El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, aseguró que “la salud debe ser la prioridad número uno” para la vuelta del público a los estadios, que necesitará protocolos acordados entre el sector y las autoridades sanitarias.
“El fútbol es un espectáculo vivo. Sin todos los espectadores el fútbol no es lo mismo, pero la salud debe ser la prioridad número uno y tenemos que buscar protocolos que nos permitan volver. Tengo fe, el futuro es brillante y el de la nueva normalidad será mejor que el anterior. Hay que buscar el equilibrio entre salud, fútbol y todas las consideraciones comerciales”, afirmó.
Infantino marcó el regreso del público a los campos como uno de los grandes retos que afronta el fútbol en este momento durante su intervención en la última jornada del foro virtual ‘Soccerex Connected’, en la que invitó a abrir un debate sobre el calendario internacional y sobre el futuro de este deporte.
“Debemos trabajar juntos en la dirección correcta y hacernos las preguntas adecuadas. ¿Todas nuestras competiciones interesan a los aficionados? ¿hay demasiadas competiciones o no? y preguntarnos por el fútbol femenino, por cuántos partidos puede jugar un futbolista profesional por temporada y lo que necesita descansar”, dijo.
El presidente abogó por “equilibrar la competitividad en el calendario internacional” y también acortar las diferencias que existen con “el objetivo” de que llegue a haber “50 países que tengan opción a levantar la Copa del Mundo, no solo cinco o 6 y que haya 50 clubes que puedan ser los mejores del mundo”.
“Nuestro nuevo Mundial de Clubes mejorará el fútbol. Creemos firmemente en ello”, apuntó. Entre sus prioridades, Infantino marcó también la lucha la corrupción -“no más corrupción en el fútbol”-, el amaño de partidos y los abusos”, a la vez que apostó por la “modernización siendo inclusivo y mejorando”.
“Tenemos la plataforma y tenemos que escucharnos” insistió tras afirmar que la FIFA ha demostrado estar al servicio del fútbol durante la pandemia de la COVID-19, en la que ha podido destinar 1.500 millones de dólares para las asociaciones y las confederaciones, gracias a “su sólida situación financiera” y a que “el dinero en la FIFA ahora va donde debe ir”.
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