Ingebrigtsen es recalificado y Jesús Gómez es bronce en el 1500m

Jakob Ingebrigtsen acelera por delante de Lewandowski y Jesús Gómez.
Jakob Ingebrigtsen acelera por delante de Lewandowski y Jesús Gómez.ANDREJ ISAKOVIC / AFP

Recalificaron a un checo y metieron a 13 atletas en una pista estrecha para la final de 1.500m. Los empujones y los tropezones fueron inevitables, y Jakob Ingebrigtsen se vio obligado a pisar por fuera en una curva al comienzo tras un forcejeo con el polaco Rozmys, que no se dejaba adelantar por el interior y usó el codo para cerrarle el paso. Encerrado, el gran favorito tardó entonces en tomar su posición habitual, de señuelo delante de todos. Solo a los 300m dio el estirón que dejó a todos mirando a lo lejos y calculando con qué puesto podrían confirmarse en los Europeos en pista cubierta de Torun (Polonia).

A partir de entonces la carrera fue la repetición de la de Glasgow, y, como hace dos años, con sorpresa grande al final. Y por partida doble. Si entonces fue el polaco Marcin Lewandowski quien le clavó por la espalda el cuchillo a Jakob, de 20 años, el único europeo capaz de competir en el medio fondo con los mejores atletas de Kenia o Etiopía, en esta ocasión fueron los jueces, quienes le descalificaron inicialmente por la pisada inicial después de haber concluido primero (3m 37,56s) una carrera que dominó absolutamente.

La descalificación del gran noruego le daba entonces una victoria inesperada de nuevo a Lewandowski (3m 38,06s), quien siempre está donde hay que estar, y dos medallas al atletismo español, la de plata para Jesús Gómez (3m 38,47s), el inteligente campesino de Burgos que supo ver perfectamente la carrera y sin quemarse mantuvo siempre a tiro a la pareja noruego-polaca y tanto se acercó al final que hasta el gran polaco tembló. El bronce parecía ser para el joven debutante granadino Ignacio Fontes, quien remontó en una última gran vuelta (3m 39,66s). Sin embargo, a última hora, los jueces aceptaron las reclamaciones de la federación noruega, que alegaban que Ingebrigtsen había sido empujado, y le devolvieron el oro. Lewandowski, pues, volvió a la plata, Jesús Gómez se quedó con el bronce y Fontes pasó al cuarto puesto.

De la escabechina de las series y semifinales del 400m –en ocho horas, dos carreras a muerte, con el láctico hasta las orejas, y el sabor a bilis en la boca, y solo los dos primeros de cada serie pasando adelante– salió vivo, más que vivo, gallito, según su estilo, Óscar Husillos (46,26s), que, hasta espectacularmente, en su semifinal, dejó fuera de la final a Pavel Maslak, el checo que ha ganado tres Europeos en pista cubierta y tres Mundiales, uno de ellos adjudicado después de la eliminación, justamente, del rey de Astudillo en Birmingham 2018, donde tras firmar una marca que le elevaba a la altura de los mejores del mundo (44,92s, récord de Europa) fue descalificado por pisar una raya.

Cayeron en la carnicería, ya en las primeras series, víctimas de la falta de posibilidades de clasificarse por tiempos los otros dos españoles, Lucas Búa y Samuel García, habituales acompañantes de las proezas de Husillos (y medallistas de plata con él en el relevo de Glasgow 2019), quien en la final (hoy, 20.10) se tendrá que enfrentar solo a los rivales más duros, los holandeses Liemarvin Bonevacia, el único europeo que este año ha bajado de 46s, y Tony van Diepen, bronce en 2019 tras el fenómeno noruego Karsten Warlholm, ausente en Torun, y Husillos.

De la final del lanzamiento de peso salió con la cabeza bien alta Belén Toimil, que volvió a lanzar, por segunda vez en su vida, y en dos días seguidos, por encima de los 18m, lo que no había conseguido en toda su carrera. La lanzadora gallega, de 26 años y discípula de Charly Burón en León, no figuraba en la primera lista emitida por la federación, sino que fue añadida dos días más tarde al viaje junto a la saltadora Fátima Diame, quien se clasificó para la final de longitud. En la calificación (18,64m) batió un récord de España de un cuarto de siglo, con casi más años que ella, y en la final terminó séptima con 18,01m en el sexto intento y el convencimiento de que, dada su juventud (era la segunda más joven de una final en la que se impuso, con 19,34m, la portuguesa de 30 años Auriol Dongmo).

Tres nulos de María Vicente

“María tiene que volar en la longitud, tiene que volar en la longitud”, repite, pasado el peso, Ramón Cid, el entrenador de María Vicente, que comenzó su pentatlón con regularidad (8,31s en los 60m vallas; 1,77m en una altura en la que volvió a rozar el 1,80m) hasta que tropezó, como de costumbre, con el peso. Lanzó 12,40m, 688 mínimos puntos que le hicieron bajar del cuarto al séptimo puesto entre las 12 participantes. Seis horas más tarde comenzaba la longitud, la prueba más fuerte de la campeona catalana que llegaba a Torun animada después de haber batido en Madrid el récord nacional (4.501) puntos, hace dos semanas. Todavía tenía espacio para recuperar. Pero si en Madrid logró la plusmarca respondiendo a cada error en sus pruebas más flojas, altura y peso, con una sobrecompensación en las fuertes, en Torun, quizás fatigada mentalmente, al fallo del peso no respondió volando en altura, como requería la competición y demandaba su entrenador, sino tropezando tres veces con la plastilina. Tres nulos a los que no supo dar solución técnica, una falta de recursos que evidenciaba más cansancio mental que físico, derivado quizás del ruido que a su alrededor se levantó en Madrid. Un cero que la hundió tanto que no fue capaz de calzarse los clavos un par de horas más tarde para terminar con el 800m su segundo pentatlón europeo. La victoria, con una gran marca (4.904 puntos) fue para la gran favorita, la belga campeona olímpica de heptatlón Nafissatou Thiam. Batir su récord de España por solo 16 puntos, y camino de ello iba antes de la arena de la longitud, le habría valido a Vicente, de 19 años, un magnífico quinto puesto.

De la escabechina de series de los 800m, el mismo sistema mortal de los 400m que se tragó a Álvaro de Arriba, el campeón de hace dos años, que se vio envuelto en el cruce de navajas que se entabló –zancadillas, codazos, empujones—en la tripa de la troupe, y no salió indemne, sí que sobrevivieron, y con el ánimo por las nubes, Mariano García, el murciano de Fuente el Álamo que se agiganta en la gran competición, y ganó su serie y su paso a las semifinales (hoy, 19.25), y el madrileño Pablo Sánchez Valladares.

Si la mañana fue de las mediofondistas españolas jóvenes, la tarde noche pertenece a otra de ellas, la madrileña de El Escorial Lucía Rodríguez, discípula también, como Águeda Muñoz, su amiga, de Arturo Martín, que en la final de los 3.000m, en la que terminó octava, lo que le da la consideración de finalista, volvió a darle un mordisco de segundos a su mejor marca. Lucía Rodríguez, de 22 años, llegó a Torun con 9m 4,31s. De la semifinal salió con 8, 56,71s y de la final con 8m 53,90s, quinta marca española de la historia, aún a 13 segundos del récord de Marta Domínguez.


Source link