Las fuerzas de seguridad italianas detuvieron en la isla de Sicilia al jefe mafioso Matteo Messina Denaro, considerado uno de los últimos grandes padrinos de la Cosa Nostra y prófugo de la Justicia desde hace tres décadas.
Las autoridades lo localizaron en una clínica de Palermo, a donde había acudido a someterse a un tratamiento, según el comandante de los Caribinieri, Pasquale Angelosanto. Messina había acudido con un nombre falso para recibir una sesión de quimioterapia, según la Rai.
Messina, que no ofreció resistencia a los agentes, fue trasladado a una ubicación segura previo paso a su llegada a un centro penitenciario de máxima seguridad, en línea con los protocolos para este tipo de arrestos. No en vano, estaba considerado el prófugo número uno de Italia.
Sobre Messina pesa ya una condena a cadena perpetua por su conexión los asesinatos en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en dos tragedias históricas de la lucha de las autoridades italianas contra el crimen organizado durante la década de los noventa.
Aunque la condena contra Messina subraya que el mafioso no tuvo ningún papel en la ejecución de los atentados que acabaron con la vida de los jueces -las masacres de Capaci y Via D’Amelio-, sí concluye que el mafioso ofreció ayuda para vigilar a los magistrados en el momento en que el gran responsable de los ataques, Salvatore Riina, decidiera lanzar las operaciones.
El fiscal Paolo Guido, uno de los responsables de la causa, celebró que esta operación “es el resultado de años de investigaciones” y deriva de una labor de coordinación “difícil y compleja” entre distintas instituciones.
Para el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia, responsable junto a Guido del caso, la operación tiene una “importancia histórica” y supone saldar una deuda con los “mártires” que han perdido la vida en Italia, como ha explicado a la radiotelevisión pública.
Para la primera ministra, Giorgia Meloni, se trata de “una gran victoria del Estado”, que “no se rinde ante la mafia”. Meloni, que tiene previsto viajar a Sicilia, apuntó que la detención de Messina se produjo 30 años después de la de otro simbólico capo, Salvatore Totò Riina.
Meloni agradeció en Twitter la labor a todas las instituciones implicadas en la detención “del exponente más significativo de la criminalidad mafiosa”. “La prevención y combate contra los delitos de la mafia (…) seguirá siendo la prioridad absoluta de este Gobierno”, enfatizó.
El viceprimer italiano Matteo Salvini, líder de la Liga, también celebró lo que considera “un buen día” para el país, si bien la satisfacción se extiende también a todo el espectro político. “La mafia siempre pierde al final”, dijo el líder del Partido Democrático, Enrico Letta.
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