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Jamala es un nombre de exiliada


Las ramificaciones eurovisivas de la invasión rusa a Ucrania no acaban con la suspensión de la participación de Rusia en el próximo certamen. Jamala, la cantante ucraniana que ganó Eurovisión en 2016, ha huido de su país en coche con sus dos hijos dejando a su marido en casa —los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país por si son llamados a filas—. Han tardado cuatro días en recorrer poco más de 500 kilómetros, sin comida y teniendo que hacer paradas espontáneas, y el último tramo hasta cruzar la frontera con Rumanía lo tuvieron que hacer a pie.

La canción con la que Jamala ganó Eurovisión, 1944, rememoraba la deportación estalinista de los tártaros de Crimea, que afectó a su familia. Para poder participar en el concurso, apolítico desde sus estatutos, se argumentó que solo abordaba un acontecimiento histórico cuando en realidad escondía una nada velada crítica a Putin por la adhesión de Crimea en 2014. “Todo esto ha pasado y volverá a pasar”, que decían en Battlestar Galactica.

Mientras tanto, en España algunos espectadores andan preocupados por si la letra de SloMo hace apología de la prostitución, como si fuera Me gusta ser una zorra. TVE se debe a sus televidentes, así pues, María Escario, Defensora de la Audiencia, ha dedicado parte de su intervención mensual a este asunto junto a Ignacio Elguero, director de Educación, Diversidad Cultural e Internacional, que ha explicado lo evidente: “Es una letra lúdico festiva que juega con el tema de la seducción”. Muchos agoreros defienden que estas controversias de chichinabo explican la debacle occidental, cuando lo que son, sobre todo, es señal de que lo esencial lo tenemos bien cubierto. Bendito recordatorio bobo de que no tenemos que huir de casa para salvar a nuestros hijos.

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