Irán niega que EE UU le haya derribado un dron



Irán ha negado este viernes haber perdido algún dron, desmintiendo el anuncio hecho la víspera por el presidente de EE UU, Donald Trump, de que había derribado uno de estos aparatos iraníes. El portavoz de las Fuerzas Armadas, el general Abdolfazl Shekarchi, ha asegurado que todos los aviones no tripulados que salieron en misión volvieron a su base. Y Abbas Araghchi, viceministro de Exteriores y negociador nuclear, incluso se ha permitido ironizar sobre si los estadounidenses no habrían derribado uno de sus propios drones.
“A pesar de las alegaciones delirantes y sin fundamento de Trump, todos los aviones no tripulados [enviados] al golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, incluyendo el que ha mencionado el presidente estadounidense, han regresado sin problemas a su base”, ha declarado el general Shekarchi, citado por la agencia de noticias Tasnim (próxima a la Guardia Revolucionaria, cuyas fuerzas navales se encargan de la vigilancia de las fronteras marítimas iraníes).
El presidente Trump aseguró en la noche del jueves que un dron iraní se había acercado a menos de mil metros del buque de asalto anfibio USS Boxer y había ignorado “múltiples llamamientos para que se retirara”.
Por su parte, Araghchi, el número dos de Exteriores, ha recurrido a Twitter para reiterar que Irán “no ha perdido ningún dron en el estrecho de Ormuz ni en ningún otro sitio”. “Me preocupa que el USS Boxer haya disparado a uno de sus propios drones por error”, ha añadido. Su tono remite a la guerra verbal que libran dirigentes iraníes y estadounidenses desde que el pasado abril Washington decidiera profundizar la política de máxima presión contra Teherán, inaugurada un año antes con su salida del acuerdo nuclear.
Los responsables iraníes parecen estar siguiendo una doble estrategia en su respuesta a EE UU. Por un lado, mantienen una postura de desafío a través de sus declaraciones, las dosificadas transgresiones del pacto nuclear y las actividades de la Guardia Revolucionaria (el jueves mismo anunció a bombo y platillo la detención de un petrolero al que acusa de contrabando de combustible). Por otro, sabedores del grave riesgo que supone el desafío, tantean vías diplomáticas.
El ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, reiteró el jueves en la sede de la ONU en Nueva York que su país está dispuesto a aceptar inspecciones más exhaustivas de su programa nuclear si EE UU retira sus sanciones económicas. Con anterioridad, incluso dejó caer que limitarían su programa de misiles si Washington dejara de vender esas armas a sus vecinos árabes del Golfo. Ambas condiciones se antojan improbables con el actual inquilino de la Casa Blanca.
Mientras tanto, cunde la alarma ante la sucesión de pequeños incidentes en unas aguas por las que circula una quinta parte del petróleo que se consume en el mundo. El plan estadounidense de formar una coalición militar para proteger la navegación está encontrando resistencia, según ha confesado una fuente del Pentágono a la agencia Reuters. India ya ha dejado claro que los dos buques de guerra que envió el pasado junio para proteger a sus navíos a raíz de los sabotajes a varios petroleros, van a extender su misión, pero no van a unirse a la coalición.
A pesar de que el 75% del crudo que sale del Golfo va destinado a países asiáticos, estos, como los europeos, opinan que aumentar la presencia militar en esas aguas ya muy congestionadas solo puede aumentar el riesgo de incidentes. Irak, un país que exporta el 96% de su crudo a través de Ormuz, está estudiando cómo puede diversificar sus vías de salida, aunque ninguna solución es inmediata. Reuters informó el miércoles de que algunas compañías navieras estaban contratando guardas de seguridad sin armas para las travesías del golfo Pérsico como medida extra de protección.



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