Irresponsable Renzi

Matteo Renzi, exprimer ministro de Italia y líder de Italia Viva.
Matteo Renzi, exprimer ministro de Italia y líder de Italia Viva.ALBERTO PIZZOLI / AP

Italia se adentra en una nueva crisis política que puede desembocar en el tercer Ejecutivo de esta legislatura. La ruptura del líder de Italia Viva y ex primer ministro, Matteo Renzi, con el Gobierno que lidera Giuseppe Conte abre un escenario incierto en el que no puede descartarse la convocatoria adelantada de elecciones. El país transalpino, en un momento de extrema fragilidad por la pandemia y la crisis económica, vuelve a dar muestras de su inestabilidad crónica. El momento elegido por Renzi, sin embargo, tiene pocos precedentes.

Italia devora un primer ministro cada 14 meses (67 Gobiernos desde la Segunda Guerra Mundial). El país se ha acostumbrado a navegar en una crisis política perenne. Un contexto en el que no sorprende el movimiento de palacio de Renzi, principal autor de las últimas crisis de Gobierno desde que descabalgó a su compañero de partido, Enrico Letta, de la presidencia del Consejo de Ministros para ocupar su lugar en 2014. Los argumentos esgrimidos ahora por el florentino, que denuncia las carencias de este Gobierno y un exceso de personalismo de Conte a la hora de tomar decisiones —como la gestión de los fondos de recuperación europeos—, pueden ser parcialmente compartidos. Pero el momento resulta totalmente inapropiado y sume al país en una incertidumbre perjudicial para sí mismo y para sus vecinos europeos.

La tarde que Renzi anunció que retiraba a sus dos ministras del Gobierno, Italia comunicó más de 15.000 casos de coronavirus en el país y 507 fallecidos. El país acaba de alargar el estado de emergencia y se encuentra en plena campaña de vacunación. Debe decidir también cómo gestiona la mayor asignación de fondos europeos para la pandemia (unos 230.000 millones de euros) y se dispone a inaugurar su presidencia del G-20. Renzi defiende que la pandemia no puede ser el único motivo que mantenga en pie este Gobierno. Pero ninguna de las razones esgrimidas, pese a su legitimidad, parece tan poderosa como para someter ahora al país al riesgo de meses de parálisis política que acarrearía un voto adelantado.

El presidente de la República, Sergio Mattarella, ha sido durante esta legislatura la única referencia estable de un país que se asomó peligrosamente al antieuropeísmo y a las políticas de ultraderecha durante el periodo en el que Matteo Salvini fue vicepresidente. Ahora deberá volver a pilotar una crisis política en circunstancias de excepcional gravedad. Conte busca nuevos apoyos para mantener la confianza de la mayoría del Parlamento y planeaba una votación para comprobarlo el lunes. Evitar un incierto y paralizante proceso electoral es necesario. También lo es lograrlo con una maniobra política transparente, que conforme una nueva mayoría clara y estable, como correctamente reclama Mattarella.


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