Imanol decide…y punto


Vuelve la competición en toda su extensión. La Real tiene por delante un mes de unta pan y moja y como le vaya bien, habrá enfilado de la mejor manera la recta final de una temporada que a estas alturas está cargada de esperanza. Como confirmó Mikel
Merino ante los medios el miércoles, este año tienen una especial ilusión por intentar hacer algo grande en la Copa, aunque sin dejar arrinconada la Liga, porque en eso sí estuve de acuerdo con John
Toshack: es el pan y mantequilla, la que te evalúa la temporada y partimos de ese quinto puesto que nos tiene contentos.



Hay que mantener el tipo, porque está muy claro que equipos que empezaron con dudas ya vienen lanzados a intentar pelear el puesto con los de Imanol. Para empezar el Betis, que es el rival el domingo a mediodía y que como aseguran los realistas, es un rival directo en las expectativas de alcanzar una de las seis primeras plazas que aseguran participación europea, ahora que, además, los números le permiten a la Real estar ubicada entre los treinta mejores equipos del continente. Seguir compitiendo en Europa garantiza tener una consideración para cuando lleguen, que llegarán, esas ligas globales que se anuncian y que dejaran pequeñas las competiciones domésticas.

Para todo ello parece necesario, porque se lo ha ganado, permitir a Imanol que sea quien tome todas las decisiones que permitan afrontar con su estilo y con su alineación, de la mejor manera posible cada partido. Noto al entrenador necesitado de repetir en cada comparecencia que siempre saca el equipo para ganar el partido, al margen de rotaciones o cantos de sirena sobre la necesidad de contar con jugadores que no forman parte de sus elegidos. Solo hace falta que esos que son los fijos en su esquema puedan mantener el tono que se va a exigir a partir de ahora y hasta la meta de mayo. Imanol se ha ganado a pulso la confianza que le permite decidir. Y punto.

De acuerdo en que al final ni tan mal cuando salió la bola de la Real la penúltima que le garantiza jugar en casa y emparejarle con el Espanyol y no con el Sevilla, que era otro de los cuatro equipos de Primera que quedaban por salir en el sorteo. Porque parece mejor enfrentarse al colista de la Liga que tener que hacerlo con el equipo de Lopetegui, que es uno de los que precede a la Real en la tabla y el primero que no tuvo trato de favor para ponerle directamente contra uno de los rivales de menor categoría, en un sorteo que pero que sigue siendo dirigido. Total, que los dieciseisavos los tiene que finiquitar la Real ante el equipo que ahora entrena Abelardo en el estadio de Anoeta el miércoles y en un solo partido. Sin duda que se puede decir que ahora empieza la Copa para la Real, después del calentamiento ante dos rivales más ilusionados que potentes (0-8 y 0-4, sin paliativos). Pero por mucho que sea el último de la fila en la Liga, ojo que los periquitos ya nos han dado más de un bofetón en esta competición y salvo que pasen de la Copa por estar apremiados en la Liga, serán los primeros rivales serios. El miércoles lo veremos.


Acabamos de cruzar el ecuador del campeonato, la Liga todavía es muy larga y, de partida, la Real lo afronta con la ventaja de ser uno de los equipos mejor situados y, especialmente alabada por su juego. Haber sumado más puntos fuera que en su propio campo en la primera vuelta tiene doble lectura, buena para cuando jugamos fuera como el próximo partido y con la necesidad de hacer de Anoeta el fortín que tiene que llegar.


El Betis que entrenaba el flamante entrenador del Barça, Quique
Setién, ganó a la Real la pasada temporada con el único gol de Junior
Firpo en uno de los últimos partidos que dirigió Garitano y en el que solo tres de los que lo jugaron parecen que repetirán: Le Normand, Willian José y Oyarzabal. La Real ha jugado siete veces en el Villamarín desde que se reencontraron en Primera, con tres triunfos, tres derrotas y un empate.



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