James Rodríguez no sabe contra quién juega

Ya poco o nada queda de aquel James Rodríguez que fascinó al mundo en Brasil 2014 para aterrizar en el Real Madrid por 63 millones de euros como un galáctico más. Confinado en casa desde hacía días por un contacto estrecho con un contagiado por covid, el pasado jueves el hoy centrocampista del Everton, de 30 años, estaba conversando casualmente con sus seguidores en la red social Twitch cuando admitió: “No sé ni con quién juega Everton, si me pueden decir por favor”. Su equipo se enfrentaba dos días después al Leeds de Bielsa -fue un apasionante empate a dos-. El comentario de James enfureció a los aficionados del conjunto inglés, en lo que parece ser la gota que ha colmado el vaso tras meses de polémica en polémica. El nuevo entrenador del equipo, Rafa Benítez, ya había dicho que no contaba con él y que saldría del club si llegaba una oferta adecuada.

El colombiano llegó gratis la temporada pasada a los toffees para reencontrarse con Carlo Ancelotti, que confiaba en poder volver a sacarle rendimiento tras coincidir ambos en el Madrid y el Bayern Múnich. James brilló inicialmente vestido de azul en la Premier, pero pasados unos meses volvieron a resurgir los viejos problemas, la duda sobre el compromiso del futbolista con su equipo y el futbolista figuró poco en la segunda mitad de temporada, entre lesiones y “fatiga”.

El balance del año -23 partidos jugados, seis goles y dos asistencias en liga para terminar décimos- fue menor de lo esperado, y el nuevo seleccionador de Colombia, Reinaldo Rueda, optó por no convocarlo para la Copa América. Fue una decisión polémica en el país, donde muchos hinchas, pese a todo, siguen considerando a James Rodríguez su mejor jugador y pieza irremplazable para la selección.

El futbolista tampoco reaccionó bien. Envió un comunicado expresando su decepción y rebatiendo la justificación que había dado Rueda de que no estaba completamente recuperado de una lesión. Unos días más tarde, subió el tono. “Fue una decisión del cuerpo técnico, pero yo no lo comparto porque me faltaron al respeto. Otra cosa es que me digan que no cuentan conmigo porque no les gusto como jugador, ahí cierro el culo y me voy”, dijo hablando en directo por Instagram con sus excompañeros de selección Teófilo Gutierrez y Camilo Zúñiga.

James Rodríguez sorteando un par de zapatillas firmadas en su canal de Twitch, el viernes pasado.
James Rodríguez sorteando un par de zapatillas firmadas en su canal de Twitch, el viernes pasado.

Desde entonces es más común verlo colgando fotos de sus vacaciones y haciendo directos, que entrenando o jugando al fútbol. Al margen de su rendimiento sobre el campo, James es una celebridad de las redes sociales. Es el cuarto futbolista con más seguidores en Instagram -96 millones, solamente detrás de Cristiano Ronaldo, Messi y Neymar-, y los diferentes paquetes de suscripción a su canal de Twitch van de 4,99 a 24,99 dólares (4,25 a 21,27 euros) al mes. El viernes pasado sorteó entre sus suscriptores unas zapatillas firmadas, pero no pidió disculpas por no haber sido capaz de nombrar al próximo rival de su equipo.

El primero en lanzar esas críticas ha sido, precisamente, su entrenador, Rafa Benítez, con quien, al igual que con Carlo Ancelotti, se reencontró en el Everton tras haber trabajado juntos en el Real Madrid. Pero a diferencia de con el italiano, su relación con Benítez nunca fue buena y en el club inglés ha ido a peor. “Como entrenador intentas poner un equipo que puede ganar partidos. Yo no estoy revisando el nombre del jugador, su popularidad ni cuántos seguidores tiene en redes sociales. Solo estar seguro de que pueden hacer el trabajo. Creo que los hinchas, lo que están buscando siempre son jugadores que lo van a dar todo por la camiseta y van a intentar ganar”, zanjó Benítez en una rueda de prensa reciente sin nombrar directamente al mediocampista colombiano.

James está en venta, pero lo difícil está siendo encontrar un club dispuesto a llevárselo. Con un salario de unos ocho millones de euros al año y problemas físicos, parece que hay pocos clubes dispuestos a apostar por él. Cerca de cerrarse el mercado de fichajes no se sabe dónde jugará la próxima temporada, o cuál serán sus siguientes rivales.

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