El matrimonio Andre Agassi y Steffi
Graf tiene una cita ineludible el próximo miércoles por la tarde. No se perderá el Draft 2020 de las Grandes Ligas de béisbol (MLB), que se hará vía teleconferencia y en formato reducido debido a la pandemia de Covid-19. Uno de los personajes en las listas de candidatos es su hijo mayor, Jaden Gil, que desde hace tiempo porta en su camiseta el apellido paterno, que al principio escondiera en favor del apelativo ‘Rock’ para no parecer un enchufado.
Los especialistas subrayan que tiene un puesto en el béisbol profesional, aunque las previsiones son diferentes este año debido al coronavirus, que ha dejado el Draft en cinco rondas y no las 40 habituales. Además, el vástago de la famosa y laureada pareja de ex campeones de tenis acaba de operarse un codo.
Independientemente de lo que suceda en la elección, tiene puesto asegurado para debutar, a sus 18 años, en la Universidad del Sur de California (USC), tras destacar en un campus como uno de los nuevos talentos del estado de Nevada, ya que la residencia oficial familiar es Las Vegas.
“Amo el béisbol. Amo a los compañeros de equipo, sobreviviendo y peleando como hermanos. Cada partido es un nuevo conjunto de desafíos y realmente me encanta resolverlos”, señala Jaden en la web oficial de la MLB.
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Andre Agassi y Steffi Graf posaban sonrientes con él mientras firmaba por la USC, tras cerrar su era high school. “Parece ser brillante”, señala un padre cuyo orgullo plasma en su cuenta de Twitter oficial, con los dos primeros tuits dedicados al aspirante a profesional de béisbol (diestro de 1,91 metros de estatura y 96 kilos).
Satisfacción parental y también cierto alivio, ya que el estadounidense y la alemana nunca escondieron que no querían que Jaden ni la más pequeña Jaz Elle (16 años) se asomasen al tenis.
Steffi era profesional a los 14 años, empujada por un padre dominante, Peter, que acabó en la cárcel por sus trapicheos económicos. Andre se declaró con el tiempo víctima de la obsesión del ex boxeador iraní Mike Agassi, llegó a aborrecer el tenis. No querían una experiencia igual para sus niños. “No queríamos entrometernos, queríamos que hicieran su camino”, explicaba Andre. Jaden nunca cogió la raqueta, si jugaba más, de vez en cuando, Jaz. “Si me dijera que quería ser tenista, hubiera respirado hondo y la hubiera apoyado”, matiza.
No deseaban herederos tenistas, y no los tendrán. Es el pelotazo que más ansiaban dar el par Agassi-Graf, casados desde 2001. Aunque el apellido Agassi debería sonar en la élite del deporte, del béisbol, en poco tiempo. “Tiene compromiso y talento, lo cual me encanta”, explica Andre, siempre más activo públicamente que Steffi.
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Jaden se siente agradecido por su formación. “Una cosa que realmente se me ha contagiado es su ética de trabajo. Realmente una bendición que me enseñen eso a una edad tan temprana. Realmente aprecio cuánto se necesita para ser el mejor en algo”, señala en un reportaje de la MLB señalándole como un jugador con cualidades.
Campeón o campeona de Wimbledon
Antes de nacer incluso, el 26 de octubre de 2001 en Las Vegas, de que se conociese su sexo, las casas de apuestas británica lanzaron el reto de que sería un futuro campeón de Wimbledon. Se pagaba 500 a 1.
John Korff, organizador del torneo de Mahwah, ofreció a su pareja amiga 10 millones de dólares a cambio de que la niña (fue niño) jugase su torneo en la edición de 2017. Hubo un río de dinero especulando sobre un destino que acabó en el béisbol.
Andre Agassi ha vuelto a ser un personaje cotidiano del ATP Tour como entrenador, aunque puntualmente, en grandes eventos. No tuvo éxito su asistencia a Novak Djokovic haciendo dúo con Radek Stepanek, con quien repitió luego a cargo de Grigor Dimitrov. A sus 50 años no descuida su fundación, como tampoco Steffi la suya, además de sus proyectos benéficos comunes
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