Jaylen Brown no quería unirse al resto de sus compañeros de los Boston Celtics en el retorno a la competición de la NBA a finales de este mes en Orlando, Florida. “Puedo hablar por mí mismo mejor que nadie, y quiero dejarlo claro: no quería ir a Orlando”, ha explicado el escolta en rueda de prensa telemática con medios de Estados Unidos.
“Tenía recelos no solo por el tema de la justicia social, sino también por la COVID-19 y unos asuntos familiares. Una vez pensé sobre la oportunidad que la organización y la NBA me presentaban para jugar por algo más grande que mi persona, habría firmado en ese mismo instante”.
Para Brown, la falta de información por parte de la liga y el hilo de rumores que precedió a la consecución de los planes definitivos de la organización liderada por Adam Silver fue el factor clave que llevó a muchos jugadores a dudar sobre si unirse al plan de Orlando o renunciar al baloncesto y sus salarios. “Creo que fue falta de información, o mala información que se compartió”, piensa.
“Mi plan es usar mi voz cuando esté allí abajo. Mi plan es inspirar y arrojar luz a cosas que están siendo ensombrecidas, y espero que la NBA y nuestra organización lo puedan entender”, comenta el jugador de los Celtics, que se dejó ver en algunas de las manifestaciones en la calle de las últimas semanas. El jugador viajó a su Atlanta natal, de hecho, junto a Malcom Brogdon, de los Pacers.
“Fue una experiencia interesante, me salió impulsivamente viajar allí, de donde yo soy, para unirme a la causa”, reflexiona. “Fue una protesta pacífica, pero nos topamos con algún problema. La relación de la sociedad con la policia debe mejorar, o vamos a ver más injusticias o a la gente tomar más consciencia”.
Brown compartió también su preocupación inicial con la relación entre deporte y cambio social: “Primero pensé que podría servir como una distracción, pero después de todas las conversaciones que hemos tenido creo que va a realzar el tema en vez de ensombrecerlo”.
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