Inmunidad a largo plazo, reto de la vacuna contra Covid-19

Investigadora propone aplicarla primero a los trabajadores de la salud y después a personas de la tercera edad con comorbilidades.

Fabiola Méndez/ Francisco Medina

Varios laboratorios farmacéuticos (Moderna, Pfizer y BioNtec o AztraZeneca) realizan las pruebas en diversos países para el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus.

En entrevista para el programa Primer Movimiento de Radio UNAM, la doctora Rosa María del Ángel, investigadora del Departamento de infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), afirmó que se debe buscar una vacuna que no sólo produzca anticuerpos, sino que tenga una buena respuesta celular, es decir, que sean protectoras para una infección.

La especialista refirió que aún no se sabe si la inmunidad que se genere con la vacunación será a largo plazo, “es un virus estable, su mutación no es el reto, el principal reto es que la inmunidad sea a largo plazo”.

En cuanto a la posibilidad de recontagio comentó que, hasta el día de hoy, se sabe que los anticuerpos de las personas asintomáticas duran poco, los que se han enfermado su inmunidad dura un tiempo más. “Cuando hay una infección natural los anticuerpos duran más que cuando hay vacunación”.

En la carrera por desarrollar la vacuna existe novedad tecnológica, ya que de los proyectos que están en fases de prueba final están hechos de RNA. “Hasta el momento no hay ninguna vacuna probada de este tipo que se aplique a la población, lo que la hará también novedosa”.

Asimismo, se está haciendo en tiempo récord. Una vacuna tarda de cinco a diez años en crearse, lo cual representa retos logísticos y de recursos para las fases clínicas. “Y si se habla de vacunar a toda la gente se hablaría de 80 mil millones de dosis, es algo muy difícil de realizar y sólo hablando de una dosis y sin refuerzos”.

Lo cierto es que cuando esté lista las vacunas tendrán un costo y alguien va a tener que pagarlo. En ese sentido, indicó que México tiene varias opciones, una de ellas es comprar la vacuna a algún laboratorio o hacer la transferencia tecnológica y que se produzca en cada país con algún laboratorio nacional.

En el momento de decidir cómo llevar a cabo la distribución, la doctora Del Ángel coincide con la idea de aplicarla primero a los trabajadores de la salud y después a personas de la tercera edad con comorbilidades.

Los laboratorios con el desarrollo de la vacuna más avanzado la tendrán disponible a finales de 2020 e inicios de 2021, pero su aplicación masiva dependerá de las capacidades de producción.






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