Instagram echa balones fuera y pide a la industria que regule su uso para los menores

La aplicación de la red social Instagram, en la pantalla de un teléfono móvil.
La aplicación de la red social Instagram, en la pantalla de un teléfono móvil.Unplash

La comparecencia de Adam Mosseri, responsable de Instagram, ante un subcomité del Senado de EE UU para responder sobre la supuesta toxicidad de la red social en la conducta y la psicología de los menores, ha constituido un jarro de agua fría para todos aquellos que esperaban una tácita asunción de responsabilidad, aun mínima, por parte de la compañía, que pertenece a Meta (antes Facebook). En una declaración escrita previa a su comparecencia, Mosseri, uno de los lugartenientes del fundador Mark Zuckerberg, ha trasladado este miércoles a “la industria” la urgencia de dotarse de un cuerpo que aborde “cómo verificar la edad, diseñar experiencias apropiadas [para menores] y crear controles parentales“. Echando balones fuera, el ejecutivo ha añadido que Instagram “se adheriría a estos estándares” para beneficiarse de la llamada sección 230, una norma clave de internet en EE UU que protege a las plataformas tecnológicas de responsabilidad por el contenido publicado por los usuarios.

Ante los miembros del subcomité, Mosseri, vinculado a Facebook desde 2008, defendió incluso las ventajas de la aplicación al señalar que tiene un impacto positivo en ese grupo de edad, rechazando de plano que su uso pueda resultar dañino o perjudicial para los más jóvenes. “Las informaciones publicadas acerca de nuestras investigaciones internas [los llamados papeles de Facebook] han sido interpretadas de forma errónea”, dijo el ejecutivo a los senadores. Instagram, añadió, “sirve de ayuda en momentos tan sensibles como la adolescencia”.

La audiencia revestía un interés adicional: Mosseri es el primer ejecutivo que comparece ante el Congreso tras la publicación en septiembre de los primeros papeles de Facebook, revelaciones de la exempleada Frances Haugen sobre el déficit de seguridad y la mala praxis de Facebook, que ocasionaron la peor crisis de reputación de la compañía. El propósito de Mosseri era taponar alguna de las vías de agua del escándalo, aunque los legisladores, demócratas y republicanos a la par, no se lo pusieron fácil, esgrimiendo datos que demuestran que Instagram y sus modelos de perfección física y éxito social han perjudicado la salud mental de una de cada tres adolescentes en EE UU, una de las revelaciones más explosivas de Haugen basada además en documentos internos de la compañía.

En su quinta audiencia -en sesiones previas comparecieron responsables de TikTok y YouTube-, el subcomité de Protección al Consumidor y Protección de Datos ha planteado a Mosseri las sospechas sobre el daño adicional que provocan los algoritmos, al recomendar a los menores webs y aplicaciones nocivas para su salud física y psicológica en función de sus intereses y búsquedas anteriores, así como el déficit de controles para mantener alejados del sitio a los más jóvenes. En septiembre, Instagram dio marcha atrás en su proyecto de crear una versión para niños. Semanas después, Haugen revelaba los resultados de investigaciones internas acerca de la perniciosa influencia en el comportamiento de los más jóvenes, sobre todo de las chicas.

Una de esas investigaciones, realizada en 2019, mostró que Instagram devolvía una imagen negativa a un tercio de las usuarias menores de 20 años. Otro informe de 2020 revelaba que el 32% de las adolescentes creía que el uso de la red social fotográfica había agravado la percepción de su cuerpo, con el que no estaban satisfechas. Facebook se ha defendido asegurando que los datos han sido sacados de contexto y minimizando las investigaciones. En sucesivas comparecencias ante el Congreso de EE UU, el Parlamento británico y la Eurocámara, Haugen ha subrayado su preocupación por el efecto perverso de la red fotográfica en los niños.

En un ejemplo más de la política reactiva de la compañía, que intenta mitigar el daño -o la mancha de aceite del escándalo- después de constatado este, Instagram anunció este martes, la víspera de la audiencia de Mosseri, nuevas herramientas de seguridad para menores, como la función automática de pausa para limitar el tiempo que pasan en línea; un anuncio que fue recibido con suspicacia por los senadores. Asimismo, un día después de presentarse una demanda coordinada de refugiados rohinyás contra la compañía en EE UU y el Reino Unido por fomentar la difusión de mensajes de odio -algo que la compañía reconoció en 2018-, la firma ha bloqueado hoy los perfiles de empresas ligadas al Ejército de Myanmar (antigua Birmania), principal impulsor del intento de genocidio de esa minoría musulmana.

Más que la lejana crisis de Myanmar, o el casi olvidado escándalo de fuga de datos de Cambridge Analytica, sobre la maltrecha imagen de Facebook reverberan más si cabe las revelaciones de Haugen, al describir la bancarrota moral de una compañía que toleró contenido violento, como discursos de odio en países en guerra, en aras de los beneficios. O que hizo oídos sordos durante años de sus peores efectos sobre los adolescentes. La reacción a las filtraciones de Haugen corroboró de nuevo al Congreso de EE UU la necesidad, incluso la urgencia, de regular a gigantes como Facebook, y no sólo en lo tocante a las leyes antimonopolio, el otro frente de batalla abierto de la Administración contra las grandes tecnológicas.

La supuesta toxicidad de la red en los menores es el principal lastre que arrastra la compañía, que no se resiente de los escándalos desde el punto de vista económico y que ha apostado decididamente por el metaverso para capear el temporal. Para justificar la convocatoria de Mosseri, el demócrata Richard Blumenthal, que preside el subcomité del Senado, citó cientos de llamadas y correos electrónicos de padres sobre las experiencias negativas de sus hijos en Instagram. Un progenitor relató cómo el interés de su hija por el ejercicio físico llevó a la aplicación a recomendarle cuentas sobre dietas draconianas, trastornos alimenticios y autolesiones. “Algo se ha hecho terriblemente mal, y lo que más me sorprende es la falta de acción” al respecto, ha dicho Blumenthal al empezar la sesión del Senado.

“Resulta inexcusable que Facebook, teniendo conocimiento del daño que Instagram causaba, tardara una década en empezar a tomar medidas al respecto”, denunció Blumenthal ante Mosseri. El ejecutivo de Meta-Facebook se defendió afirmando que este es un problema que va mucho más allá de la plataforma para compartir fotos, “por eso es decisivo que tratemos el asunto de su seguridad online como un reto de toda la industria y que adoptemos soluciones y estándares en el sector”. El presidente del subcomité acusó a Instagram y el resto de las redes sociales de “exacerbar y atizar la crisis de salud mental” que vive EE UU.

El subcomité apuntó directamente a los algoritmos que impulsan recomendaciones lesivas para el desarrollo de los menores. La pretensión de la audiencia era “escuchar directamente del liderazgo de la empresa por qué utiliza algoritmos que presentan contenido dañino a los niños, llevándoles hasta lugares oscuros, y qué hará [Meta] para que su plataforma sea más segura”, dijo antes de la sesión Blumenthal. El órgano del Senado ha propuesto un control de la privacidad de datos más estricto para proteger a los niños, una mayor aplicación de las restricciones de edad y la capacidad de los usuarios jóvenes para eliminar información en línea.

A mediados de noviembre, varios estados del país anunciaron una investigación para determinar si Meta había permitido deliberadamente usar Instagram a niños y adolescentes aun sabiendo que la plataforma podía afectar a su salud física y mental.

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