Hay derrotas que no se olvidan. Por muchos años que pasen. Y es lo que está sucediendo en Alemania, donde estos días no se habla de otra cosa que de la revancha que le deben las Popp, Dabritz, Oberdorf y compañía a su afición para sacarse la espina de la final masculina del Mundial de 1966, en que Inglaterra ganó a los jugadores de la Mannschaft en el mismo legendario Wembley.
La derrota ha resurgido nada menos que 56 años después. “Alemania tiene ante sí la oportunidad de tomarse la revancha por la derrota por 2-4 de la final de 1966”, escribía el popular diario ‘Bild’, que añade que se espera que viajen a Londres 3.000 seguidores.
Se habla del “polémico gol de Wembley”, en referencia al tanto que subió al marcador, obra de Geofrey Hurst, que dio contra el larguero, cayó al suelo y, según se insiste todavía, no llegó a atravesar la línea de gol. Inglaterra se impuso finalmente con ese teórico gol fantasma que agigantó la rivalidad histórica entre ambas selecciones. La espina sigue clavada, como puede verse que en la redes sociales se comenta que al menos esta vez habrá VAR para resolver dudas.
El canciller alemán, Olaf Scholz, anunciaba a través de su cuenta de Twitter que asistirá a esta “final de ensueño” para apoyar a su selección, a la que felicita por su “extraordinario rendimiento”.
Ésta será la primera final de la Euro Femenina en Wembley, que ya ha albergado la final masculina en dos ocasiones, en 1996 y en 2021, así como la final del Mundial de 1966 y la final anual de la FA Cup Femenina desde 2015.
Hace casi diez años, Wembley ya acogió la final olímpica de fútbol femenino de 2012, el 9 de agosto, en que Estados Unidos se impuso a Japón por 2-1 con dos goles de Carli Lloyd.