Al menos 481 personas, entre ellas 64 niños y 35 mujeres han fallecido a mano de las fuerzas policíacas en las protestas que sacuden Irán desde septiembre de 2022.
Además, al menos 109 manifestantes se encuentran actualmente en peligro de ejecución, acusados o condenados a pena de muerte bajo imputaciones de cargos por “moharebeh” (enemistad con Dios) y “efsad-fil-arz” (corrupción en la tierra).
Sin embargo, la organización Iran Human Rights asegura que se trata de una cifra que expone de mínima la persecución contra los opositores al régimen iraní.
La organización, que lleva un detallado registro de la situación en Irán desde que empezaron las manifestaciones, asegura que los números son en realidad mucho mayores a lo que reportan, pues solo comparten datos que pueden comprobar.
La mayoría de las familias están bajo presión para que guarden silencio.
Durante la represión policíaca se han registrado detenciones arbitrarias, torturas físicas, agresiones sexuales y violaciones, además de una emisión masiva de condenas.
Organizaciones por los derechos humanos del país afirman que se han denunciado suficientes casos en todo el país como para concluir que no se trata de meros incidentes aislados, sino de una política sistemática del gobierno.
Según reportes del Centro de Derechos Humanos de Irán, la República Islámica no solo ha matado a tiros y ejecutado a manifestantes callejeros, sino también ha estado deteniendo a abogados defensores -al menos 44 desde septiembre- para bloquear la capacidad de buscar justicia para los activistas y manifestantes callejeros detenidos arbitrariamente.
Las revueltas en Irán comenzaron en septiembre del año pasado por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que falleció tras ser detenida por la Policía de la moral por no llevar bien colocado el velo.
Ahora, las protestas han evolucionado y los manifestantes no solo piden justicia para Mahsa, sino que piden el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
No se trata de protesta, esto es una revolución
Los manifestantes han declarado la guerra al actual Estado iraní y entre sus insignias se escucha: “No queremos a la República Islámica” y “Muerte al dictador”.
Quemas de hiyabs, gritos de libertad, y ataques a la policía se han visto por parte de mujeres y hombres que exigen justicia para la joven y el final de la represión islámica.
Los manifestantes han pedido la muerte de Alí Jamenei, el líder supremo de Irán. Las protestas se han convertido en uno de los desafíos más audaces al liderazgo clerical desde la revolución de 1979 y los manifestantes han sido declarados “enemigos del Estado”.
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