Joachim Löw, el entrenador con el que Alemania levantó la Copa del Mundo en 2014, dejará el cargo de seleccionador después de la Eurocopa de este verano tras 17 años ligado a la Mannschaft. “Doy este paso muy conscientemente, lleno de orgullo y enorme gratitud, pero al mismo tiempo sigo muy motivado para la próxima Eurocopa. Me siento orgulloso porque he trabajado con los mejores futbolistas del país durante casi 17 años y los apoyé en su desarrollo. Tengo grandes triunfos con ellos y derrotas dolorosas, pero sobre todo muchos momentos maravillosos y mágicos, no solo ganar la Copa del Mundo de 2014 en Brasil”, rememoró el seleccionador en un comunicado.
El técnico, de 61 años, es el seleccionador alemán con más partidos al frente del combinado germano, 189, con un balance de 120 victorias, 38 empates y 31 derrotas, con 448 goles a favor (2,37 por partido). Es también el técnico que más triunfos ha conseguido a nivel de selecciones en la historia, por delante del uruguayo Oscar Tavárez (100) y su compatriota Sepp Herberger (94). Sin embargo, el último partido que disputó fue contra España, en la Liga de las Naciones, y los de Luis Enrique consiguieron una victoria histórica de 6-0.
Löw comenzó su andadura en la selección como asistente de Klinsmann en 2004. Su primera gran competición fue el Mundial de 2006 en Alemania, en el que los locales cayeron en semifinales ante Italia, que a la postre levantaría el trofeo en Berlín. Tras el torneo, se hizo cargo del equipo y poco a poco intentó reformular el fútbol alemán, sobre todo una vez que se enfrentó a la selección española.
En 2008, alcanzó la final de la Eurocopa pero el gol de Torres le privó de su primer título. Dos años después, en el Mundial de Sudáfrica 2010, volvió a quedarse pasmado ante el juego de España en las semifinales. Tras el encuentro, el seleccionador germano se acercó a Xavi para declararle que aquel equipo era el mejor que había visto en su vida.
El juego de toque y posesión practicado por aquella selección española enamoró a Löw, que intentó trasladarlo a Alemania, añadiendo sus matices. Eligió a Kroos para actuar de Xavi, el centro de operaciones del centro del campo. Schweinsteiger aportaba experiencia y serenidad, y Khedira la garra para echar el equipo hacia delante. Möller y Klose eran los Villa y Torres de aquel equipo, uno fijando a los defensas para que el otro apareciese por los espacios. Con estos mimbres, arrasó en 2014 en el Mundial de Brasil hasta ganarle la copa a la Argentina de Messi en Maracaná. Aunque el partido más histórico de aquel torneo fue en las semifinales, contra la anfitriona Brasil, a la que borraron del mapa por 1-7.
En la Eurocopa de 2016, alcanzaron las semifinales por quita vez consecutiva en un gran torneo, pero Francia les privó de la final que acabaría llevándose Portugal. Fueron años felices en la Mannschaft, que logró alzarse con el Europeo sub-21 y la Copa Confederaciones en 2017 sin contar con la mayoría de los jugadores campeones en 2014.
Renovación frustrada
Tras caer con estrepito en la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018, fueron muchas las voces que pidieron la cabeza del técnico, pero este decidió seguir al frente para liderar la renovación generacional de la selección. Sin embargo, la transición no está siendo especialmente dulce. La calidad de jugadores como Kimmich, Werner, Sané o Gnabry no ha conseguido desplegarse del todo con la camiseta de la selección.
La derrota en el Mundial llevó al entrenador a descartar a Özil, Müller, Hummels y Boateng pero Löw no ha encontrado en los jóvenes la respuesta que esperaba, y admitió que seguramente recurría a alguno de estos veteranos para la Eurocopa de este verano. “La realidad es que la pandemia nos ha privado de casi un año de preparación. Ahora podemos preguntarnos si no debemos interrumpir esta renovación, en caso de que sea absolutamente necesario. Müller cumple con el perfil de requisitos para el Campeonato de Europa”, declaró Löw hace unas semanas.
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