La policía antidisturbios iraní vigila a los manifestantes frente a la Universidad Amir Kabir de Teherán, este sábado. En vídeo, declaraciones del presidente iraní, Hasan Rohaní. AFP / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
Irán ha anunciado este martes la detención de varias personas en relación con el derribo de un avión civil ucranio con 176 personas a bordo el pasado miércoles. El portavoz judicial iraní no ha precisado el número ni la identidad de los detenidos, aunque sí ha informado del arresto de 30 participantes en las protestas por lo que muchos iraníes han percibido como un intento de encubrir la responsabilidad iraní en el incidente. El presidente Hasan Rohani, por su parte, ha pedido la formación de un tribunal especial para investigarlo. La crisis abierta constituye uno de los mayores desafíos que afronta el régimen islámico en sus cuatro décadas de existencia.
“El poder judicial debe formar un tribunal especial con un juez de alto rango y decenas de expertos. No se trata de un caso ordinario; el mundo entero estará observándolo”, ha defendido Rohani durante una intervención televisada. El presidente, que ha calificado lo ocurrido como “un doloroso e imperdonable error”, ha prometido que su Gobierno va a seguir el asunto con todos sus medios. No está claro qué capacidad de maniobra tiene frente a un sistema del que forma parte.
Según el portavoz judicial, Gholamhosein Esmaili, ya “se está llevando a cabo una amplia investigación y algunos individuos han sido detenidos”. A falta de una prensa independiente, los iraníes se han lanzado a las redes sociales para cuestionar la sinceridad de ese empeño. Lo comparan con el proceso puesto en marcha tras las protestas estudiantiles de 1999: A pesar de la muerte de varios universitarios por la acción de los basiyís (voluntarios islámicos), el único condenado fue un teniente por robar una maquinilla de afeitar eléctrica.
“Van a detener al que toco el botón”, concurre un observador extranjero en Teherán que ve en el anuncio “un intento de cortar la crisis”. Durante tres días, las autoridades iraníes rechazaron todos los indicios de que el avión había sido alcanzado por un cohete, se negaron a entregar las cajas negras del aparato, e incluso llegaron a amenazar a los periodistas que dieran pábulo a esa tesis. Que la Guardia Revolucionaria, el ejército ideológico y principal pilar del régimen, reconociera su error finalmente el sábado no ha evitado la indignación popular.
Por cuarto día consecutivo, han continuado las manifestaciones en las universidades. El centro de Teherán está tomado por la policía, aunque de momento no hay confirmación de incidentes graves. Al menos tres conocidos presentadores de la televisión estatal han dimitido tras lo que la Asociación de Periodistas de Irán ha calificado de “funeral para la confianza pública”. También varios artistas han anunciado que no van a participar en el festival anual de cine Al Fajr a principios del mes que viene.
Significativamente, Esmaili sí que ha precisado los detenidos, 30, por participar en esas “concentraciones ilegales” (sólo son legales las que organiza el régimen). Incluso si el derribo del avión fue un error, los manifestantes, la mayoría estudiantes universitarios, se preguntan cómo es posible que las autoridades no suspendieran el tráfico aéreo civil. Después de haber disparado una veintena de misiles hacia posiciones de EE. UU. en Irak en venganza por el asesinato del general Qasem Soleimani, lo mínimo que se podía esperar era una respuesta.
El propio Rohani parece consciente de la escasa credibilidad del sistema. “La responsabilidad recae en más de una persona (…) también hay otros que deben ser castigados”, ha dicho sin elaborar. En su opinión, que el Gobierno admitiera que las fuerzas iraníes habían derribado el avión “es un buen primer paso”.
En paralelo a los esfuerzos del presidente por guardar las formas, el régimen está moviendo sus fichas para proteger a la Guardia Revolucionaria. “Me temo que traman una nueva versión del derribo”, confía un analista iraní. Por un lado, el diario Hamshahri ha confirmado la detención de quien grabó el vídeo en el que se veía el momento del impacto del misil con el avión y que fue difundido por la mayoría de los medios internacionales. Por otro, la Oficina de Prensa Extranjera del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica ha distribuido entre los corresponsales de medios internacionales un informe elaborado por la Universidad de Teherán según el cual “Estados Unidos hackeó el sistema antimisiles”, atribuye el derribo del avión a “un compló para reducir el impacto mediático de la respuesta iraní al asesinato del general Soleimani” y descarta el error humano.
Mientras, los basiyís se han concentrado hoy en varias universidades para “conmemorar a las víctimas”, en un intento de apropiarse de las manifestaciones estudiantiles que desde el pasado sábado denuncian la falta de transparencia de las autoridades.
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