Román Ibarrarán Monasterio nació en Gernika el 28 de febrero de 1909 y falleció en 1971. Siendo un chaval estudió en Escocia en un internado católico, el St Joseph´College, gestionado por los maristas en Dumfries, fundadores del Celtic de Glasgow. Estando años después en Bilbao, firmó por el Gernika y más tarde lo fichó el Deportivo Alavés, jugando entre 1928 y 1932, dos temporadas en Primera.
Su nieta, Edurne Martin Ibarrarán
, es la directora de comunicación del museo Fournier de naipes, un lugar mágico, no sólo porque está situado en el Palacio de Bendaña en Vitoria, una joya arquitectónica, sino por la colección de barajas de todo el mundo que ahí se exponen.
Fournier editó una baraja peculiar aprovechando el Centenario del Deportivo Alavés, naipes con un melenudo
Jorge Valdano, con Olivares o Ciriaco. Javi Moreno, Serrano o Pacheco
, cartas ilustradas a mano. Esa colección acabará seguro en el Museo Fournier entre barajas árabes y chinas, matrices de cartas del siglo XVII, una baraja de 1888 muy parecida a la actual, con oros, bastos, copas y espadas, tarots florentinos o íbero americanos y cantidad de barajas de futbolistas que
Edurne
muestra con suma delicadeza, utilizando guantes blancos para preservarlas. No se crean que son futbolistas de grandes equipos, hablamos de colecciones encargadas para satisfacer a los grandes amantes del balompié, equipos como el Júpiter o el Sabadell. La historiadora habla con orgullo de su abuelo, que jugó en el Deportivo Alavés y eso en Vitoria es una seña de identidad, de pertenencia, más aún este año.
Cuando en el 2011, la familia
Querejeta
se hizo cargo del Glorioso el club no tenía ni balones. La deuda ascendia a 21 millones de euros y con este panorama iniciaron una gestión apoyándose en la estructura del Baskonia. La temporada pasada fue el primer club que devolvió a sus abonados el importe del carnet de socio que por efectos de la pandemia del Covid no habían podido disfrutar.
Con un presupuesto de 64 millones de euros, el deseo de la familia es remodelar Mendizorroza y seguir creando cantera de futbolistas con las inversiones en otros campeonatos. Un modelo de gestión modélico que transmiten con pasión
Joseán y su hijo Haritz
, más pausado pero igualmente brillante.
22 puntos y 9 partidos perdidos en casa, el factor con el que juegan los equipos ‘pequeños’ para seguir siendo competitivos, sólo queda esperar que Abelardo sea capaz de rescatar al Deportivo Alavés de los últimos puestos de la clasificación. Es el año del Centenario, el año que
Edurne
recuerda a los visitantes al Museo Fournier que su padre también jugó en el Glorioso.
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