La aventura de Iker
Hernández (Urnieta, 1994) en Bolivia ha dado un giro importante en los últimos meses, no solo por la convulsa situación política que se vive actualmente en el país sudamericano sino por las vaivenes que ha dado la gestión del club al que llegó a principios de este año. “Estamos sin presidente, renunció porque nos debía dinero desde julio, entró otro presidente que siguió con las mentiras y ahora mismo somos los jugadores, el cuerpo técnico y los socios los que nos estamos haciendo cargo”, reconoce el guipuzcoano en conversación con MD.
El San José, sancionado con tres puntos menos en el Apertura, con seis menos en el Clausura que se reanuda ahora y que hoy mismo podría perder otros tres si no soluciona los impagos, atraviesa un momento delicado. No solo tiene pendientes los salarios de la plantilla sino otras deudas con proveedores, hoteles…
Aun así, Iker
Hernández mantiene la entereza. “Es una situación rara que nunca había vivido, nos está uniendo más y los entrenamientos son una gozada. De todo se aprende”, relata. “Sabes que en el futuro vas cobrar y que ese dinero, de alguna forma, lo estás ahorrando. Como la vida es más barata, no gastamos en lo que no necesitamos”, prosigue el delantero, feliz con la experiencia que está viviendo en Bolivia junto con su mujer.
Eso sí, sobre el futuro pende un interrogante. “Casi todos acabamos contrato ahora y cada uno va a a intentar buscarse la vida, marcharse o esperar a una directiva más responsable”, explica, de ahí que “nosotros estamos abiertos a todo y no descartamos seguir en el extranjero”, pero “hemos pasado una situación difícil y también queremos estar con la familia”.
Supermercados vacíos
La situación política de las últimas semanas ha añadido más incertidumbre y cierta dosis de peligro al día a día, aunque el urnietarra y su pareja no han sufrido ningún incidente en Oruro. “Hemos estado tranquilos pero durante muchos días las calles han estado bloqueadas y nos recomendaban acudir con tiempo de antelación al complejo en el que vivimos”, detalla. Además, el suministro de alimentos de primera necesidad se ha visto afectado por el bloqueo de los camiones en las afueras de la ciudad. “Estábamos avisados y llenamos la despensa antes de que ocurriera nada, pero en momentos concretos los supermercados han estado sin carne, pollo, huevos o verduras”, cuenta.
Afortunadamente, y a pesar de la tensión latente en todo el país, “aquí no hemos vivido nada raro”, aunque “una noche nos dijeron que podría haber saqueos”. No sucedió nada, aunque compañeros que viven fuera estuvieron una semana sin poder ir a entrenar por ese mismo motivo. “Incluso quemaron la casa que la hermana de Evo tiene aquí en Oruro”, cuenta Iker
Hernández.
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