Iñaki Alkiza fue el presidente de la Real en la compleja etapa de transición entre el equipo que lo logró todo en los ochenta a la modernidad y la adaptación a los nuevos tiempos. Hubo de tomar decisiones traumáticas como la de fichar extranjeros tras la marcha de jugadores como Bakero, Txiki, Bomba o Loren en un año y llevar el mando en procesos necesarios como la conversión del club en SAD o el traslado del vetusto Atotxa al flamante y frío Anoeta viejo, con pistas de atletismo. La irrupción de su hijo Bittor Alkiza en el primer equipo agilizó su paso a un lado. Su fallecimiento a los 89 años deja a la Real huérfana de uno de los protagonistas más relevantes de su historia.
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