Fracaso absoluto. Es la mejor forma de describir lo que James Harden ha supuesto en la eliminatoria ante Miami para los 76ers, aunque quizás también en general desde el momento de su traspaso.
Llegó a Philadelphia en medio del culebrón de Ben Simmons, forzando su salida de Brooklyn y con un plan claro: aprovechar al mejor Joel Embiid para hacer campeones a los Sixers. Sin embargo, a la hora de la verdad Harden no ha hecho más que decepcionar.
“Todos esperábamos al Harden de Houston pero ese ya no es él. Ahora es más un generador. Sigo creyendo que, a veces, podría haber sigo más agresivo de cara al aro“. Estas fueron las palabras de Joel Embiid poco después de caer eliminados ante los Heat.
El mejor año de la carrera del camerunés, uno en el que se quedó cerca de hacerse con el MVP, desaprovechado porque Harden, simplemente, no quiso. Y es que esa es la sensación que la barba ha dado en esta post-temporada: apatía y dejadez.
Lo de anoche en el último encuentro ante Miami es una muestra más, aunque quizás la más sangrante. Harden anotó 11 puntos en todo el encuentro pero lo peor es que lo hizo en los primeros 21 minutos.
Tan solo dos tiros a canasta desde que quedaron 3 minutos para el descanso, fallando ambos. No atacó el aro, no fue vertical ni agresivo y siendo sinceros apenas generó peligro para los suyos en un partido decisivo.
Es la primera vez en toda su carrera que supera los 40 minutos jugados sin haber tirado un solo tiro libre. Teniendo en cuenta que la NBA cambió las reglas por él y su capacidad de generar faltas, este dato apunta directamente a Harden.
Su serie ante Miami se ha caracterizado por una desidia constante, una que se incrementaba con el paso de los minutos para dar paso a unas segundas mitades absolutamente esperpénticas.
Harden ha promediado 5.3 puntos, 5.3 tiros de campo y un pobre 28% de acierto en tiros tras el descanso durante los seis encuentros que ha durado la eliminatoria ante los Heat. Números impropios de una estrella ganadora de MVPs y que forzó su salida de los Nets.
Todo lo que en Phila esperaban, no ha sido. La estrella que podía acompañar por fin a su líder, no ha sido. Embiid ha jugado con el ligamento de la mano roto, con una fractura en el ojo y superando todas las adversidades. Harden no ha sido capaz siquiera de anotar en la segunda mitad de su último encuentro del año.