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Irving sitúa el faraónico proyecto de los Nets al borde del colapso

Irving sitúa el faraónico proyecto de los Nets al borde del colapso

A pesar de la mística con la que sea rodea, toda la espiritualidad que pregona, le encanta el ruido a Kyrie Irving, tan natural su talento como sujeto a la tentación de dejar patidifuso al mundo, sea con acciones, palabras o peticiones, como la reciente de pedir una salida a los Brooklyn Nets antes del ‘deadline’ de este mercado invernal, el 9 de febrero. Cuando todo estaba tan tranquilo, tan en paz con la amable y afable gestión de vestuario de Jacque Vaughn, Irving alborota el gallinero. Porque, él, simplemente es así. De imprevisible, de enigmático. Como lo fue en uno de sus últimos tweets. 

“A mis compañeros: ¡Simplemente sé tú mismo y crece! Mantén cerca a las personas que te celebran incondicionalmente y aprecian todo el trabajo duro que se realiza. Distánciate de las personas que manipulan, odian y lastiman”, rezaba el mensaje del base, difícil de saber si era una indirecta hacia los Nets o no. 

La inquisidora curiosidad de la NBA, cómo reaccionará un Kevin Durant sorprendido por la decisión de su íntimo amigo, es la mayor de las angustias para Brooklyn, que teme que lo de Irving ‘arrastre’ a Durant a otro destino y, con ello, el suntuoso proyecto que empezó en 2019 juntando a ambos sea vea arrojado al precipicio.

Los Nets han recibido tres peticiones de salida en un año: Harden, Durant y ahora Irving

Creían en las oficinas de los Nets, ostentados por el adinerado pero casi siempre disgustado Joe Tsai, en el mundo ideal construido por Vaughn, el espectacular rendimiento sincronizado de ambas estrellas y la cuarta posición consolidada en el Este, ese proyecto ya se había salvado de una desintegración que se cernió sobre la Gran Manzana entre finales de octubre y principios de noviembre entre el despido de Steve Nash, la ‘espantada’ antisemita de Irving y un Durant que había desistido de su petición de salida en verano. Pero que andaba por ahí gritando a los cuatro vientos su descontento con críticas en público a la calidad de la plantilla.

Como si el tiempo hubiera vuelto atrás sin dejar de avanzar, los Nets se vuelven a ver en una encrucijada. Y los vuelven a ver como la víctima del mercado invernal. Y es que un año después de vivir la ‘huida’ de James Harden a Philadelphia en un movimiento de última hora tan impactante como esperado, Brooklyn vive ahora el intento de escapada de Irving. Lo de Harden, huyendo precisamente de Kyrie, fue una decepción, lo de Irving ha caído como una daga en el corazón por sorprendente y doloroso. 



Y entre medias, la tentativa de ‘fuga’ de Durant en verano. Aparte de la franquicia en la que el verdadero invierno empieza cuando asoma la primavera, los Nets, esos por los que Harden hizo todo por salir de los Houston Rockets en la ventana invernal de 2021, ya se han consolidado como el lugar en el que nadie quiere estar.

Por no dar a Irving todo lo que quería -pedía un nuevo contrato por cuatro años y 200 millones-, la franquicia neoyorquina se siente definitivamente despreciada por el base por el que dio y ha dado todo, sobre todo dinero y paciencia.

Podrá irse sin cargo de conciencia Irving pues ha tenido la ‘deferencia’ de ser honesto con sus intenciones y así que los Nets puedan sacar algo por él en este mercado antes de que se vaya gratis en junio, pero han sido un par y muy gordas las que le ha aguantado Brooklyn al base entre su negativa a vacunarse contra el Covid-19 el año pasado y su efímero pero sonoro discurso antisemita al publicar el link de una película discriminatoria con el colectivo judío.

En dos años, entre lo de la vacuna y los 8 partidos de suspensión por su reciente escándalo, Irving sólo ha jugado 69 de los 133 encuentros de temporada regular disputados hasta la fecha, es decir, la mitad. Aunque menos jugaron juntos en un año los componentes del prometedor pero fugaz tridente Durant-Irving-Harden, sólo 16. Y no presenta un registro mucho mejor el trío Durant-Irving-Simmons en el también año que cumplen tras la llegada del australiano por la ‘Barba’, apenas 24.

Porque el australiano es también de esos cuyos ‘asuntos propios’ se entrometen en su baloncesto, sin debutar hasta la presente temporada entre falta de forma física tras negarse a jugar con los Sixers el año pasado y problemas de espalda. Se antoja del todo insuficiente lo que pueda aportar por mucho que se quede Durant como para considerar a los Nets por lo menos como un equipo aspirante a hacer un papel digno en play-offs. Reacio al progreso con la falta de tiro de la que se vanagloria bajo el mantra de “ser yo mismo”, ha pesado hasta ahora más la inconsistencia y los problemas físicos de Simmons que su polivalencia o talento pasador.

Irving, Simmons y Durant, un tridente a punto de separarse

Getty Images

Definitivamente, lo de juntar astros no se le da bien a estos Nets, a punto de guardar otro álbum de estrellas en el desván sin más, ser víctimas de la misma jugada que le hizo Kyrie Irving a los Celtics en 2019 y por la que llegó a Nueva York. Mucho afán de extensión a meses de ser agente libre -el año pasado rechazó una oferta de 4 años y 100 millones para permanecer sin vacunar-, pero al final ‘espantada’.

Mientras, Kevin Durant, con contrato hasta 2026, vuelve a darle vueltas a si mereció la pena marcharse de unos campeones ya construidos como los Warriors para marcharse a construir otros en 2019 con ese amigo por el que tanto ha dado la cara en sus controversias y que justo ahora, cuando le pide que de más en su ausencia por lesión, se larga.

Cuatro años, unos cuantos disgustos de Kyrie y más de 700 millones de dólares gastados después, el balance es de dos primeras rondas (2020 y 2022), unas Semifinales de Conferencia (2021) y unas predicciones demoledoras en un futuro a corto plazo de preocupante incertidumbre. Un rico a la vez pobre con un proyecto faraónico al borde del colapso. Un palacio en ruinas en Manhattan.




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