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Ian Stewart: “Las mismas matemáticas que se pueden emplear para la guerra, se pueden usar con fines pacíficos”


Ian Stewart (Folkestone, Inglaterra, 76 años) siempre ha encontrado diversión en las matemáticas. Desde niño era habilidoso con esta asignatura, pero no fue hasta los 14 o 15 años, según recuerda, cuando comenzó a interesarse realmente por ellas. Los motivos fueron varios. Uno de ellos era la columna sobre juegos matemáticos que Martin Gardner publicaba en Scientific American. Este interés lo llevó, junto con sus amigos con los que compartía afición, a recorrer la biblioteca local y sacar todos los libros de matemáticas que encontraron. Muchos de ellos, rememora, eran bastante aburridos, pero otros eran mucho más interesantes de lo que esperaban. A esto se unió un profesor que, además de darles el temario establecido, dedicaba mucho de su tiempo libre a enseñarles matemáticas que pensaba que eran interesantes. Tenía entonces 17 años. Y todo esto provocó que acabara siendo matemático.

En la actualidad, aunque hace más de una década que dejó la docencia en la Universidad de Warwick, sigue investigando porque, como defiende “los viejos matemáticos tienden a continuar de todos modos porque disfrutan haciendo lo que hacen”. Stewart es conocido por su labor divulgadora: solo en este siglo ha publicado más de una docena de libros sobre las matemáticas. El último, ¿Para qué sirven las matemáticas? (Crítica), ha salido a la luz el 9 de marzo en España. En él, hace un recorrido sobre las distintas áreas, como política o medicina, en las que las matemáticas son fundamentales, con el fin de desmitificar la percepción popular de que estas son inútiles para el día a día.

Pregunta: ¿Para qué sirven las matemáticas?

Respuesta: Están en todos lados. Las usamos todo el tiempo, pero no nos damos cuenta porque la mayor parte las hacen la tecnología, los ordenadores o los teléfonos. Hay muchas matemáticas involucradas, pero nunca vemos qué pasa, solo obtenemos sus beneficios. El problema para los matemáticos es que la gente piensa que no estamos haciendo nada [risas].

P: En su último libro recorre áreas donde las matemáticas son fundamentales, como la política o la medicina. ¿Cree que la sociedad es consciente de la importancia que tienen?

R: En términos generales, sí. Sin embargo, la idea que tienen la mayoría de las personas de en qué consisten las matemáticas está basado en el razonamiento o en lo que aprenden en la escuela. Pero realmente no es representativa de las matemáticas en su conjunto. La gente tiene una visión limitada de lo que realmente son. Y, por supuesto, esto les hace pensar que las aplicaciones son igualmente limitadas.

P: ¿Cómo se podrían usar las matemáticas en la guerra en Ucrania?

R: De muchas maneras. El mal uso está en cosas como la tecnología que hay detrás de las armas de muy alta potencia o en la que está siendo utilizada para hacer que se alcancen objetivos con precisión para mejorar el tamaño de la explosión. Pero este no es el propósito de los matemáticos, a menos que estén involucrados, porque las mismas matemáticas que se pueden emplear para la guerra, se pueden utilizar con fines pacíficos. Las matemáticas son muy útiles, por ejemplo, en la organización para evacuar las ciudades; hay formas eficientes para organizar la movilización de multitudes de personas.

P: De acuerdo con un estudio publicado en enero de 2022 en Datareportal, los usuarios pasan casi siete horas de media al día en internet. ¿Cómo pueden ayudar las matemáticas a mantener la seguridad en estos dispositivos?

R: La seguridad en internet se basa en sistemas de códigos inteligentes. La codificación se remonta a tiempos de Julio César, si no antes. Ahora, un ordenador es muy bueno configurando códigos complejos, pero también rompiéndolos, como descubrimos en la II Guerra Mundial. Hay una colección muy interesante de ideas matemáticas para hacer estos códigos secretos, para que estos códigos sean tan inquebrantables como sea posible y, por supuesto, cómo descifrar el código de otras personas. En Gran Bretaña, durante la II Guerra Mundial, los códigos alemanes se descifraron usando los precursores de los ordenadores actuales.

“Siempre pensamos que los ordenadores son muy inteligentes, pero detrás de ellos siempre hay métodos matemáticos”

P: ¿Cuáles son las nuevas profesiones que emergen gracias a las matemáticas?

R: No se trata tanto de nuevas profesiones, aunque hay algunas. De hecho, todas las áreas de inteligencia artificial. Siempre pensamos que los ordenadores son muy inteligentes, pero detrás de ellos siempre hay métodos matemáticos. Creo que los matemáticos se han visto involucrados en profesiones donde nunca antes se esperaba que hicieran este tipo de trabajo. De esta manera, se abren nuevas áreas como asistencia a abogados que están disputando elecciones, por ejemplo. Hay muchos intereses en intentar conseguir que la gente decida lo que tú quieres que decida, tratando de revertir el proceso, intentando amañar el proceso de toma de decisiones por la forma en la que se estructura. Particularmente en América, pero también en el Reino Unido y estoy seguro de que en algún sitio más del mundo, tenemos que tener un representante por cada gran área y la forma de hacerlo es que la gente de esta área vote y elija a su miembro en el Parlamento. Esto suena muy correcto y democrático. Pero alguien decide cómo dibujar los límites de esos distritos electorales. Y si tienes alguna idea de cómo se alteran geográficamente las preferencias de voto de las personas, hay muchas maneras de hacer que la oposición pierda muchos de sus votos. Si yo estoy en un partido y mi partido es el que está trazando los límites en ese momento y queremos mantener a los contrarios afuera, podemos mirar las áreas donde hay muchos votos para el partido de la oposición y trazar el límite, de manera que toda esa área solo obtenga un escaño. La oposición consigue votos en un pequeño número de áreas y tú distribuyes todos tus votos en tantas áreas como sea posible. Esto no es algo en lo que esperarías que los matemáticos estuvieran involucrados.

P: ¿Por qué cree que las matemáticas es una de las asignaturas más difíciles y que menos gustan en el colegio?

R: En primer lugar, porque es una asignatura difícil. Es difícil para los matemáticos. Cuando un matemático investiga, pasa mucho tiempo pensando en el problema y la mayor parte diciendo “no lo entiendo”. Pasa el 95% del tiempo en un estado de confusión, pero el otro 5% es maravilloso porque es cuando de repente empieza a ver cómo funciona. Todos hemos pasado por este proceso en la escuela cuando nos enseñan una idea nueva por primera vez, incluso si te interesa como parte de las matemáticas. La primera vez que te lo cuentan no tiene mucho sentido. Es una asignatura difícil en la que se acumulan unas ideas encima de otras. Por lo tanto, si te pierdes en algún momento, todo lo demás que sigue no tiene sentido.

“No abogaría por un cambio radical en la enseñanza, pero creo que lo que se necesita es que la sociedad en su conjunto tenga una comprensión de lo que realmente son las matemáticas”

P: ¿Cree que es necesario cambiar la forma de enseñar las matemáticas?

R: Creo que los profesores hacen un muy buen trabajo, considerando la naturaleza de la asignatura, porque la otra característica de las matemáticas es que si la respuesta es incorrecta, es incorrecta. Es implacable en ese sentido y los profesores no pueden hacer mucho al respecto. En el Reino Unido, lo que se enseñan a los niños sobre matemáticas en la escuela está prescrito por el Gobierno. Hay un plan fijo, una parte completa sobre aquello que se tiene que enseñar. No veo que sea una manera muy útil de enseñar nada. Opino que los profesores tendrían que tener más libertad sobre cómo enseñan. También me gustaría ver mayor énfasis en explicar para qué las matemáticas son realmente útiles, en contar de dónde provienen o el lado social de la asignatura, para que parezca más humano. Pero hay un problema: puedes tener una clase con niños entusiasmados por las matemáticas, pero luego les das un problema y no pueden resolverlo. Eso no es bueno, tiene que ser equilibrado. No abogaría por un cambio radical, pero creo que lo que se necesita es que la sociedad en su conjunto tenga una comprensión general de lo que realmente son las matemáticas, qué hacen los matemáticos, para qué se usan. Para eso está este libro.

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