De la mano y ahora frente a frente. Isabel Pantoja testigo de cargo contra Agustín y viceversa. Ambos han sido propuestos como testigos por la acusación en las sendas querellas que cada uno tiene pendiente de afrontar en los juzgados. Si la cantante ha sido citada como testigo en la denuncia penal que su hijo Kiko Rivera interpuso contra su tío Agustín por presuntos delitos de estafa y apropiación indebida, éste último ha sido propuesto igualmente por parte de la acusación contra su hermana Isabel en la querella por insolvencia punible que lleva el Juzgado de Instrucción número 3 de Marbella, pendiente de señalar fecha de juicio.
Dicen que son uña y carne y que no pueden vivir el uno sin el otro. Conviven, trabajan juntos, comparten confidencias y el aire que respiran desde hace años. Isabel y Agustín Pantoja, hermanos de sangre; la una, artista; el otro, su mano derecha. Él es el menor de los 4 hermanos; ella, la única niña de Ana María Martín Villegas y Juan Pantoja Cortés, bailaora de profesión y cantante y letrista de fandangos, respectivamente. La niña Isabel, nieta del cantaor gitano Antonio Pantoja Jiménez “El Pipoño de Jerez”, empezó bien chiquita en los escenarios. Con 14 años dejó los estudios. ¡A bailar y a cantar! Primero en la compañía de su primo Antonio Cortés “Chiquetete”, después en el tablao “El Embrujo”, en Sevilla. Desde entonces, Maribel, su hermana mayor, se convirtió en referencia para el pequeño Agustín. Ella cantaba, bailaba, viajaba y traía el sueldo a casa. Maribel salvó a la familia. De San Gonzalo, en el barrio sevillano El Tardón, los Pantoja Martín pasaban dificultades.
La niña Isabel triunfó y con ella, todos los suyos. Algunas voces aseguran que su hermano Agustín la idolatraba, pero que sus dotes para la canción le apretaban la garganta y siguió, en cuanto pudo, los pasos de su hermana. Isabel comenzó a grabar en los 70. Agustín, diez años después. Su primer éxito “Piel Canela” (1986) fue obra de Paco Cepero. El famoso compositor ya había conseguido 3 años antes el primer gran éxito de Isabel con el disco “Cambiar por ti” (1983). Vendió 10 millones de copias. En aquellos primeros años de Agustín, Isabel compaginó actuaciones en solitario con alguna gira junto a su apuesto hermano. En agosto de 1986, llenaron en el Castillo de Perelada, con el clásico final “Qué bonita que es mi niña”. En 1997, tras una larga temporada en México, donde conoció al gran amigo de su hermana Maribel, el reputado compositor mejicano Juan Gabriel, Agustín decidió dejar la música. He escuchado desde hace algún tiempo que abandonó su carrera para ocuparse de su hermana y que es la principal razón por la que ella se ha entregado a sus decisiones. “Se lo debe”, dicen. Sin embargo, no consigo cuadrar las fechas ni los datos. Sin duda han estado siempre muy unidos, pero Maribel compartió afectos con otras personas que no eran su hermano Agustín cuando éste decidió dejar la canción. Tras adoptar a su hija Isa en 1996, a quien amadrinó su amiga María del Monte, conoció al empresario malagueño Diego Gómez 4 años después durante una estancia en el hotel Torrequebrada de Benalmadena. Ese verano de 1999 comenzaron a salir. Ni rastro de Agustín. Diego y Maribel iniciaron su relación en septiembre, tras conocerse personalmente el día del cumpleaños de la cantante, el ya famoso 2 de agosto, efeméride de la ruptura entre Isabel Pantoja y su hijo Kiko Rivera, tras descubrir en una habitación de Cantora aquello que su madre negó desde siempre a los hijos mayores de Paquirri, Francisco y Cayetano. Isabel y Diego estuvieron juntos hasta enero de 2003. La irrupción del ex alcalde de Marbella Julián Muñoz en la vida de la cantante dio por finiquitada la relación más estable que ha tenido la artista desde que falleciera su marido, Francisco Rivera, en septiembre de 1984. Julián arrasó y su poder político y económico, más. Duró hasta su detención en julio de 2006.
Durante estos años de Diego y Julián en la vida de la artista, nunca estuvo Agustín, a lo sumo, según testigos presenciales, de visita en su casa. Ni estaba ni le esperaban. Cuando Muñoz desaparece de la vida de Isabel, preso en la cárcel malagueña de Alhaurín en 2006, Agustín retoma el día a día con su hermana y se convierte en su sombra, en su mano derecha. La cantante se separó mediáticamente del ex alcalde en 2009. Ya había sido detenida y puesta en libertad con cargos. Quedaba el mal trago del juicio por el caso Blanqueo, pieza separada de Malaya; con Julián, que lo sabía todo, a su lado. En 2013 ambos salieron condenados por la Audiencia Provincial de Málaga. De la mano de Agustín la vimos entrar en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaira (Sevilla) en noviembre de 2014. Fue cuando se hermanó más que nunca a él. Le otorgó plenos poderes para que se ocupara de sus asuntos mientras cumplía condena y, de manera expresa, firmó un poder posterior en la cárcel, para que vendiera el archiconocido chalet marbellí “Mi Gitana”, en la urbanización La Pera de Nueva Andalucía, que compartió con Muñoz.
Maribel y Agustín se adoran y les honra como hermanos. Se necesitan y ahora, testigos uno contra el otro, más que nunca.
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