahora había que comenzar la segunda parte de la prueba, el descenso, para ver cómo funcionaba ese megatalón en las bajadas y aquí la cosa cambió un poco. Debido al volumen del talón, el rocker y el drop de la zapatilla, se tiende a echar el peso hacia delante y eso hace que vayas, en ocasiones, más deprisa de lo que te gustaría. En terrenos limpios no importa, pero en single trails, con escalones de piedra y raíces cruzando a distintas alturas, se quiere controlar la velocidad ¿Solución? Hay que pisar más agresivamente con el talón. Una vez que se confía en el comportamiento de la zapatilla, el descenso se hace más seguro y cómodo.

Cruzando varios bosques y praderas, terminé la ruta por la vereda de un arroyo que me llevó al punto de inicio 13 kilómetros después. Había pisado grava, piedra, hierba húmeda, barro, roca, raíces, nieve, hielo y pasarelas de troncos. Y en todas las superficies, si exceptuamos el hielo, la zapatilla se comportó de forma excelente.

CONTRAS. Todo beneficio tiene su coste, y en el caso de las Tennine es su voluminoso talón Hubble con hendidura. En un espacio reducido, como encima de una roca, si uno se da la vuelta con pequeños pasos puede pisarse la cola del talón y desequilibrarse. No es un problema, pero hay que estar pendiente de esto, de la misma forma que no caminar hacia atrás cuando se llevan raquetas de nieve. El talón también levanta una gran cantidad de barro cuando se avanza por zona de fango, como la ribera de un río. No es como una rueda de bicicleta, pero es bastante. En la prueba acabé con los pantalones manchados del muslo al talón. Y por último, su volumen dificulta la elección de este calzado, por lo menos en mi caso, para llevárselo de viaje sobre todo si se planea volar. Es una bota de “rutas locales”.

CONCLUSIÓN. Las Tennine son una opción fantástica para los que buscan gran amortiguación y seguridad por terrenos heterogéneos y condiciones húmedas. Proporciona mucho soporte, protege las articulaciones y tiene un retorno de energía sorprendente. Si sumamos esto a que son muy ligeras, teniendo en cuenta su volumen, obtenemos la herramienta perfecta para hiking largos y veloces. Y, desde luego, si las calza será el foco de todas las miradas.

Senderismo por el valle de la Fuenfría

Camino borbónico cerca del puerto de la Fuenfría. Balder

El laboratorio de pruebas.

A poco menos de 40 minutos de Madrid se encuentra el valle de la Fuenfría, en pleno Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Un entorno con una belleza espectacular, y muy popular entre los aficionados a la montaña madrileños, que ofrece ocho sendas marcadas para todos los niveles. Está trufado de historia como el camino borbónico del siglo XVIII a La Granja, la vía Romana que conectaba Titulcia con Segovia, o el camino de Puricelli que iba para carretera nacional durante la II República. Por encima de los 1.700 metros bordea el valle el GR 10 que une Lisboa con Valencia. Todo ello abrigado por bosques de pinares, enebros, algún tejo aislado, rosales, botoneras y retamas, entre los que serpentean arroyos. Un ineludible paraje para todo amante del montañismo que esté en Madrid y tenga ocasión de acercarse.

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