‘Israel y Palestina necesitan líderes nuevos, atrevidos y con ideas centristas’: Nejemye Tenenbaum

Por Héctor González

Para nadie es un secreto que el conflicto entre Israel y Palestina es tan añejo como difícil. Cuestiones como la religión, la identidad y la crisis de liderazgos son ramajes de un problema con raíces amplias y profundas. A fin de arrojar luz y algunas propuestas para pacificar la zona, el cineasta Nejemye Tenenbaum entrevistó al activista Gershon Baskin para su documental One Word: Occupation, que se proyecta este lunes 31 de mayo a las 22:00 horas a través de Canal 22 o que puedes ver presionando aquí.

¿Cómo resumir un conflicto tan complejo en media hora sin ser reduccionista?

Me tomó años comprender que una tarea fundamental del cineasta ya sea en la ficción o en el documental, es definir su historia en dos o tres renglones. Antes de entrevistar a Baskin quise definir cuál sería el tema principal y un par de subtemas para generar una tesis más profunda. El tema fue la ocupación militar israelí y las causas y consecuencias que genera esta ocupación en palestinos e israelíes. Entonces me centré en este argumento, que ya en sí es complejo pero esta definición me ayudó a mantenerlo claro y preciso.

Alrededor del conflicto hay prejuicios y mucha polarización. Lo vimos con los ataques de hace unos días. ¿Qué tipo prejuicios crees que predominan respecto a este tema?

Los prejuicios se exacerban con la falta de diálogo y de contacto, una situación que se da entre los israelíes judíos y los palestinos que viven en Cisjordania y en Gaza. Cada vez es más esporádico el encuentro y esto alimenta los prejuicios. Súmale el trato no signo, por decirlo de una manera amable, de los soldados y los colonos israelíes hacia los palestinos y el cruel antisemitismo que brota de Hamas en Gaza y tienes una coyuntura polarizada y con imposibilidad de dialogar. Con respecto a la polarización, creo que es de los elementos más notables de nuestra modernidad, los jóvenes buscan significado en propuestas de identidad de grupo y pienso que muchos lo encuentran en la religión y en ideologías que pueden caer en los extremos. En Israel un segmento importante de la población se ha tornado hacia la religión de corte nacionalista y esto lo dispara al extremo del péndulo. Del lado palestino sucede lo mismo, pero pienso que es suscitado por el hartazgo y la falta de oportunidades.

El activista Gershon Baskin sostiene que más que un tema religioso el problema es una cuestión de identidad. ¿Compartes su posición?

Concuerdo con Baskin, los palestinos hablan de la tierra que sus padres, abuelos y bisabuelos perdieron, de sus casas y sus olivos, y esto me dice que la identidad territorial es sumamente importante. De igual manera, el pueblo judío ha anhelado regresar a la tierra prometida por dos mil años. No es un capricho, cada año los judíos cantamos en la Pascua y en Yom Kippur, “el próximo año en Jerusalén”. A diferencia de Baskin, creo que el componente religioso sí es significativo, de hecho, fue uno de los disparadores de la última guerra con la intrusión israelí en la mezquita de Al Aqsa durante el Ramadán. Es cierto que los feligreses amasaron rocas y enfrentaron violentamente a la policía para protestar el posible desalojo de familias palestinas del barrio Sheikh Jarrah, pero el detonante principal, desde mi punto de vista, fue el ataque con balas de goma y gas lacrimógeno en Al Aqsa. Me pregunto ¿dónde quedó la inteligencia estratégica de Israel? Es como atacar la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre. Israel tiene que entender que los cañones se deben implementar después de una valoración muy detallada de los ánimos en un momento determinado, en este caso del pueblo palestino. Como dice el periodista israelí Erán Singer, para los palestinos Al Aqsa es el único espacio que no ha sido tomado por los israelíes y el ataque de la policía fue un cruce de línea que desató la ira. Entonces para mí el componente religioso también es fundamental.

Baskin reconoce que para la solución del problema atraviesa necesariamente por la repartición. ¿Crees que en verdad es viable?

Esta pregunta es la que ronda en todos los análisis políticos sobre el conflicto. No hay duda de que la única solución real es la implementación de dos estados para dos pueblos, ninguna otra es pragmática y ninguna otra satisface las aspiraciones identitarias de ambos pueblos. Como bien lo explica Baskin en One Word: Occupation, “los Estados Unidos Palestino-Israelí no podrían satisfacer la identidad territorial israelí ni palestina”. La pregunta que pienso que haces es que si con los liderazgos actuales, ambos desvirtuados, y la situación de los asentamientos judíos que crecen y crecen en Cisjordania, sería posible desalojar al menos un 90-95% en un tratado de paz y establecer ahí y en la franja de Gaza un estado palestino. Pienso que es viable porque no hay otra alternativa. En la última portada de The Economist, se miran las banderas de los dos pueblos y el encabezado lee, ¿Dos estados o uno? Veremos si Israel es suficientemente inteligente y frío emocionalmente para comprender que un estado binacional significaría la muerte de un estado judío y democrático. Los palestinos no tienen mucho que perder, están desalentados, más los jóvenes, y un estado binacional democrático o dos estados independientes sería cuantiosamente mejor que el estatus quo. Muchos analistas piensan que la ventana para la solución de dos estados se cierra, pero yo pienso que todavía es posible.

Alternas imágenes de guerra con fotos de paisajes bellos, ¿incluso en lo visual te interesaba transmitir un mensaje positivo o de esperanza?

Me encanta tu pregunta porque me hace pensar que logré transmitir una idea central en el documental. Hay algunos motifs en la pieza, auditivos y visuales, y uno de los visuales es la repetición de imágenes de luces de bengala. En la búsqueda de material de archivo di con el sitio Activestills, un archivo fenomenal de imágenes captadas por un colectivo de fotógrafos palestinos, israelíes y europeos que se dedican a documentar la ocupación. En este archivo me topé con muchas imágenes de luces de bengala lanzadas por el ejercito israelí. La ironía es que estas luces, lo que intentan hacer es visibilizar el territorio enemigo para poder operar, sin embargo, las imágenes eran tan bellas, en todos los sentidos, que decidí resignificarlas. Entonces en el documental representan el alumbrado del camino, no hacia la guerra, sino hacia la paz. También quise terminar con una nota positiva. Israel ha firmado la paz con Egipto, con Jordania, y ahora firma tratados con Bahréin y los Emiratos Árabes. Dentro de los dos pueblos hay gente sensata, amable y ética que quiere la paz y que busca conocerse y entenderse. Las últimas fotografías del documental provienen del archivo personal de Baskin, imágenes de palestinos e israelíes en conciertos, en reuniones y pláticas. Pienso que la voluntad para hacer la paz existe, al menos en algunos sectores de la población.

En el documental se habla de la ausencia de liderazgo para resolver el problema. ¿Qué tipo de liderazgo hace falta? ¿Qué diferencias ubicas entre los líderes que firmaron la Iniciativa de Ginebra en 2003?

Baskin pronuncia una frase clave, “el camino hacia la paz no depende del tiempo sino del liderazgo”. Concuerdo totalmente. Los dos pueblos han cometido errores sustantivos, incluso parteaguas. Del lado de Israel un judío ortodoxo asesinó a Yitzjak Rabin en 1995 cuando por primera vez se reconocían políticamente palestinos e israelíes. No solo fue el acto de un extremista, se sabe que la atmósfera sociopolítica era muy violenta y el liderazgo de Netanyahu no puso un alto a las acusaciones de nazi, agente de la Gestapo y traidor que su base le gritaba a Rabin. En esas dos balas se esfumó la paz. Por otro lado, los palestinos han rechazado dos propuestas de paz viables, la primera en el 2000, no tan atractiva a corto plazo, pero con paciencia, y repito, con un estado emocional frío, podría haber sido un buen camino para establecer un estado palestino. La segunda en el 2008, con Olmert, mucho más generosa y con muy buenas bases para ponerle fin al conflicto, ambas rechazadas. Entonces ha habido liderazgos miopes y con poco pragmatismo. Ahora en Israel no hay una coalición todavía, pero en los últimos 12 años, Netanyahu ha sido líder del ejecutivo y con la derecha ni en sueños veremos una oferta de paz real. Del lado palestino, el gobierno está fragmentado entre Hamas y la Autoridad Palestina y reina un odio virulento entre los dos. Mahmood Abbas lleva en el gobierno, si no me equivoco, 16 años de un termino de 4, entonces ejercicio democrático no hay. Creo que los dos pueblos necesitan líderes nuevos, atrevidos y con ideas centristas. Y más que nada mentes pragmáticas.  Urge importar el pragmatismo a Israel y Palestina.

¿El negocio de las armas es una variable latente en el conflicto entre Israel y Palestina? Tu película es de 2019, pero ¿cómo interpretas los ataques de hace unos días?

No creo que sea un tema relevante. Israel es un país avanzado en muchos campos, en la agricultura, medicina, tecnología, computación, y muchos otros. Por supuesto que lucra con la superioridad militar que ha logrado al vender equipo y tecnología a países africanos y de otras regiones, pero pienso que ese tema no es un motivador para no hacer la paz. El conflicto israelí-palestino se enraíza en la identidad con la tierra y con la identidad religiosa desde mi punto de vista. La guerra de mediados de mayo fue un estallido más de la olla exprés, los cerillos que lo encendieron fueron como te platicaba, una combinación de factores territoriales y religiosos pero el problema de raíz está en la ocupación militar, desde mi punto de vista. Hasta que no se firme un tratado de paz con intercambio de territorios, estas conflagraciones seguirán sucediendo cada tantos años y los ríos de sangre seguirán corriendo.

¿Crees cómo Baskin que se pueda llegar a la realidad de un futuro compartido entre ambos Estados?

Tienen que suceder varios milagros. Lo primero Héctor es un mutuo reconocimiento. La OLP, ahora la Autoridad Palestina, reconoció el derecho de Israel a existir en los acuerdos de Oslo en los 90s. Israel también tiene que reconocer el derecho de Palestina a la autodeterminación en un estado independiente. Subrayo ‘en un estado independiente’ porque los israelíes podrían ofrecer un tipo de autonomía estilo los bantustans en Sudáfrica y esto sería la misma gata, pero revolcada. Otro milagro, Hamas tiene que reconocer la legitimidad del Estado de Israel y su derecho a existir. La Autoridad Palestina tiene que dejar por la paz la idea del retorno de cientos de miles de refugiados palestinos e Israel tiene que ceder Jerusalén del Este. Puedo enumerar otros milagros, pero mientras los pienso se me retuerce el estómago, no está fácil. Te comparto un dato triste, platiqué con Baskin hace unos meses y me confesó que la solución de dos estados para dos pueblos está moribunda. Fue una conversación que me causó desasosiego.

El futuro puede darse de varias maneras, en un estado binacional o en dos estados independientes. La primera opción sería el fin del sueño sionista ya que el estado binacional sería, o un estado democrático no judío ya que las poblaciones son de igual proporción y prontamente habrá más árabes que judíos, o un estado judío apartheid, donde los palestinos no podrían ejercer el voto, serían ciudadanos de segunda clase, pero Israel permanecería judío. Ambas opciones son desastrosas para Israel. Entonces no hay de otra, para llegar a un futuro compartido y digno, Israel tiene que despertar de su burbuja de seguridad ilusoria y volver a ofrecer propuestas de paz. Los palestinos deben unirse, renunciar a ciertas demandas irreales y sentarse a negociar un acuerdo viable. Demasiados milagros, pero como alguna vez dijo David Ben Gurión, el Primer Ministro israelí, “en Israel para ser un realista debes creer en los milagros”. Espero que un realismo así nos acerque algún día a una paz duradera entre israelíes y palestinos.

 


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