SAO PAULO, Brasil – Los expresidentes de Brasil y Estados Unidos, Jair Bolsonaro y Donald Trump, usaron “tácticas similares” para socavar la confianza en el sistema electoral de sus países y “atacar la democracia”, usando la misma receta de los “autócratas”, denunció este jueves Human Rights Watch (HRW).
La directora ejecutiva interina de HRW, Tirana Hassan, comparó el asalto a las sedes de los tres poderes cometido por miles de bolsonaristas radicales el pasado domingo en Brasilia con la invasión al Capitolio de EE.UU. por parte de seguidores de Trump el 6 de enero de 2021.
“Tanto Trump como Bolsonaro sentaron las bases para esos ataques al socavar la confianza en el sistema electoral”, indicó Hassan en una videoconferencia con periodistas con motivo del lanzamiento del informe anual sobre derechos humanos de la organización.
En su opinión, ambos exmandatarios, que guardan una relación de amistad, usaron “el mismo libro de jugadas” de los “autócratas” para “atacar la democracia” e inflamaron a sus partidarios con su comportamiento.
En el caso de Brasil, una horda de miles de simpatizantes de Bolsonaro invadió y causó graves destrozos en las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, en su intento por derrocar por la fuerza al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y devolver al poder al líder de extrema derecha.
El asalto golpista duró cuatro horas y dejó un balance de unos 1.800 detenidos, aunque prácticamente la tercera parte ha sido puesta en libertad por “cuestiones humanitarias”.
Bolsonaro, quien actualmente se encuentra en Estados Unidos, adonde viajó el pasado 30 de diciembre, dos días antes de acabar su mandato, sigue sin reconocer su derrota en las urnas ante Lula y reprobó de forma tibia el ataque a los tres poderes del domingo.
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Hassan señaló además a las autoridades de Brasilia por “no actuar para prevenir” el caos en la capital y pidió a las redes sociales actuar para detener de forma efectiva la “diseminación de desinformación” y “excluir” los discursos que incentiven una “insurrección” antidemocrática.
En este sentido, subrayó que el ataque del 8 de enero en Brasilia, que generó una “fuerte y rápida” condena internacional, evidencia la necesidad de “fortalecer” la democracia y las instituciones que la sustentan, algo que “no se puede dar (por) sentado”.
En su opinión, las autoridades brasileñas deberían mandar un mensaje “contundente” y garantizar que aquellos que “busquen socavar la democracia” enfrentarán “las consecuencias de sus acciones” dentro de los límites que marca la ley.
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