No es fácil comenzar una semana de parón en la que acumulas dos derrotas consecutivas. Trabajar al máximo nivel es lo único que vale para remontar el vuelo. Alguacil confía en los suyos, la fe es ciega en ellos, pero hay que exprimirse en cada entrenamiento como si fuese el último. Da igual que sea una semana sin competición o en una de tres partidos en siete días, Imanol no baja un ápice el ritmo.
En el entrenamiento matutino en el Z7 sólo participaron nueve jugadores de campo y los dos porteros que no jugaron ayer, Remiro ni Zubiaurre. Tampoco estuvo Isak, que ya está concentrado con Suecia, por lo que se ejercitaron Aihen, Gorosabel, Sagnan, Le
Normand, Zubeldia, Zurutuza, Pardo, Sangalli y Barrenetxea.
Tras una breve carrera continua, David
Casamichana se puso al mando de las operaciones para introducir ejercicios de velocidad. El ritmo no para. Sprints, saltos y ejercicios de fuerza antes de pasar a la acción. De ahí realizaron una posesión de cuatro contra cuatro más Zubeldia y Ansotegi de comodines. Los primeros pases no fueron buenos, la circulación era espesa y no fluía como el oriotarra quería.
“¿Cómo las quereís para meterlas?”
Imanol se puso serio cuando cambió de ejercicio para pasar a buscar finalizaciones. Diseño una acción en la que los jugadores se quedaban solos delante de los porteros para disparar. Las mirillas estaban desviadas y la pólvora mojada. Tras tres minutos de un continuo bombardeo en forma de disparo, Alguacil paró el entrenamiento: “Que levanten la mano los que llevan 0 goles”, cantó. Seis pupilos levantaron la mano, como en la ikastola. “¿Cómo las queréis para meterlas?”, gritó Alguacil. Cabezas gachas entre los alumnos. Tras la reanudación, la lección sirvió para ver los primeros goles de la mañana con un Luca
Sangalli muy enchufado.
El que no estuvo bien, al igual que en los minutos de ayer ante el Getafe, fue Ander
Barrenetxea. La joven perla se mostró incómodo con su participación en el entrenamiento y también se llevó el toque de atención de Imanol: “Vaya día Ander, 0 goles llevas”, apresuró a decir en voz alta el míster. El donostiarra fue una de los únicos aspectos positivos de la pasada campaña, demostró tener un talento innato y Alguacil quiere sacarlo a la luz, pero no tiene piedad ni con los más pequeños.
De ahí pasaron a ensayar una situación real de partido, una de esas circulaciones rápidas que como en el día de ayer acaban en el saco con gol de Merino. Sin oposición, movían de un lado al otro la bola hasta sacar un centro que encontrase rematador. Lo último con balón fue un ejercicio en el que se ensañaban los dos contra uno. Acabaron exhaustos.
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