Vestida con un jersey y un pantalón que marcan el pecho y la tripa y sujetando una galleta mordisqueada. Jamie Lee Curtis ha querido promocionar su nueva película, Everything Everywhere All at Once, en Instagram con una fotografía de su personaje con la que se aleja de la imagen de mujer esbelta tanto dentro como fuera de la pantalla. Y lo ha hecho, además, a propósito, para reivindicar la aceptación del cuerpo tal y como es a través de un texto en el que asegura que para este largometraje pidió que nada de su físico se ocultara, lo que le ha hecho sentirse “más libre y creativa físicamente”.
La actriz, de 63 años, ha ido más allá en la red social, contando su propia experiencia al respecto y afirmando que lleva “metiendo estómago desde que tenía 11 años”, cuando en la adolescencia se empieza “a ser consciente de los chicos y los cuerpos” y además los pantalones vaqueros “son súper ajustados”. “Decidí renunciar y liberar cada músculo que tenía y que solía apretar para ocultar la realidad”, ha añadido, en relación a su elección al participar en el largometraje.
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En su reflexión, la estadounidense hace referencia además a la existencia de toda una industria que mueve millones de dólares y cuyo propósito es “ocultar cosas”. “Correctores. Moldeadores de cuerpo. Rellenos. Tratamientos. Ropa. Accesorios y productos para el cabello. Todo para ocultar la realidad de quienes somos”, ha afirmado ante sus casi cuatro millones de seguidores en la plataforma.
Principalmente en ochenta y noventa, Curtis mostró en varias ocasiones su tonificado físico en varios largometrajes como Perfect (1985) y Mentiras arriesgadas (1994), donde realizaba un striptease ante a Arnold Schwarzenegger y que, a principios de este años, calificó en la revista InStyle como una “experiencia poderosa de la que nadie más podía atribuirse el mérito”.
No es la primera vez que la intérprete se manifiesta sobre el culto a la apariencia física. En octubre del pasado año, en una entrevista con Fast Company, aseguró que “la tendencia actual de rellenos y procedimientos estéticos y esta obsesión por los filtros y las cosas que hacemos para ajustar nuestra apariencia en Zoom están acabando con generaciones de belleza”. Ella confesó entonces haber probado la cirugía plástica, aunque “no funcionó”.