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Javier Gutiérrez cruza la tierra de los sabores

“El sonido del río Nora y el cencerro de las vacas me reciben igual que al monarca Alfonso II el Casto”, confiesa Javier Gutiérrez (Lluanco / Luanco, 1971) mientras cruza por el mismo puente por el que atravesara 12 siglos atrás el rey, estableciendo el kilómetro cero de la que llegaría a ser la peregrinación más famosa del mundo: el Camino de Santiago. El actor parte de Oviedo / Uviéu y se dirige a Grau / Grado, 26,5 kilómetros que lo llevarán a través de paisajes deslumbrantes, un estímulo para su mente y sus sentidos, con paradas que le permitirán degustar manjares como el queso con Denominación de Origen Protegida (DOP) Afuega’l pitu. Una etapa, esta cuarta de su aventura Un Paraíso en el Camino que, ante todo, le dejará una enseñanza grabada: “Dicen que lo que el Camino te da, tienes que devolverlo”, una suerte de “karma a la asturiana”, explica el actor. Y es mucho, lo que el Camino puede dar a un peregrino…

El Camino Primitivo, el que nace a las puertas de la catedral de Oviedo / Uviéu —templo que alberga algunos de los símbolos del Principado, como las cruces de la Victoria y de los Ángeles— discurre, en su primera etapa, desde la capital hasta la villa de Grau / Grado, atravesando el concejo de Las Regueras. Casi una treintena de kilómetros cuyo trazado lleva al viajero por las estribaciones del monte Naranco, con algunas de las perlas más bellas de la arquitectura prerrománica de la región, y por aldeas como Llampaxuga y Lloriana, antes de ascender hasta Taraniellu y volver a bajar hacia Premoñu.

En Las Regueras, tierra de verdes pastos, los vaqueiros mantienen viva la tradición de la trashumancia, “un delicioso paisaje del que los paisanos sacan los sabores más asturianos”, dice Gutiérrez, a su paso por esas tierras. Irá encontrándose con hórreos y paneras como los de Peñaflor, un patrimonio cultural valiosísimo, antes de arribar a la capital moscona y asomarse al centro de su casco histórico, con visitas obligadas como el palacio de Valdecarzana o, sobre todo, su plaza, más aún en días de mercado: “un festival de productos locales”, tal como lo define el actor, antes de acercarse a probar uno de los cuatro quesos con DOP o las afamadas mieles de la zona.


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