Kliment Kolesnikov volvió a batir el récord del mundo en los 50 metros espalda de los Europeos de Natación Budapest. Lo hizo este martes en la final. De nuevo, saliendo el último, merced a un tiempo de reacción de 68 centésimas de segundo, demasiado para un esprínter. Su entrada al agua fue tardía. Su llegada a la pared, demoledora. Tocó la placa en 23,80 segundos, siete centésimas menos que su récord del lunes, de 23,93s. La turbulencia que generó en la calle cuatro pudo arrastrar al rumano Robert Glinta, que hizo 24,42s y se colgó la plata. Alejado de la ola, el español Hugo González de Oliveira no tuvo tanta suerte: solo pudo atrapar el bronce con 24,47s. Le corresponde el gran mérito de ser la primera medalla del equipo español en las carreras de natación en línea, el más disputado de los terrenos.
Kolesnikov convirtió cada brazo en una pala giratoria y su cuerpo se deslizó como si lo empujara una corriente invisible. Aguas abajo por el mismo río que los otros parecían condenados a remontar. Mientras el ruso se presenta en Budapest como un serio aspirante a los podios olímpicos de Tokio, Hugo González confirma su estatuto de mejor talento de España. De momento, no tiene compañía. El nadador madrileño de 21 años, pieza clave en el equipo universitario de los Cal de Berkeley, forma parte de una categoría que sus compañeros aun no conocen. Su marca en los 50 espalda supera el legado de Aschwin Wildeboer en el ránking español. No pasará a la historia fuera de las listas nacionales pero le permite pensar que tiene materia prima para trascender en un deporte saturado por la concurrencia de las grandes potencias geopolíticas. Su clase es indudable. Tanto que, provisto de una estructura ósea y muscular más adecuada a las pruebas de 100 y 200 metros, es capaz de adaptarse a los 50 sin tener la potencia necesaria.
Cada centésima de segundo es una constelación de posibilidades en las carreras de 50 metros. Entre los 23,80s de Kolesnikov y los 24,47s del español mediaron 67 centésimas, poco más de medio segundo. Una mano de distancia, tal vez. Pero 23,80s es la mejor marca de la historia mientras que 24,47s es la plusmarca nacional de España, hasta este lunes, la 43ª del ránking de la FINA en una prueba que evoluciona a ritmo de vértigo. Hasta treinta nadadores han cubierto más rápido que el mejor español los 50 metros desde los Juegos de Río 2016. Después de Kolesnikov, el más destacado en este ciclo ha sido el propio Glinta, que paró el crono en 24,12s en los Europeos de 2018.
“Estoy muy contento”, dijo Hugo González, tapándose la boca con una mascarilla, al salir de la piscina. El muchacho es cauto y lacónico. “Queda mucho campeonato”, añadió, a reclamo del jefe de prensa de la federación española.
Sabias palabras las del nadador que comprende que un bronce europeo en 24,47s en el año 2021 está bien para España pero no es suficiente garantía para soñar con un podio olímpico.
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