Irán desafía las negociaciones sobre el acuerdo nuclear al elevar el enriquecimiento de uranio al 60%


La visita del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a Teherán este martes ha permitido a los gobernantes iraníes sentirse respaldados frente a Occidente. Lavrov ha acusado a la UE de socavar los esfuerzos para reactivar el acuerdo nuclear por las sanciones que impuso la víspera a varios responsables militares y policiales iraníes por la represión de las protestas populares en 2019. Al mismo tiempo, Irán ha anunciado que aumentará el enriquecimiento de uranio al 60% en respuesta al sabotaje a su planta de enriquecimiento de uranio de Natanz —la más grande del país—, una forma de aumentar la presión sobre las negociaciones.

Lavrov se ha declarado “atónito” por la decisión de la Unión Europea de prohibir la entrada en territorio europeo y congelar los haberes a ocho oficiales iraníes, incluido el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hosein Salami. “Si no hay coordinación en la UE, y la mano derecha no sabe lo que hace la izquierda, es un desastre. Pero si esta decisión se tomó de forma deliberada en medio de las negociaciones (…) es un error que, como saben, es peor que un crimen”, ha dicho durante una conferencia de prensa ante la expresión complacida de su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif.

Las sanciones europeas, anunciadas el lunes por la tarde, llegan justo cuando la UE ha sido instrumental en el lanzamiento de las conversaciones de Viena sobre el futuro del acuerdo firmado en 2015. Bruselas y Moscú han trabajado juntos para preservar ese pacto desde que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump decidiera abandonarlo en 2018, un raro ejemplo de cooperación entre ambos, en un momento cuyas relaciones se encuentran en mínimos.

Lavrov ha expresado su convicción de que “se podrá salvar el acuerdo” y ha vuelto a instar a Washington a que dé el primer paso levantando sus sanciones “en cumplimiento de la correspondiente resolución de la ONU”. Pero las dificultades que los negociadores de EE UU y de los países que aún permanecen en el pacto (además de Irán, Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia y China) van a encontrarse este jueves cuando regresen a Viena se han complicado aún más con el sabotaje sufrido el domingo en Natanz, del que Teherán acusa a Israel.

Teherán ha informado al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de que va a empezar a enriquecer uranio al 60% de forma inmediata como reacción a ese ataque. Se trata de otro paso de lo que llama “medidas correctivas” en respuesta al abandono del acuerdo por EE UU, justo las que Washington le exige que revierta para levantarle las sanciones. Según el jefe del Centro de Investigación del Parlamento, Alireza Zakani, miles de centrifugadoras (las máquinas que enriquecen el uranio) resultaron dañadas y la planta quedó inutilizada para el proceso.

El jefe negociador iraní, el viceministro de Exteriores Abbas Araghchi, ha declarado a la cadena PressTV que su país no solo va a sustituir las centrifugadoras afectadas, sino que va a instalar otro millar con un 50% más de capacidad de enriquecimiento de uranio. De este proceso se obtiene el combustible nuclear que, dependiendo de su grado de pureza, tanto sirve para producir electricidad (3%-4%) como el material fisionable para una bomba atómica (90%), algo que los portavoces iraníes siempre han negado que sea su objetivo.

En el acuerdo nuclear que firmó en 2015, la República Islámica aceptó no superar el 5% de pureza y limitar el número de centrifugadoras (a no más de 5.060 del modelo básico hasta 2026). Pero desde un año después de la retirada de Washington del pacto, Teherán ha ido reduciendo sus compromisos de forma calculada para que ninguno de sus pasos desatara el mecanismo de resolución de disputas y el restablecimiento de las sanciones europeas. De hecho, el OIEA dijo en junio de 2020 que Irán estaba violando todas las restricciones del acuerdo nuclear. Y en enero de este año, ya enriquecía uranio al 20% de pureza en la planta de Fordo.

En ese contexto, el anuncio iraní de aumentar el grado de enriquecimiento de uranio constituye otra medida de presión ante las negociaciones más que un cambio en su trayectoria. Sus portavoces mantienen que darán marcha atrás a esas medidas en el momento que Estados Unidos retire todas las sanciones de forma verificable.


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